Cómo cinco empresas sociales cuidan la salud mental

Desde panificados hasta horticultura, las iniciativas generan oportunidades laborales y autonomía para usuarios en Río Negro.

Una crisis de salud mental puede afectar sensiblemente las capacidades de socialización de una persona. Pero los mecanismos de inclusión social, como el desempeño en un puesto de trabajo, pueden ser como una herramienta clave para su recuperación y bienestar.

Por ese motivo, desde el programa de Salud Mental del Ministerio de Salud de Río Negro se lleva adelante un proceso de intregación laboral a través de empresas sociales. Estas entidades están destinadas a la producción de bienes y servicios y permiten emplear a los usuarios del sistema público. Les brindan un espacio de contención.

En la provincia ya existen cinco empresas sociales: Maquinando de Bariloche, destinada a la producción textil; Proyecto Trigo de El Bolsón, orientada a la panificación; Un Nuevo Comienzo de Maquinchao, prestadora de servicios turísticos; Chacra Unión de Viedma, productora de productos hortícolas; y Vivero La Esperanza, que también está asentado en la capital provincial.

“Todos los emprendimientos sociales de salud se constituyen como un espacio terapéutico que apuntan a la reinserción sociolaboral de las personas. No son talleres protegidos. Son espacios socioproductivos, donde se produce, se vende y se compra”, expresó a Diario RÍO NEGRO Darío Cabrera, encargado del programa provincial de Salud Mental.

El objetivo fundamental es generar recursos y garantizar una vida activa a un sector de la población históricamente “olvidado”. Se basan en la premisa de que el trabajo dignifica a la persona y tiene un impacto directo en su bienestar.

“Pensamos que las personas tienen una potencialidad y un lado saludable siempre. Haber tenido una crisis no implica que se interrumpa tu vida y que pierdas todo contacto con la realidad, con tus pares y la comunidad con la que creciste. Puede que necesites acompañamiento en algunas tareas, pero no implica que no puedas realizarlas”, afirmó Cabrera.

En Bariloche, la empresa social Maquinando se dedica a textiles/Chino Leiva

Que es una empresa social


Una empresa social es un modelo de negocio que, basado en los lineamientos del mercado, busca generar un impacto positivo en la comunidad.

En el caso de Río Negro, ese tipo de emprendimientos forman parte de los dispositivos públicos de Salud Mental y se encuentran reconocidos en la ley provincial de desmanicomialización N° 2.240. Su reconocimiento oficial llegó tras la promulgación de la normativa en 2018, aunque las primeras experiencias ocurrieron con anterioridad a esa fecha.

El organigrama de la empresa social es similar al de una cooperativa. Son los mismos socios quienes participan de la toma de decisiones en asambleas, en las cuales se determina el reparto de dinero, la inclusión de nuevos productos para venta o la compra de maquinaria.

Como toda compañía, la intención principal es garantizar su sustentabilidad. La provincia solo asiste económicamente en compras especiales, gastos de seguro laboral o el alquiler de los sitios de trabajo (en algunos casos).

“Buscamos generar un marco legal que les permita competir en el mercado de igual a igual con el resto. Por ejemplo, actualmente no pueden ser proveedores del Estado en algunas cosas porque se necesitan un montón de requisitos legales”, añadió Cabrera.

Por otra parte, sus integrantes no necesitan de requisitos especiales para pertenecer. “No se necesitan precisamente porque eso los excluyó de los espacios laborales y la comunidad en general”, precisó el funcionario.


Los creadores del pañuelo de desmanicomialización


Maquinando, con asiento en Bariloche, es una de las cinco empresas sociales de Río Negro. Se encuentra conformada por unas nueve personas, la mayoría de ellas son usuarios de salud mental.

Su origen se remonta a 2008, cuando inició como parte de un taller del Centro Cultural Comunitario “Camino Abierto», un dispositivo que depende del hospital zonal Ramón Carrillo. Sin embargo, su conformación como emprendimiento privado tuvo lugar tiempo después.

“La Provincia firmó en 2011 un convenio con una ONG italiana con el fin de crear empresas sociales. Bajo ese acuerdo me capacité en economía social y solidaria en la Universidad Nacional de Quilmes durante tres años. Durante este tiempo elegí llevar adelante un taller textil. Porque los textiles son un palo que conozco muy bien, y así empezamos a trabajar”, afirmó en diálogo con Diario RÍO NEGRO Patricia Franco, psicóloga social y una de las fundadoras de Maquinando. El mismo acuerdo con la entidad italiana permitió adquirir máquinas de coser y comprar insumos.

El fuerte de Maquinando es la confección de las bolsas reutilizables, que son sometidas a estampados en serigrafía. Además, producen el pañuelo de la desmanicomialización, un símbolo creado por ellos mismos para representar la lucha por la salud mental comunitaria.


Producción triguera en la Comarca Andina


En Mallín Ahogado, un paraje rural ubicado a 15 kilómetros de El Bolsón, opera desde hace una década Proyecto Trigo, una laboradora de panificados.

“Tuvo muchas idas y vueltas, pero buscamos abarcar toda la cadena productiva de una manera local con el fin de brindar acceso a las personas con dificultad para acceder al mercado de trabajo”, comentó a Diario RÍO NEGRO Miriam Pighin, coordinadora del Centro de Educación Agropecuaria N°3, una de las instituciones partícipes.

La asociación de productores de El Bolsón es la principal proveedora de la harina, que es fabricada a partir de plantaciones locales. El sector fue una antigua área triguera, cuya producción busca ser recuperada.

Tras la molienda y la obtención de la materia prima, un grupo de 12 colaboradores es el encargado de producir los panificados. “Estos panes se venden al Estado. Por el momento, tenemos un convenio para proveer a jardines maternales e infantiles de El Bolsón una vez a la semana. Pero se evalúa expandir la producción para garantizar también el suministro a los comedores de escuelas primarias”, agregó Pighin.

En Viedma, el vivero La Esperanza ofrece lechuga hidropónica. 

Cómo es la reacción de los usuarios de salud mental


Los propios coordinadores de las empresas sociales de Río Negro evidencian un impacto notorio en los usuarios de salud mental. Además, destacan que los padecimientos cobran un papel secundario a la hora de planificar las labores diarias.

“Nosotros no nos regimos por el diagnóstico, sino más bien por la necesidad de cubrir estas soledades tan profundas. Normalmente las personas que acuden si bien tienen un diagnóstico de base, el problema detrás siempre es la soledad o el aislamiento. Nosotros luchamos contra eso”, mencionó Patricia Franco de Maquinando.

La psicóloga social especificó que el cambio generado en la comunidad a raíz de la tarea social es importante. “Hay una identidad que es la de ser trabajador, que además se comparte con todo el centro comunitario. Cuando recién comenzamos, las personas que participaban se presentaban con su afección mental. En cambio, hoy nos dicen su nombre y cuentan que es murguero, hace cerámicas, o es de teatro”, añadió.

En tanto, Pighin de Proyecto Trigo reforzó la idea de que los usuarios se encuentran acompañados en sus quehaceres con un operador de salud mental, quien realiza un acompañamiento del grupo de trabajo. Las labores comunitarias garantizan un proceso de “socialización importante”, sostuvo.

“Cada uno se pone la camiseta y participa de las definiciones de la empresa. El proyecto da posibilidades y permite insertar a estas personas que habían quedado fuera del mercado laboral”, destacó.


Una crisis de salud mental puede afectar sensiblemente las capacidades de socialización de una persona. Pero los mecanismos de inclusión social, como el desempeño en un puesto de trabajo, pueden ser como una herramienta clave para su recuperación y bienestar.

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