50 años de una experiencia irrepetible: la historia de Porsuigieco contada por Raúl Porchetto

La banda formada en 1974 por Charly García, Nito Mestre, Raúl Porchetto, León Gieco y María Rosa Yorio grabó un disco en 1975, que se editó recién al año siguiente. En 2025, fue remasterizado y será publicado en vinilo y CD. Ya se encuentra disponible por straming. Raúl Porchetto cuenta la historia a Diario RÍO NEGRO.

-Che, a vos te pagaron de la editorial?  -No, nada. ¿y a vos te editaron las partituras? Nada, tampoco. Pero así eran las cosas entre los jóvenes músicos en la Argentina de comienzos de los ‘70. Talentosos, creativos e inquietos, todos ellos estaban haciendo algo grande: el rock nacional.  

Todos se preguntaban lo mismo porque a todos les pasaba lo mismo: eran mal pagos o directamente estafados por las discográficas que dominaban el negocio. Un día, un puñado de talentosos músicos, amigos entre sí, se propusieron hacer algo al respecto. Y lo que se les ocurrió fue editarse a sí mismos. O, lo que era lo mismo, crear su propio sello y ser parte del negocio para que nadie seguir haciendo negocios con su música.

Para sorpresa de nadie, el proyecto editorial en manos de los propios músicos no pasó de aquel día. En cambio, y para sorpresa de nadie, de aquella reunión surgió uno de los proyectos más originales que haya dado el rock nacional: Porsuigieco, un experiencia artística y humana genuina e irrepetible que fusionó, rock, folk, jazz y la electrónica.

Formado a comienzos de 1974 por Raúl Porchetto, los Sui Generis, León Gieco y María Rosa Yorio, Porsuigieco fue mucho más que un supergrupo folk. Porsuigieco fue otras cosas. Fue el intento de independizarse de las discográficas, pero, acaso más importante que eso fue su música, el modo en que sucedió, el disco que resultó de ella y la amistad que, cincuenta años después, los mantiene unidos.

Grabado a fines de 1975 y editado en noviembre de 1976, el disco homónimo de Porsuigieco volvió a ser noticias en las últimas semanas por dos motivos. Uno de ellos, su reedición en vinilo y CD a partir de la cinta máster original. Y el otro, el reencuentro de los cinco integrantes para escuchar el material remasterizado.

La reunión de los Porsuigieco ocurrió el 28 de julio pasado en el estudio Crazy Diamond, donde el ingeniero de sonido Gustavo Gauvry -responsable de la remasterización- presentó la versión final a los músicos. Las imágenes emotivas del suceso se hicieron públicas recién el 14 de agosto, a través de las redes sociales del Instituto Nacional de la Música (Inamu), artífice de la recuperación del catálogo del sello Music Hall. Disponible en las plataformas de streaming desde el 28 de agosto, se espera que la versión remasterizada de Porsuigieco en vinilo y CD esté disponible en los primeros días de septiembre. 

Porsuigieco: un punto de partida

Podríamos ubicar el comienzo de Porsuigieco el 16 de junio de 1972, cuando tuvo lugar el Acusticazo, un festival impulsado por Litto Nebbia que unió al rock y cierto folclore en el teatro Atlantic. Del evento participaron, entre tantos otros, Raúl Porchetto y León Gieco. El sello Trova editó un disco con lo mejor de aquella jornada. Gieco y Porchetto se unieron para una gira de verano en 1973, junto al dúo Miguel y Eugenio. Los llamaron “los acústicos”. Y les gustó sobre todo porque los identificó.

Para entonces, Porchetto ya había editado su primer disco, el impresionante Cristo Rock. Publicado en noviembre de 1972, es una obra conceptual que fusionaba rock, jazz, progresiva y sonoridades de la electrónica de la época. Cristo Rock reunió por primera vez a Porchetto con Charly García.

Porchetto estaba armando su banda para grabar el disco y le recomendaron un pianista muy joven que no era otro que Charly. Porchetto lo fue a ver (y escuchar), se presentó, le contó del proyecto, Charly le preguntó qué música le gustaba y lo que Porchetto le respondió fue suficiente para no solo participar del disco, sino también para forjar una amistad que llega hasta hoy.

