Cómo conseguir chicas

Una joven neuquina asistió a Charly García en dos de sus últimas producciones. Y aunque no trabaja regularmente con él, mantiene una relación de afecto y confianza con el músico. Conoce a la persona, no al personaje, y está agradecida por la oportunidad generosa que le dio. "Es un tipo muy humano que valora cuando uno le dice la verdad". Ella continúa con sus estudios de medios de comunicación y a la hora de elegir prefiere estar con sus afectos.

Fue en setiembre del año pasado. Ana Bonet preparaba un corto sobre tribus urbanas de los «70 y fue a entrevistar a Charly García. La nota empezó en el departamento y se interrumpió en Ituzaingó, adonde Charly fue a buscar a su entonces novia y terminó preso por la denuncia del padre. La cámara que llevaban Ana y sus compañeros registró todo lo que ella recuerda ahora como «aquel triste episodio», y a pesar de las ofertas de compra de los canales de televisión, las imágenes nunca se vendieron.

«El se contactó con nosotros para agradecernos nuestra actitud, y dijo que las puertas estaban abiertas para la nota. Hicimos la nota, le gustó bastante y como necesitaba alguien en producción y prensa para la sinfonía y la muestra plástica, me propuso ese trabajo como forma de agradecimiento».

Con 21 años explosivos de energía contagiosa y alegre, Ana es una neuquina «nacida y criada», estudiante de Medios de Comunicación de la UBA y producción de televisión en TEA.

Finalizada la muestra plástica, terminó también el vínculo laboral: asistir a García demanda mucho tiempo y Ana quiere preservar sus relaciones personales y seguir sus estudios. Para Charly, ella es «la académica, la seria, la careta», dice Ana y hace estallar su risa desvergonzada.

«Fue un regalo que me hizo el aprender muchas cosas en esos meses, y lo hizo intencionadamente. Supo que me estaba dando una oportunidad y que en mí estaba aprovecharla. Le gusta ser el padrino de la gente y dice que soy como su invento. A veces lo visito, estoy pendiente de lo que hace.

«Es un tipo muy humano que valora que uno lo atienda y le diga la verdad o lo contradiga cuando es necesario. Creo que en mí confía porque no siempre estuve de acuerdo con lo que declaraba a la prensa o a personas que le jugaban en contra. Supe decírselo; siempre lo entendió finalmente».

Porque lo conoció en un momento de gran vulnerabilidad o por las antenas sensibles de las que está dotada, Ana y Charly se vinculan respetuosa y cariñosamente. Fuera del trabajo específico para el que fue contratada, ella no entra a «la fiesta charliana» pero anda cerca para mimarlo y, si da, pelearse con él.

«Hay que humanizarlo y ayudarlo a manejar su vida como cualquier persona. Que no pueda una cosa tan básica como acceder a la casa de su chica porque había 25 medios en la puerta fue muy triste para él. Es sumamente sensible, temeroso de la traición; cuando lo conocés y él cree que podés llegar a ser su amiga, te pide que no lo cagues, que no le mientas. Es como un pacto que algunos respetan y otros no. El no miente, es muy auténtico, muy trasparente».

Con un equipo permanente de tres personas -secretaria, mánager y asistente técnico- Charly García contrata prensa sólo en ocasiones. Por lo común, él trata directamente con los medios y decide a qué periodista o medio da una nota. Lo llaman desde temprano, cuando desayuna mientras lee los diarios y, como se sabe, no necesita pedir entrevistas.

«Por suerte no tuve que parar escándalos. Fue casualidad porque cada tanto aparece en los medios por estas cuestiones. Para mí fue bueno promocionarlo como lo que es, un artista, y no un showman o Míster Escándalo. El trabajo de un agente de prensa es instalarlo o promocionarlo en los medios; en este caso es al revés, porque todos los medios vienen a Charly permanentemente y lo que hay que hacer es filtrar, lo que es mucha responsabilidad. Ha pasado mucha gente por la vida, la casa y el estudio de Charly. Muchos han sacado provecho, pero yo respeto a todos y me respetan. Fue un gusto trabajar con él pero también es un gusto para mí levantarme temprano, tomar mate y estar con mi novio y mis amigos y eso no lo dejo por nadie. Ni aun por Charly García». Esto dice Anita, que toma café y fuma en el bar de Coronel Díaz y Santa Fe. Pide diez latas de Coca para García, paga, se despide con afecto y deja el bar, que queda en silencio, vacío de tanta resuelta humanidad.

Mónica Reynoso


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