Cuando volver se parece a estar de vuelta
Charly García y Nito Mestre revivieron, ante unas 20.000 personas reunidas en el estadio de Boca Júniors, al legendario Sui Generis con un maratónico concierto de tres horas y media.
La fresca y ventosa noche que musicalmente se inició una hora más tarde de lo anunciado naufragó entre la nostalgia despilfarrada por las generalmente flojas versiones de los clásicos de Sui Generis y la intrascendencia del nuevo repertorio del dueto reunido en el flamante “Sinfonías para adolescentes”.
En ese camino intermedio entre la evocación deformada y el tedio, el popular y notable dueto que dijo adiós el 5 de setiembre de 1975 en el estadio Luna Park, no se reunió el jueves en la Bombonera.
De nada sirvió el aceptable presente vocal de Mestre, ni el correcto ensamble que se apreció en los primeros temas entre la discreta banda de García y la Orquesta Say No More, ni la arrolladora personalidad del autor de “Yendo de la cama al líving”, porque Sui Generis faltó a la cita.
También resultó infructuoso que el marco reuniera a los incondicionales de García con una nutrida presencia de padres e hijos que, esperaban un guiño de acercamiento generacional de la mano de los himnos de Sui Generis.
El concierto se inició con “Cuando ya me empiece a quedar solo”, los nuevos “Usame” y “Yo soy su papá”, una versión de “Afuera de la ciudad”, un cover de James Taylor y, con el viejo “Quizás por qué”, García y Mestre se trasladaron al intimista tablado circular colocado en medio de la multitud.
En ese tema, como en “Mr.Jones” o el “Blues del levante”, primó un clima de improvisación que no alcanzó a tener la estatura de “nuevas versiones especialmente trabajadas” ni, mucho menos, el espíritu de sus miradas originales.
Una aplaudida Mercedes Sosa encabezó el bello “Casandra” y dio paso a las dos únicas canciones elaboradas adecuadamente para esta vuelta: “Instituciones” y “Tango en segunda”, dos oscuras piezas que marcaron la maduración del Charly compositor y que fueron recreadas con un acertado ensamble entre la base rockera, las voces y el aporte sinfónico de la orquesta.
Menos suerte corrió el alegre y candombeado arreglo que sufrió “Necesito” y tampoco resultó bueno “Aprendizaje”, para el que se sumaron León Gieco en armónica y Juan Rodríguez (baterista original de Sui Generis) quien acertó a los parches con mejor aplomo que un desconocido por lo errático Mario Serra.
Aprovechando la visita, Gieco entonó “La colina de la vida” y se quedó para apoyar una desbordada ejecución de “Bienvenidos al tren”, donde se agregó Fito Páez en los teclados. El originalmente atractivo “Pequeñas delicias de la vida conyugal” sólo aportó más confusión y, el último instante de certeza musical se apreció en el arreglo orquestal de “Tribulaciones, lamentos y ocaso de un tonto rey, imaginario o no”.
Los deslices de la primera veintena de canciones, dieron paso a nueve temas de “Sinfonías para adolescentes” que fueron estoicamente soportados por la multitud que, enseguida, debió aguardar la pausa de 25 minutos impuesta por el artista de bigote bicolor.
De vuelta a los recuerdos, llegó el turno de una floja “Juan Represión” y una libre asociación entre “Canción para mi muerte” y “Purple Rain”. La evocación continuó con “Cuando comenzamos a nacer”, y ya con un casi desapercibido Gustavo Cerati, se sucedieron “Rasguña las piedras” y “El día que apagaron la luz”.
Juntos en el redondo escenario central, Charly y Nito improvisaron “Mariel y el capitán”, “Estación” y “Cuando ya me empiece a quedar solo”, para clausurar el programa “formal” de 40 canciones. Ante el pedido del público, Sui Generis volvió otra vez para arremeter con “El fantasma de Canterville”, “El día que apagaron la luz” y, pasadas las 2.30 de la madrugada, despedir su regreso de la mano de “Música de fondo para cualquier fiesta animada”. (Télam).
La fresca y ventosa noche que musicalmente se inició una hora más tarde de lo anunciado naufragó entre la nostalgia despilfarrada por las generalmente flojas versiones de los clásicos de Sui Generis y la intrascendencia del nuevo repertorio del dueto reunido en el flamante “Sinfonías para adolescentes”.
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