¿Qué fue Porsuigieco? Una cofradía de amigos, de artistas, que se quieren, se respetan, se admiran y se cuidan”. 

Raúl Porchetto

De Cristo Rock no solo participó Charly García en teclados y coros. También lo hizo María Rosa Yorio. Cristo Rock fue la primera grabación de ambos, ya que recién cuatro meses después Charly grabaría Vida, primer disco de Sui Generis. A comienzos de 1974, el dúo que conformaba con Nito Mestre era, con dos discos editados, uno de los conjuntos más populares del rock argentino; León Gieco también había hecho lo suyo y contaba con “En el país de la libertad como estandarte; y Porchetto, tras el influyente Cristo Rock, reformulaba si propuesta con Reino de Munt, una banda que profundizaría la fusión sonora. En eso andaban cuando decidieron juntarse para armar un sello que editara su propia música.

Versión original de 1976

¿Dónde fue exactamente que se reunieron para la ocasión? Cada cual tiene el suyo y ninguno coincide. Porchetto dice que fue en el departamento de su novia Alicia Sherman. Gieco en cambio, menciona el departamento que Charly compartía con María Rosa Yorio en Caballito. Mestre, por su parte, asegura que fue en casa del guitarrista Germán Escalante. Reunidos con un abogado amigo para hilar fino en la idea de armar un sello, pronto se dieron cuenta que no, que la cosa no era ni iba a ser nunca por ahí.

“Ninguno de nosotros tenía perfil empresarial”, asume Raúl Porchetto. Y fue Charly García, quien otro si no, el que propuso hacer música en vez de negocios. Todos estuvieron más que de acuerdo y de inmediato se pusieron a pensar en un recital. El debut del grupo fue el 19 de junio de 1974 en el Auditorio Kraft, una sala de unas 300 butacas ubicada en la peatonal Florida. Ese día, los flamantes Porsuigieco, ofrecieron un show acústico hecho de canciones de sus respectivos grupos y de otras que iban a ser parte del repertorio propio de Porsuigieco. Grabar un disco iba a ser el siguiente paso.

La última vez de los Porsuigieco en escena fue el 23 de septiembre de 2016, durante un concierto de Raúl Porchetto en el teatro Coliseo.

A propuesta del productor Jorge Álvarez, el grupo aceptó hacer el disco, pero con las reglas de los propios músicos: cada cual iba a proponer sus temas y se iba a encargar de “vestirlo” musicalmente y el resto lo acompañaría. Grabado en Phonalex entre el 28 de mayo y el 18 de junio de 1975, Porsuigieco incluye joyas futuras como” La mamá de Jimmy” y “La colina de la vida”, ambas de Gieco; “Tu alma me mira hoy”, una vieja composición de la prehistoria de Sui Generis; “Quiero ver, quiero ser, quiero entrar”, de Charly García que canta María Rosa Yorio y de la que surgiría “Seminare”; y la icónica “El fantasma de Canterville”, una canción que Charly le dio a Gieco.

Si Porsuigieco a le cabe el nombre de supergrupo es por los miembros que lo integran, pero también por los músicos que participaron. Veamos: Leo Sujatovich, con apenas 16 años; Gustavo Bazterrica; José Luis Fernández, Rinaldo Rafanelli, Alfredo Toth, Oscar Moro, solo por nombrar algunos. Pero había más. Por eso el disco es lo que es. 

“Mejor hagamos música”  

“¿Por qué no hacemos un editorial?”. La historia de Porsuigieco comenzó con esta preguntar, recuerda Rául Porchetto, en un extenso y cálido diálogo con Río Negro. “Lo intentamos, y nos juntamos un día, y bueno, al rato, puntualmente, nos miramos y nos dimos cuenta de que lo nuestro no lo empresarial, y a partir de ahí dijimos ¿por qué no tocamos?”. Sobre quién propuso armar el grupo, Porchetto dice que fue una idea colectiva.

“Yo creo que fue hablando del tema, creo que fue algo medio colectivo, hablando del tema de siempre, che, a vos te pagaron algo de la editorial, a vos te pagaron, te editaron las partituras… pero olvidate, con suerte registraban los temas, se aseguraban de registrar los temas porque así quedaba de ellos el nombre”.

