Centenario y Plottier

El problema de la basura en Centenario enfrenta tres desafíos en el corto plazo. El primero es el vencimiento a fin de año del contrato con la firma que envía los residuos domiciliarios a su tratamiento en la planta de Neuquén capital. El segundo es ver cómo hace para remediar el antiguo vertedero a cielo abierto, un foco contaminante para la ciudad. En tercer lugar, preocupa la proliferación de microbasurales en distintos barrios, a pesar de las ordenanzas que los prohíben y los operativos de limpieza con multas que realiza periódicamente la municipalidad. Centenario genera cada día cerca de un kilo de basura por habitante: casi 30 toneladas de residuos domiciliarios (con picos de 50 toneladas el sábado, ya que el domingo no se recolecta) son retiradas a diario por la concesionaria Cliba, que los traslada al recinto que administra en Neuquén. No existe recolección selectiva, aunque sí hay un sistema especial para residuos patológicos. Otros como pilas y tecnológicos tampoco tienen tratamiento, aunque hay vecinos que los trasladan a sitios de deposición en Neuquén. La ciudad debe definir en breve qué hacer con el antiguo vertedero a cielo abierto, que si bien fue clausurado hace un año, no ha tenido tareas de remediación: ni incineración ni tapado. Tiene unas 10 hectáreas de extensión y se ubica en la zona de tercera meseta (noroeste de la localidad, en el límite con Vista Alegre). El municipio estudia un plan de remediación, sin fecha de concreción. Según Elena Montoya, directora de Medio Ambiente local “el acuerdo de llevar la basura a Neuquén finaliza en diciembre. Para ese tiempo tenemos que tener definiciones sobre qué hacer y cómo actuar en el vertedero clausurado: hay dos proyectos técnicos para el tratamiento de la basura para análisis en el Ejecutivo, uno con planta separadora, clasificadora y sistema de disposición con relleno sanitario, y otro sólo con planta clasificadora”. Otro de los problemas son unos 20 microbasurales en la zona urbana, que se limpian semanalmente, con campañas informativas, 240 notificaciones semanales y multas. En tanto, en Plottier, la recolección y tratamiento de la basura refleja las recientes crisis institucionales y presupuestarias de la ciudad. Aunque hay un proyecto iniciado de planta de tratamiento, separación y reciclado, por ahora el municipio mantiene un basural a cielo abierto y el sistema de recolección es muy deficiente, al punto que muchos vecinos deben transportar en sus propios vehículos la basura hasta el vertedero local. El servicio municipal cuenta con dos camiones compactadores y otro que transporta contenedores. Hasta hace cuatro, el servicio estaba concesionado a Cliba, pero el municipio rescindió el contrato por falta de fondos. La firma tiene un juicio millonario contra el Estado. El basural, que tiene unas dos hectáreas, es a cielo abierto y se ubica al pie de la barda, frente al Parque Industrial. Allí, unas 20 familias realizan cirujeo en el predio antes del entierro periódico de los residuos, sin equipamiento o respaldo oficial. Las tierras del vertedero también están en conflicto judicial con un privado. Plottier contaba con una planta de separación y reciclado en el gobierno de Pilar Gómez (2003-2007), pero la actual gestión la encontró desmantelada. El edificio está proyectado como sede de un proyecto Girsu financiado por Nación, a un costo de 4 millones de pesos.


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