La megafauna dominó la dieta de los primeros sudamericanos
Un investigador del Conicet en el Museo de Senillosa, Neuquén, descubrió junto con colegas de La Plata cuál era la principal fuente de alimento para los cazadores-recolectores
Durante milenios, la dieta de los primeros habitantes del sur de Sudamérica estuvo marcada por la presencia de megafauna extinta, como los perezosos gigantes, caballos prehistóricos y mastodontes, que no solo compartieron territorio con los humanos, sino que constituyeron su principal fuente de alimento.
Así lo demuestra un estudio realizado por el antropólogo y doctor en biología, Iván Pérez, investigador del Conicet en el Museo Histórico y Arqueológico “Ricardo Pascual Rosa” de la Municipalidad de Senillosa, en Neuquén. También colaboraron los científicos Luciano Prates y Matías Medina, del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata. Los resultados se publicaron en la revista Science Advances.
Los resultados del hallazgo obligan a reconsiderar la idea dominante de que los humanos fueron actores secundarios en la extinción de la megafauna entre 12.000 y 11.000 años antes del presente en Sudamérica.
El estudio, que se centró en la región del Cono Sur, aporta evidencia arqueológica que revela la preferencia de los cazadores-recolectores por los grandes mamíferos, relegando a un segundo plano a especies como el guanaco y el ciervo.
“Hay más pruebas de la paleontología, la paleoecología y la arqueología que demuestran de manera cada vez más nítida que los humanos fueron probablemente los principales responsables de la desaparición de esas especies”, detalló Pérez en diálogo con Diario RIO NEGRO.
La desaparición de las poblaciones de perezosos gigantes, caballos prehistóricos y mastodontes provocó un cambio radical en la alimentación y el modo de vida de los pueblos nómades.
De acuerdo con el doctor Pérez, es probable que “los primeros pobladores dedicaran gran parte de su tiempo a las actividades de caza y recolección. La vida no era tan intensa como la actual”.
Debate que lleva décadas
Durante mucho tiempo, la composición del menú de los primeros sudamericanos fue motivo de debate. Se asumía que consumían lo que encontraban, desde guanacos hasta aves y pequeños mamíferos, y que la megafauna tenía un papel marginal.
Sin embargo, el científico Prates advirtió que esa hipótesis se sustentaba en un error metodológico. Eso implicaba sobrevalorar las presas que se cazaron cuando ya no existía la megafauna.
Para corregir este sesgo, los investigadores seleccionaron únicamente contextos arqueológicos bien datados y anteriores a la extinción y descartaron restos de fechas confusas. De este modo, lograron reconstruir con precisión la dieta original de los primeros sudamericanos.
El equipo revisó 41 sitios arqueológicos en Patagonia, la Pampa y el centro de Chile, aunque solo 20 cumplían con los criterios de certeza cronológica. En 18 de estos sitios hallaron restos de megafauna, y en 13 identificaron marcas humanas, como cortes o fracturas en los huesos, lo que indica que estos animales no solo eran encontrados, sino cazados y consumidos. En algunos casos, los huesos de megafauna representaban más del 90% de los restos recuperados.
Para determinar las preferencias alimentarias, los científicos clasificaron a los animales en grandes (más de 44 kilos), medianos (4-44 kilos) y pequeños (menos de 4 kilos), y aplicaron la técnica NISP, que consiste en contar los huesos identificables de cada especie.
Los resultados fueron contundentes: “la megafauna extinta domina en 15 de los 20 conjuntos arqueológicos pre-extinción”, subrayaron los autores en Science Advances. Esta supremacía incluía a perezosos gigantes, caballos y mastodontes, que superaban ampliamente a los guanacos y ciervos en la dieta.
El análisis del aporte energético confirmó esta tendencia. “Las especies extintas ocupan los primeros lugares del ranking de presas por aporte calórico”, destacaron los investigadores en Science Advances, lo que significa que ofrecían más carne y energía que los animales actuales. Solo en dos sitios, donde la presencia de grandes mamíferos era escasa, los humanos dependieron principalmente de guanacos o vicuñas.
La investigación también reveló que “el consumo de especies de menor tamaño solo se volvió importante después del colapso de la megafauna”, según el equipo de investigadores, cuando la desaparición de los gigantes obligó a los humanos a diversificar su dieta.
Los autores aclararon que el ranking de especies más consumidas sirve como guía para comprender la dieta, pero no constituye una regla universal para todo el continente. Antes de la extinción, los gigantes del pasado dominaron la dieta de los cazadores-recolectores, concluyeron los investigadores.
Comentarios