“Entonces, siempre hablábamos de ese tema porque era el 30%, imagínate que a nosotros en ese momento el porcentaje por contrato era 3, 5% como mucho del neto descontado de la tapa del disco. O sea que la editorial se llevaba el 30%, directamente era una estafa. Dijimos, che, tendríamos que reunirnos, a ver qué podemos hacer. Fue una inquietud que estábamos todos sufriendo”.

Como todo alrededor de Porsuigieco, el nombre también fue una cuestión colectiva: “Cada uno escribía dos nombres, lo pusimos en una bolsita y a ver qué nombre le poníamos para ese encuentro. Y salió Porsuigieco y la Banda de Avestruces Domadas. Lo había escrito Charly como una broma, porque León tenía una banda que se llamaba León Gieco y la Banda de Caballos Cansados”.

Porsuigieco setentista. Nito Mestre, María Rosa Yorio, León Gieco, Raúl Porchetto y Charly García.

“A todos nos encantó eso y a partir de ahí hicimos el primer concierto en el Auditor Kraft. Después, en pleno invierno, hicimos una gira muy pequeña, que fue Bahía Blanca, Tandil y Mar del Plata. Para el verano, el representante de León nos ofreció ir a tocar a Punta del Este, pero le daban un hotel ahí dos días en Piriápolis, bueno, el asunto fue que fuimos a tocar allí, para nosotros era como unas pequeñas vacaciones, no conocíamos Uruguay ninguno de nosotros, creo, y estábamos ahí dos o tres días en un hotel y fuimos a tocar ahí a Punta del Este”.

Durante esos shows, los únicos que dio Porsuigieco, la banda fue armando la lista de temas que iban a llevar al estudio para grabar el disco. “Yo era más underground porque hacía mucha fusión, yo había hecho mi primer disco Cristo Rock, que iba a contramano de lo que sonaba, era un disco medio complicadito”, recuerda Porchetto con respecto al momento en que se forma Porsuigieco.

María Rosa Yorio y Charly García compartieron sus vidas en tiempos de Porsuigieco y de aquella relación nació Migue García, en 1977.

Después de grabar Cristo Rock, Porchetto dio forma a su nuevo grupo: Reino de Munt, del que era parte un tecladista de 14 años llamado Alejandro Lerner. También estaba Gustavo Bazterrica en guitarras, Frank Ojstersek, en bajo eléctrico, y Horacio Masuili en batería. “Yo estaba con esa banda que era una onda de fusión, y jazz rock”.

Charly García y Nito Mestre, durante la escucha del disco remasterizado de Porsuigieco, en los los estudios Crazy Diamond.

Sobre cómo fue tomando forma musical Porsuigieco, Porchetto explica: A mí me encantaba lo que hacíamos con Porsuigieco. Me encantaba Crosby, Stills, Nash & Young, , ese tipo de estructura musical. A Charly también le gustaba, por eso después hace La Máquina de Hacer Pájaros. A mí me gustaba lo que Charly iba desarrollando y a él le gustaba también lo que yo hacía. Bandas que decíamos que nos encantaban, como la Mahavishnu Orchestra, que lideraba John McLaughlin; Yes, Genesis, Return to Forever, todas esas cosas eran mi mundo. Más allá de que, obviamente, siempre me gustó toda la música, y partiendo obviamente de Los Beatles. Todo eso fue dando forma al sonido de Porsuigieco”. 

Porchetto y la amistad con Charly García

“Nos hicimos muy amigos, somos íntimos amigos. Hasta el día de ayer (N. de la R.: el lunes 25 de agosto) estuve en contacto, viste, siempre estamos en contacto. Con todos, en general. Con Nito y León, mucho. Pero últimamente, más que nada, con Charly”, destaca Porchetto.

