Dura represión dejó dos muertos y agravó la crisis en Tailandia

Los militares salieron a las calles, pero no logran frenar el caos en la capital del país.

BANGKOK (Télam).- El ejército reprimió ayer con tiros de advertencia y gases lacrimógenos a miles de manifestantes en Tailandia, durante otra violenta jornada de choques entre fuerzas de seguridad y opositores al gobierno que dejó al menos dos personas muertas y más de 130 heridos.

Las muertes -que corresponden a dos hombres de 53 y 19 años- ocurrieron cuando los opositores al gobierno, que buscan la renuncia del primer ministro Abhisit Vejjajiva, se enfrentaron con residentes de la zona donde se concentraba la protesta, aseguró un portavoz gubernamental en un mensaje televisado.

Tras 12 horas de combates, soldados munidos de gases debieron desplegarse en más de 50 puntos de la capital Bangkok, epicentro de las protestas y donde rige desde ayer el estado de excepción. Por la noche, el ejército logró forzar el repliegue de los manifestantes hasta su principal centro de reunión, frente a las oficinas del premier. Durante el día, los soldados dispararon sus rifles en repetidas ocasiones para disolver a los manifestantes, que son en su mayoría seguidores del ex premier Thaksin Shinawatra.

Más de una decena de países, entre ellos Estados Unidos, advirtieron ayer a sus ciudadanos no realizar viajes a Tailandia.

La violencia amenaza con afectar los ingresos por turismo y provocar la pérdida de 200.000 puestos de trabajo de una industria clave, dijo el presidente del Consejo de Turismo de Tailandia, Kongkrit Hiranyakit. Los disturbios forzaron el cierre de negocios en la capital, así como la suspensión de las celebraciones del Año Nuevo tailandés. Durante la caótica jornada, manifestantes cortaron calles y enviaron dos ómnibus sin conductor, uno de ellos en llamas, contra los soldados. En tanto, el gobierno anunció medidas para asegurar su control de aeropuertos.

Tailandia -país que desde 1932, sufrió 18 golpes de Estado- vive una grave crisis política que lo mantiene paralizado desde 2006, cuando un golpe de Estado militar expulsó a Thaksin. A la crisis política se agrega la económica, que con una ola de despedidos en fábricas e industrias en el último año creó un caldo de cultivo para leales al ex jefe de gobierno, que desean recuperar el poder. (ver infografía)


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