Confuso incidente con una inspectora de tránsito 

La mujer se sintió acosada por un hombre que la habría insultado. El otro protagonista de la historia asegura que ese diálogo no existió. Fue en pleno centro y terminaron los dos por un rato en la comisaría.

NEUQUEN (AN).- Un episodio tan insólito como confuso protagonizaron ayer una agente de tránsito y el empleado de una empresa de máquinas y herramientas, que terminaron acusándose mutuamente de haberse cruzado insultos y amenazas. El hecho tuvo varios capítulos, se desarrolló a la mañana de ayer en pleno centro de la ciudad y terminó cuando la policía se llevó a los dos a la comisaría, donde cada uno dio su versión.

También le contaron el episodio a “Río Negro”. Sus respectivos relatos tienen pasajes en común pero difieren sustancialmente en los puntos centrales. Al fin, la confusión terminó dominando la historia y varios interrogantes quedaron sin aclararse.

Tan opuestas como las versiones fueron las actitudes que los protagonistas asumieron ante el cronista. A la mujer le costó una enormidad aceptar al diálogo y cuando lo hizo, en presencia de su esposo y otro compañero de trabajo, pidió absoluta reserva de su identidad.

El otro involucrado, Emilio Barrientos, de 35 años, no tuvo reparo alguno en hablar del episodio ni de posar para la foto.

Alrededor de la 9, Barrientos estacionó una pala volcadora frente a la obra de demolición de Santa Fe al 300. Mientras esperaba que llegara su patrón para que recibir las directivas, dijo, caminó hasta la esquina de Santa Fe y Alberdi, donde por primera vez se cruzó con la agente. No fueron más que miradas, según ambos relatos.

La mujer siguió cubriendo la zona y mientras labraba un acta de infracción en Ministro González y Buenos Aires, observó que Barrientos la seguía por la vereda opuesta, en “clara actitud de persecución”.

Dieron vuelta a la manzana por Alberdi, siempre observándose mutuamente pero sin que hubiera diálogo, hasta llegar una esquina donde comienzan a registrarse los hechos que motivaron las acusaciones.

“Volvía del ISSN y lo veo parado, cuando pasé frente a él me insultó con palabras obscenas que no voy a repetir”, dijo la mujer. Barrientos negó este capítulo, pero sí reconoció que dio vuelta la manzana “haciendo tiempo hasta que llegara el patrón. Hasta que decidí volver a donde estaba la máquina”, según explicó.

La mujer y el hombre coincidieron en que nunca antes se habían visto. La agente destacó que siguió caminando hasta encontrarse con dos compañeros en moto, a quienes les narró sentirse perseguida por el sujeto. Estos a su vez avisaron a la policía.

La agente, según Barrientos, se paró en Ministro González y Santa Fe y lo llamó. “¿Vos me estás siguiendo?” le dijo la mujer, a lo que él respondió que no. “Entonces ella me dijo: ‘mirá que me importa una mierda el uniforme y te puedo pegar una piña’. Yo la dejé y me fui otra vez a la máquina”, contó el hombre.

Pero según la mujer, el diálogo fue el siguiente: “¿Por qué me perseguís, no ves que estoy trabajando? Y me dijo que tenía miedo de que lo mandara en ‘cana’, porque había visto cuando me encontré con los motoristas y se dio cuenta que les había dicho lo que pasaba”.

La agente, que hace seis años está en la tarea, dijo que es la primera vez que atraviesa una situación como la relatada.

El maquinista dijo no “entender nada de nada”, pero que está muy tranquilo con su conciencia. 

“Estamos expuestos a situaciones así”

NEUQUEN (AN).- “Un caso de este tipo es el primero que me pasa en todos los años que llevo controlando a los automovilistas, pero situaciones violentas, en las que estamos expuestos y a veces sin ningún tipo de defensa, es algo habitual”, dijo la agente de tránsito que ayer protagonizó el entredicho con el obrero maquinista.

La confusa persecución de que fue objeto ayer se desarrolló a lo largo de varios minutos. La empleada municipal dijo que bien pudo ser abortada antes que terminara como terminó, si hubiera dispuesto de un elemento esencial para la tarea que cumplen, como es un aparato de comunicación.

Los agentes de tránsito municipal tienen asignadas zonas donde las violaciones de los automovilistas son cosas de cada momento. “Hay casos en los que los infractores asumen que están en falta y reaccionan como corresponde, pero se dan casos en los que los automovilistas empiezan insultándonos y hasta llegan a la agresión física”, comentó un agente.

Destacó que entre las víctimas figuran por igual hombres y mujeres. “Los conductores no reparan en nada, se creen dueños de la verdad y no aceptan que uno no hace más que cumplir con su trabajo. Nuestra tarea muchas veces excede el mero control del tránsito y tenemos que hacer de verdadero psicólogos para afrontar las más diversas situaciones”, señaló la agente involucrada en el episodio.

“Muchos de esos episodios podrían solucionarse rápidamente si contáramos con los elementos que se necesitan para trabajar en la calle. Pero en la realidad eso no ocurre y pasan cosas como éstas”, se quejó un agente.


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