Sobre cómo lo conoció, el autor de “Reina Madre”, recuerda: “Después de tocar en el Acusticazo y de participar del disco, me ofrecen a mi grabar un disco. Entonces yo salgo a buscar una banda y me recomendaron un tecladista que toca bárbaro, así me dijeron, ¿por qué no lo vas a escuchar?, me recomendaron. Bueno, me tomé el colectivo, me acuerdo bien, me fui al centro, yo vivía en Flores, me fui al centro, y ahí en un lugar muy chiquitito cerca de la Avenida Córdoba, ahí en el subsuelo, lo veo tocar. Lo esperé ahí afuera, ahí en el hall del lugarcito, y le dije mirá, me ofrecieron grabar un disco y estoy buscando un tecladista. Me encantó cómo tocas. Y él, lo primero que me dijo fue ¿qué música escuchás? Entonces le dije, ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta, y me dice, exactamente lo mismo, me dice, exactamente lo mismo. Le digo, bueno, se ha formado una pareja” (risas).

Charly García y Raúl Porchetto se conocieron en 1972 y desde entonces forjaron una profunda amistad.

Y sigue contando: “Me encantó que hagas esa pregunta, me dice Charly, para poner una síntesis para no perder tiempo, o a ver qué empatía había. Yo le mencioné desde Chopin a Chick Corea, John McLaughlin con la Mahavishnu, Yes, Genesis, todo, los clásicos que estaban haciendo ellos, más los Crosby Stills Nash & Young, Los Beatles, obviamente, los Rolling… yo te hubiera dicho lo mismo me respondió Charly. Chopin era como que sintetizaba un poco el estilo clásico, el romanticismo y su riqueza melódica, ese juego de disminuidos, acordes disminuidos, bueno, toda esa historia. A partir de ahí nos empezamos a juntar y empezamos a ensayar, no ese disco puntualmente, sino lo que iba a ser mi segundo disco. En un fin de semana -yo todavía vivía con mis viejos-, me encerré en mi habitación y escribí todo Cristo Rock. Lo llamé el domingo a la noche y le digo, Carlitos, mirá, ¿no querés escuchar? porque es una obra distinta, todos los temas que ensayamos quiero dejarlos para más adelante, pero me gustaría grabar primero esta obra, tenía necesidad hacerlo. Bueno, voy mañana para tu casa, me dice. El asunto es que, llegó ahí al departamento, escuchó la obra y le encantó, literalmente, le encantó. Él fue el primero que escuchaba ahí con una guitarra solo, viste, cosas que, aparte me entendía, que yo quería decir, mirá, acá violines. Todo lo que yo te decía, música electrónica y todo eso él comprendió, porque como había estudiado, tenía formación. A partir de eso, fue un poco el disparador de todo”.  

Todos de acuerdo, o nada 

 ¿Cómo hicieron para que funcionara semejante proyecto? “Muy simple. Fue muy simple. Cada uno hacía dos canciones, elegía dos canciones, y ahí, en el escenario, nos presentábamos todos, con guitarras acústicas, y cada uno hacía dos canciones, y los otros nos incorporábamos a esas dos canciones. No había percusión, no había bajo. Era un estilo bien, bien acústico”.

“El asunto fue que se trató de una reunión de amigos, nosotros no nos planteamos nada, ni hacer gira, ni nada, cuando se decidió la gira fue porque nos la ofrecieron. Lo mismo que grabar el disco, dijimos todos, bueno, grabemos, y ahí sí, llamamos músicos para hacer las canciones. Ahí el sonido deja de ser acústico y cada uno incorpora los instrumentos que necesitaba para sus canciones”.

Leo Sujatovich toca el piano en ”Fusia”, de Nito Mestre; Gustavo Bazterrica toca la guitarra eléctrica en “Las puertas de Acuario; Pino Marrone, guitarra eléctrica en “La mamá de Jimmy, “Tu alma te mira hoy”, ”Quiero ver, quiero ser, quiero entrar”, y ”El fantasma de Canterville”; José Luis Fernández, bajo eléctrico en “La mamá de Jimmy” y “El fantasma de Canterville”; Rinaldo Rafanelli, bajo eléctrico en “Viejo, solo y borracho” y “Tu alma te mira hoy”; Alfredo Toth, bajo eléctrico en “Antes de gira”; Horacio Josebachvilli: batería y percusión en “Las puertas de Acuario”; Frank Ojstersek, bajo eléctrico en “Las puertas de Acuario”; Gonzalo Farrugia, batería en “Quiero ser, quiero ver, quiero entrar” y ”El fantasma de Canterville”; Oscar Moro, batería en ”La mamá de Jimmy”, “Viejo, solo y borracho” y “Tu alma te mira hoy”; y Juan Rodríguez: congas en “Tu alma me mira hoy” y percusión en “Las puertas de Acuario”. 

