Duro testimonio en el juicio La Escuelita sobre la desaparición de Cecilia Vecchi

Le había pedido a su hermana que si le pasaba algo, les contara a sus padres sobre su militancia en el ERP. No volvió a saberse nada de ella.

“Antes que obedecer, superarse”, decía la dedicatoria en manuscrito que Cecilia Vecchi le dejó en un libro a Norma Iglesias, su compañera de adolescencia en Cinco Saltos y de viaje universitario luego, cuando compartían el trayecto hasta Neuquén en un auto propio o prestado.

Al término de la audiencia de ayer, el libro (“Hacia una política científica nacional”) lo recibió como legado su hermana María Carolina, que tenía 9 años cuando a Cecilia la secuestraron en Neuquén, a los 21, de la casa de Susana Mujica.

“Todo lo que sea recuperar un poco de memoria de Cecilia me ayuda, porque el silencio fue abrumador”, explicó Carolina. Y agregó que quienes pudieran contarle de su hermana «les cuesta muchísimo hablar”.

Muy pocos indicios hubo en 45 años de lo que pudo ocurrir con Cecilia Vecchi luego del secuestro en Neuquén el 9 de junio de 1976, salvo la mención de otra detenida en Bahía Blanca, que escuchó su voz en el centro clandestino del V Cuerpo del Ejército.

“Nunca tuvimos respuestas” por su desaparición, dijo Nora, su hermana mayor. “Fue algo tan cruel, hemos sufrido tanto por una respuesta mínima, ¿qué les hubiera costado un poco de misericordia para los que quedamos?”, reclamó Nora, en busca de saber cuál fue el destino de su hermana desaparecida.

Describió que su padre buscó saber de ella en el Comando, que con su madre recorrieron la U9 y la Policía Federal; que luego buscaron en los listados de los que eran “blanqueados” y que incluso hasta el regreso de la democracia seguían hurgando en datos que les pudieran brindar sobre el destino final de Cecilia.

Un dato revelador fue la presunta participación del suboficial de Inteligencia del Ejército Julio Oviedo en el grupo de tareas que allanó la casa familiar en Cinco Saltos, cuando Vecchi ya estaba cautiva.

Nora Vecchi explicó que lo reconoció por la voz en 2008, cuando lo escuchó hablar en el primer juicio, el único tramo en el que Oviedo fue condenado a 7 años de prisión (el resto de los acusados tuvo penas de 22 a 25 años) porque sólo se le atribuyó la participación en la torturas de uno de los 17 detenidos.

De la casa de los Vecchi, el grupo de tareas se llevó una agenda y dólares que Cecilia estaba ahorrando. “Por  lo que conocemos hubo seis personas, yo sólo vi a dos ese día. Uno se abrió la campera, para que viéramos que estaba armado, y decía que  le teníamos que permitir la entrada. Lo reconocí cuando habló (en el juicio ) en el primer tramo, era Oviedo. Ya el comisario Penchulef le había avisado a mi papá que le iban a hacer el domicilio”, dijo Nora.


Juez recusado


La reapertura del juicio “La Escuelita” trajo la novedad de que uno de los equipos de la defensa oficial, liderado por Pablo Repetto, logró recusar al juez Alejandro Silva (uno de los integrantes del tribunal) para que se apartara del caso de la desaparición de Alicia Pifarré.

El Tribunal Oral Federal acató la medida de Casación (que se produjo la semana pasada), pero decidió continuar con la audiencia porque ayer se ventilaba la desaparición forzada de Vecchi.

Y resolverá luego la mecánica de las audiencias por la denuncia de Mujica (que ya se ventiló en febrero), una de las 20 por las que se debate este séptimo tramo.

Las defensoras Celia Delgado y Gabriela Labat se opusieron a la continuidad del debate y plantearon la suspensión del juicio; pero el TOF rechazó el planteo y decidió continuar.

La fiscalía insistió que este sector de la defensa pública “busca dilatar, hay un planteo de la nulidad por la nulidad misma” , sostuvo el fiscal José Nebbia.


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