“Con Pichetto estoy cruzado”

— En la leonera -apelando a un término que encantaba a El Mono Gatica- ruge que Miguel Pichetto acuna sueños de estar como vice en la fórmula K en 2015. ¿Qué sabe usted de esto?

— Nada.

— No sea mezquino en la respuesta…

— Es que no sé nada de eso. Y si Miguel tiene esa aspiración, es absolutamente legítimo.

— ¿Cómo es su relación con él?

— Y… estamos cruzados.

— ¿Ni en la sopa se pueden ver?

— ¡No, no, nada de eso! Se trata de una ironía sobre nuestros pasos políticos o de dónde arrancamos con la vida…

— Él es de arrabales al sur-sur… Más allá del Riachuelo… La Crucecita…

— ¡Más abajo! Es de Banfield, tierra con prosapia inglesa. Pero políticamente arrancó en Sierra Grande. Yo nací en San Antonio Oeste pero arranqué en Banfield, luego Lomas de Zamora. Le tengo mucho respeto político e intelectual. Y de su rol en el kirchnerismo habla el cargo que tiene como senador. Comparto mucho de lo que piensa. También tengo diferencias.

— ¿Cuáles?

— ¡No se las voy a decir a usted! Me gustaría debatirlas con él antes de tirarlas públicamente…

— Entonces son diferencias importantes.

— En el campo de las ideas… ¡Pocas cosas más apasionantes que debatir ideas!

— Por su conformación socioeconómica, por expresar mucha clase media en diferentes planos de evolución, por ausencia de estructuras sindicales gravitantes aferradas sí o sí al peronismo, en Río Negro -de golpe- el peronismo es todo el poder político. ¿Cómo lee esto?

— Lectura sencilla. No ancla -tampoco lo desconoce- en el cansancio de la sociedad por casi 30 años de radicalismo, sus usos, cultura de ejercer el poder. Pero Río Negro es un ejemplo de cómo el peronismo, después de durezas internas agrias incluso, se supo ordenar y expresó a la mayoría. Y Miguel fue esencial en ese proceso.


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