Las tres canciones de Porchetto 

La idea colectiva era que cada uno de los músicos aportara dos canciones que tocaría de acuerdo con los arreglos que si autor dispusiera. Lo cierto fue que Raúl Porchetto aportó tres, solo que una de ellas… se borró. 

Porchetto tenía listas la complejísima y muy experimental “Las puertas del Acuario” y “El rey y los ángeles (la batalla). Pero esta última al parecer se borró por accidente. Porchetto, irónico, sugiere, sin decirlo, otra cosa.

«Un día me dicen que se había borrado (risas). Lo llamo a Charly y le dijo que se borró… ¿vos entendés el mensaje?, le digo (risas). Se puso como loco Charly. Bueno, Carlitos, no queda otra, vamos a grabar otra, le digo. Y arriba de un colectivo escribí ‘Mujer del Bosque’, una canción bien tipo folk. Tomábamos el 404 de Flores a Barrancas, donde estaba el estudio Phonalex. Lo pasaba a buscar a Charly por Caballito, y en el viaje entre Flores y Barrancas, en el fondo del colectivo, escribí la canción. A la que se borró la grabé en mi segundo disco. Pero aquello fue raro desde donde la miraras y desde lo que ellos tenían que hacer desde las discográficas”. 

La otra composición de Porchetto, “Las puertas del Acuario” era todo un viaje lírico y sonoro que grabó acompañado de los músicos de El Reino de Munt, Gustavo Bazterrica, en guitarra; Horacio Josebachvilli, en batería y percusión; Frank Ojstersek, en bajo eléctrico; y el sui generis Juan Rodríguez, en percusión .  

“La canción tiene que ver en su poética con mucho de lo que yo pensaba. Tuvo una característica muy especial que fue que durante varias estrofas Nito y yo cantamos letras diferentes. Él grabó su parte y yo la mía sin escuchar la parte de Nito. Cuando se escucha la mezcla es como si fuera en lenguajes diferentes, parece como si alguno se estuviera equivocando en la letra (risas)” 

La idea fue que Nito cantara como desde una realidad en tercera dimensión y desde un lugar más metafísico, de lo que va sucediendo interiormente en el ser que va hablando en tercera dimensión. Me apasionaba y me sigue apasionando la física cuántica. Era un juego de puntos de vista”, revela Porchetto. Un juego de puntos de vista. 

Las canciones de los “Suigieco” 

El disco abre con una León, “La mamá de Jimmy”, lanzada sobre un poderoso riff de guitarra de Pino Marrone y la base de los futuros “máquinas de hacer pájaros, José Luis Fernández y Oscar Moro, Gieco. Charly se sumó enclavinet y piano eléctrico. 

La segunda es “Fusia”, una de Nito Mestre, que debutaba como compositor. El piano es de Leo Sujatovich, por entonces un adolescente de 16 años. Le sigue otra de León: “Viejo, solo y borracho”, una gema electrofolk con Raffanelli en bajo y Moro en batería, y los coros muy sui generis de Mestre. 

“Burbujas musicales” es una brevísima pieza instrumental de no menos de treinta segundos, burbujas reales logradas al disolver una pastilla efervescente. Un toque de humor inevitable de parte de un grupo que se llevaba realmente bien y disfrutaba de lo que hacía. Es la única firmada por los cuatro. 

“Tu alma te mira hoy”, escrita por García y Carlos Piégari, es una canción del primerísimo primer Sui Generi, con Nito en primera voz y León en segunda, más Rino Raffanelli en bajo, Moro en batería y Pino Marrone en guitarra eléctrica. El lado uno cerraba con la ya comentada “Las puertas de Acuario”. 

