Decisión sin épica

De neto corte proactivo.

Así es la estrategia que va conformando Encuentro de los Rionegrinos ante el año electoral en curso. Persuadido de que no podía demorar mucho más maniatado a los avatares del designio aliancista con el PJ, reacciona desde la acción.

Lo otro era, si no extinción, posibilidad concreta de pérdidas varias. Dilución de poder propio, por caso. E incluso daño a la propia autoestima como fuerza política.

Y entonces, casi alentado por aquella republicana apelación de «conmigo las escopetas valientes», Encuentro va en busca de su calle. Sabe cómo comienza ésta, no cómo termina. Pero no ignora que hace a la política liderar con la incertidumbre. Como también tener que optar cuando no todo está muy claro.

Pero no hay nada de voluntarismo épico en la decisión de Encuentro de divorciarse -al menos hoy- del maremandum del PJ rionegrino. Es un paso serenamente calculado por su dirigencia. Hablado hasta más allá de sol a sol.

Paso que se funda en un convencimiento que deviene incluso de la experiencia. Tanto que es compartido desde la misma racionalidad por el grueso del propio justicialismo: sin alianza electoral entre ambas fuerzas, el radicalismo llega a las urnas con campo orégano.

Entonces, si quieren llegar, se necesitan. Y querer, quieren. Lo afirman ambas dirigencias, algunos con remilgos.

¿Qué es Encuentro como poder electoral? Por lo menos, el partido liderado por Julio Arriaga parece seguir teniendo buena imagen en amplios bolsones de la provincia. Un poder que quedó ratificado ayer vía una encuesta que, no ordenada por Encuentro, sí llegó a sus manos.

– Además, en las parlamentarias se votan nombres concretos, no partidos -reflexiona el encuentrismo.

Pero en materia de votos, ¿qué es Encuentro?

Difícilmente los 100.000 que con indisimulada ironía pregona uno de sus poderes de mejor humor: Alberto Weretilneck. Pero conjugando datos propios y ajenos, hace 48 horas Encuentro llegó a una conclusión: para las urnas de octubre está en condiciones de oscilar los 35.000 o un poco más de votos.

Imprescindibles en toda sociedad electoral, al menos aquí.

– Incluso para nosotros -sentenció anoche un ministro radical.

Carlos Torrengo

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