Construir el país, imaginar la nación

Jorge Francisco Liernur es responsable de ofrecer un relato apasionante de los imaginarios políticos y culturales del país desde el examen crítico de la arquitectura.

Buenos Aires.- Las complejas tensiones estéticas, sociales y económicas que analiza Jorge Francisco Liernur en su libro «Arquitectura en la Argentina del siglo XX-La construcción de la modernidad», hacen de este texto un instrumento de reflexión insoslayable en las atribuladas circunstancias que vive el país.

El volumen editado por el Fondo Nacional de las Artes cumple con las exigencias metodológicas demandables al historiador, investigador y crítico de desempeño internacional.

Liernur responde con holgura a estas expectativas. Y expande su público lector ya que la envergadura del libro excede el interés del área para capturar la atención de quienes desean construir el país, imaginar la nación. El autor afronta con valentía la tarea de historiador al abarcar su investigación hasta la recta final de la centuria pasada. Su lectura del pasado reciente no se refugia en el limbo historicista que siempre «cierra» en términos de hipótesis refrendadas por lo que ya fue.

Arte y servicio, vehículo de significantes y símbolos, visión institucional, ideológica y técnica, la arquitectura es punto de flexión de la realidad de un país. Ningún lenguaje comparte con ella esta multiplicidad de códigos, funciones y condicionamientos que ponen a prueba la capacidad del arquitecto y urbanista. Y ninguna disciplina estética puede parangonar su incidencia social y las presiones que se ejercen sobre el profesional.

El libro de Liernur fue concebido inicialmente como recopilación de diversos ensayos en un volumen. Pero arquitecto al fin, comprendió que la suma de fragmentos monográficos no respondía a la necesidad de estructurar el relato de la modernidad en el país. Acorde a esta concepción el volumen se articula en seis capítulos cuyo título caracteriza el período examinado. Las décadas de 1880-1910 delimitan el tiempo de construcción del país desde el imaginario de nación marcado por el deseo de insertarse en el plano internacional. La población se acrecentó por la política inmigratoria implementada por el impulso dinámico de la generación del ochenta y esa transformación exigió respuestas formidables y múltiples. Las consecuencias de aciertos y yerros de este período ocupa buena parte de la historiografía argentina. Liernur no evade la polémica, la instala desde una tesis que respalda con investigación y argumentaciones verificables.

Beatriz Sarlo destaca desde el prólogo la magnitud del empeño del autor. Señala la valentía de formular una narración que abarca un siglo de intensa movilidad y subraya el aliento desmedido, desacostumbrado al que Liernur responde puntualmente con las exigencias de las últimas corrientes de la disciplina histórica.

El ensayista ofrece una visión descentrada, federal, de su articulada visión del país. Concierta con rigor la visión social, institucional, ideológica y técnica que vincula la práctica del arquitecto.

La postura es evidente en el capítulo «Criollos y cosmopolitas, 1910-1930» donde examina la consolidación de las obras del Centenario operada por la Comisión de Estética edilicia, la creación de obras de infraestructura y saneamiento, la edificación de barriadas obreras. El capítulo destaca los procesos edilicios en Córdoba, Tucumán y Rosario, especialmente notables en el desarrollo de los estilos art-nouveu y art decó. La complejidad de las tensiones ejercidas sobre cada proyecto son analizadas con fecunda versatilidad. Logra de este modo guiar el análisis tanto desde un proyecto de comitente particular como en aquellos donde el Estado define la dirección a tomar. Y se hace cargo también con singular agudeza de las ocasiones en donde el mercado diseña, desde la oficina del capitalista, lo que sucede sobre el tablero del arquitecto, según acota Beatriz Sarlo.

Para el lector no especializado el libro ofrece un reencuentro y comprensión de la ciudad. Da visibilidad plena y hace legible aquellos edificios que han retenido la mirada y contextualiza las experiencias fragmentarias. La completa documentación fotográfica, la imprescindible inclusión de cortes y plantas colaboran a la comprensión que el autor induce con sentido didáctico.

En la intrincada textura de los factores intervinientes en un relato de este tipo Liernur encuentra el lenguaje eficaz, comunicativo que asume las dificultades sin perder la claridad del estilo.

Arquitecto graduado en la UBA, Liernur hizo estudios de posgrado en las Universidades de Venecia y Bonn. Fue investigador del Conicet, docente de universidades argentinas y profesor invitado de universidades de Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Chile, Brasil, España e Italia.

El capítulo «El imperio de la frivolidad» cierra el libro con planteos éticos de máxima contundencia.

El hallazgo central de la tesis conceptual de Liernur instala a futuro, como demanda irrenunciable, la exigencia de dar al discurso del historiador y crítico, el sustento ético del ciudadano que se compromete con los destinos de su país y su tiempo. (Télam).

Elba Pérez


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