 

El lado dos comienza con la tierna “Quiero ver, quiero ser, quiero entrar”, con la voz de María Rosa Yorio y la de García como soporte, a la que se suma Nito para darle un sonido excepcional, que remite . En tanto, el pianista desplegaba su virtuosismo entablando un diálogo amoroso con su pareja. Los juegos vocales entre María Rosa, Nito y Charly coronaban un momento excepcional.  La canción comienza como solía hacerlo Lebón con “Seminare” en vivo.  

Sigue la otra de Porchetto, “Mujer del bosque”, un temazo escrito en tiempo que al colectivo de línea 404 le llevó ir desde Flores a Barrancas de Belgrano. En esta participan solo los Porsuigieco, no hay invitados. “Todos los caballos blancos” es una que León grabó en su primer disco y que en este disco canta María Rosa Yorio. 

“Antes de gira”, originalmente titulada “Para María” es una de Charly que vino a reemplazar a la censurad “El fantasma de Canerville”, incluida en la primera tirada del álbum, pero eliminada en las siguientes. El bajo es de Alfredo Toth. 

Por último (o no), “La colina de la vida”. Otra gema de Porsuigieco que será parte del repertorio clásico de León Gieco, su autor.  Mestre debutó como pianista y se encargó de la distintiva melodía de la flauta traversa. García, por su parte, aportó con su sintetizador ARP String Ensamble. En la edición original, el disco cerraba con “El fantasma de Canterville”. Cuando esta fue reitada de la placa, la última fue “La colina de la vida”, al igual que en la flamante versión remasterizada, que ubicó a “El fantasma de Canterville” en la pista siete. 

Porsuigieco: lo artístico, antes que nada  

Editado a fines de 1976, el disco fue un éxito de ventas. Por supuesto, la oferta hacer un show grande no se hizo esperar nada. Les ofrecieron hacer un Luna Park, pero dijeron que no.  En realidad, Charly dijo que no. “Charly consideró que no valía la pena hacerlo. Si él aceptaba, todos lo habríamos seguido”, conjetura Gieco en una entrevista con Página/12.   

Lo cierto fue que, para cuando se editó el disco, Porsuigieco ya estaba en otra cosa. Sobre todo, Charly García, que ya lideraba La Máquina de Hacer Pájaros, un proyecto progresivo con mucho de la sonoridad que venía ensayando en Porsuigieco. Nito Mestre y María Rosa Yorio habían formado Los Desconocidos Siempre. León Gieco daba forma a su tercer disco, que no por nada se llamaría El fantasma de Canterville; y Porchetto editaba su segundo disco al que había nombrado con su propio apellido y era el que postergó en su momento para editar Cristo Rock. 

“Siempre primó la acción artística, lo poético, lo musical”, destaca Porchetto. “Desde eso partimos y después que suceda lo que tenga que suceder. Uno no piensa musicalmente, ni marketineramente, y menos en esa época, y menos con las posibilidades que nosotros teníamos, de que eso iba a ser un éxito comercial. Entonces sirvió porque se hizo un disco así de culto, pero porque la gente lo percibía. No era que sonaba todo el tiempo en las radios, la gente lo tenía y quería tener ese disco hasta el día de hoy que quieren conseguir el viejo y ahora que sale el nuevo, gente que no tiene tocadiscos y quiere tener el disco igual. Se dio así, y es lo más lindo”.  

¿Cómo terminó Porsuigieco? Simple, vuelve a decir Porchetto: nunca terminó. “Nunca lo disolvimos”, afirma. Y tiene razón. Si siempre fueron amigos, que fue la razón que los unió hace cincuenta años y los mantiene unidos hasta el día de hoy. ¿Qué fue Porsuigieco para Raúl Porchetto? “Fue una cofradía de amigos, de artistas, que se quieren, se respetan, se admiran y se cuidan”. 


-Che, a vos te pagaron de la editorial?  -No, nada. ¿y a vos te editaron las partituras? Nada, tampoco. Pero así eran las cosas entre los jóvenes músicos en la Argentina de comienzos de los ‘70. Talentosos, creativos e inquietos, todos ellos estaban haciendo algo grande: el rock nacional.  

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