Ruta 22 : » Caras y caretas»

Carta de Lector

Por Carta de lector

Javier Alberto Genoud, DNI 17.506.130

Y ahí están otra vez. Los mismos de siempre. Sentados en ronda, cara de preocupación, declaraciones altisonantes y promesas de “acciones concretas”. Esta vez, el drama es la Ruta Nacional 22, una trampa mortal que atraviesa nuestra región y que desde hace más de 15 años espera (pacientemente) que alguien se digne a terminar la obra de ampliación. Es indignante escuchar a intendentes, legisladores y referentes institucionales (muchos de ellos con más de 20 años de carrera política a cuestas) hablar como si fueran recién llegados, sorprendidos por una realidad que ayudaron a construir (o, mejor dicho, a destruir) con su inacción.

¿Dónde estuvieron todo este tiempo? ¿Cuántos gobiernos provinciales y nacionales pasaron mientras la Ruta 22 se convertía en un camino de muerte? La reunión fue convocada por la CAIC y contó con la participación de la intendenta de Roca, María Emilia Soria; el intendente de Cipolletti, Rodrigo Buteler; legisladores provinciales y otros referentes del Alto Valle. Todos muy compungidos, como si el desastre actual de la ruta 22 les hubiera caído de sorpresa.

¿De verdad? ¿En serio recién se dan cuenta? Pasan los años, pasan los gobiernos, y pasan (pero no se van) los mismos nombres. Funcionarios que vienen rotando cargos desde hace más de dos décadas ahora se escandalizan porque la obra no avanza. Qué curioso.

La intendenta Soria, por ejemplo, ahora dice que hay que “dejar atrás los pretextos” y seguir insistiendo con la obra. ¿Y qué hicieron todos estos años mientras la ruta se convertía en una ruleta rusa diaria? ¿Cuántas veces más van a descubrir el problema como si fuera nuevo? Ahora, como broche de oro, nos anuncian que están evaluando “acudir a la Justicia” porque el Gobierno Nacional no incluye la obra en el presupuesto. Después de 15 años de vueltas, ahora sí se van a poner firmes. Qué timing. No se engañen: esto no es gestión, es marketing político tardío.

La Ruta 22 es el monumento al abandono, una herida abierta en el Alto Valle. Y los responsables no están lejos: están en cada foto de cada reunión, sentados cómodamente, hablando de lo que jamás resolvieron. Mientras tanto, los que manejamos por esa ruta seguimos jugando a la suerte. Eso sí: nos queda el consuelo de que los funcionarios siguen “preocupados”.

Por lo menos eso no cambia. La ruta 22 es una vergüenza nacional y un reflejo brutal de la desidia política. Basta de discursos reciclados. Exigimos hechos, no más excusas. Porque las vidas que se pierden en esa ruta no entienden de internas ni de presupuestos. Vayan pensando que quizá estos sátrapas piensan en una nueva fórmula política “Roca-Cipo” o “Cipo-Roca” dependiendo de sus egos…


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