El consumo de carne se desplomó

La caída de la oferta en el mercado interno y el aumento de la población total hicieron que el promedio móvil de los últimos doce meses del consumo por habitante de carne vacuna alcanzara un nivel de 53,8 kilogramos/habitante/año en septiembre pasado, número que resultó 10,9% inferior al de un año atrás (-6,6 kg/ hab/año) y 22,5% menor al récord de septiembre del 2008 (69,4 kg/hab/ año). En el 2009 se mantuvo este nivel de consumo, con una caída del promedio menos de 1 kg/hab., a 68,7. La demanda bajó a pesar de la política implementada para llevar carne a todas las mesas argentinas. Además esta disminución se dio en un período de pleno crecimiento económico del país. Muy distinto es el contexto actual a aquel del 2006-2007 en lo que se refiere a la recomposición de la capacidad adquisitiva de los hogares. La eliminación de subsidios con su consecuente impacto en las tarifas (apenas iniciado el ajuste fiscal) y la inflación creciente están socavando el poder de compra de los argentinos. Si a esto se le añade un contexto de crisis internacional y perspectivas de menores tasas de crecimiento económico para la región, se puede suponer que la masa salarial no se ampliará en forma significativa en los próximos años. Por lo tanto, cabe esperar que la demanda interna no busque recomponer el nivel de consumo de carne /hab. alcanzado en 2008 y 2009. Como contracara de la pérdida de terreno de la carne vacuna en la dieta argentina, aparece el pollo, que parece haberse convertido en un sustituto perfecto. Ente el 2003 y el 2011, en nuestro país el consumo de carne aviar se incrementó un 107%, desde 18,4 kg por habitante a 38. En igual período el consumo de carne vacuna anual descendió de 60,6 kg /hab a 53, lo que representa una merma del 13%.