Jardín: cinco consejos para sembrar el mejor césped
Tener nuestro césped prolijo, limpio y con buena calidad es casi una obligación a la hora de pensar en el jardín. Por eso, repasamos algunos consejos de Norberto Rafo, profesor e Ingeniero Agrónomo de Neuquén.
A la hora de sembrar césped en nuestra región, es importante tener en cuenta algunos tips fundamentales. En este contexto, el profesor e Ingeniero Agrónomo Norberto Rafo, de Neuquén, asegura que “en nuestra zona, el otoño es la mejor época para la siembra, en un período desde mediados de febrero hasta mayo”.
Plantas autóctonas: Zampa, una especie prolífera
Por lo tanto, y pensando en que es momento de poner manos a la obra, repasamos cinco claves respecto a por qué debemos sembrar en esta época:
1 – Las especies utilizadas y recomendadas para nuestra zona son de crecimiento otoño-inverno-primavera.
2 – Los vientos en esta época disminuyen.
3 – Hay suficiente temperatura para una buena germinación y permanencia de la humedad en el suelo.
4 – También hay rocío nocturno y la humedad relativa es más alta.
5 – La mayoría de las malezas germinan en primavera, por lo tanto, sembrando en esta época se llega a la primavera con un suelo cubierto que limitará el crecimiento de estas.

El profesional explica a RÍO NEGRO que “las especies más convenientes para su uso son dos: festucas (tanto la arundinasia como la rubra) y el rye grass perenne (lolium perenne)”.
Rafo asegura que otras especies “no funcionan bien” en nuestra zona, por lo que terminan perdiéndose como ocurre con el agrostis, poa, penicetum y demás. Por eso se utilizan las festucas, resistentes a altas temperaturas, con bajo requerimiento hídrico y tolerancia a la sombra.
“El rye grass es de pleno sol”, aclara el profesor, “y eso genera carpetas con buen verde, pero requieren buena fertilidad, humedad y son de pleno sol”. Rafo explicó además que “en suelo pobre y donde hay sombra se incrementa la cantidad de festuca; y cuando el suelo es rico fértil y pleno sol, se aumenta el porcentaje de ray grass”, y agregó que la dosis indicada en nuestra zona es de 50 gr./m2 de parque.
Otra cuestión necesaria para una buena siembra es incorporar materia orgánica. Debido a nuestros suelos, que por lo general suelen ser arenosos y esqueléticos por su falta de nutrientes, es necesario aumentar o incorporar la materia orgánica. “Esta materia puede ser guano, el cual deberá estar estacionado, fermentado y molido; compost o lombricompuestos”, remarcó.
En suelo pobre y donde hay sombra se incrementa la festuca. Si el suelo es rico y fértil con pleno sol, se usa más ray grass.
Norberto Rafo
El profesional aconseja en estos casos el uso de estiércol, especialmente el de chivo, porque tiene un buen aporte de materia orgánica y nutrientes. La dosis en suelos nuevos es entre 1 a 2 kg./m2, independientemente de que se haga siembra o resiembra.
“Otro de los elementos que se debería utilizar solamente en la siembra y la resiembra es un fertilizante de base y arranque, con alto contenido de fósforo. Se trata de un elemento muy importante para la emisión de raíces, en dosis de 10 a 30 gr./m2.
Respecto al riego, Rafo recomienda comenzar con varios riegos cortos y a medida que avanza el crecimiento disminuir la cantidad, pero aumentando el volumen aplicado.
La gramilla, un tema aparte
La gramilla se puede aprovechar más allá de los amores y odios que esta especie despierta. Es una herbácea perenne de la familia de las gramíneas, que por ser una especie termófila crece con temperatura de suelos mayores a 15°C, vegetando en nuestra zona desde mediado de primavera a mediados de otoño. Luego entra en dormancia en los meses fríos, que es cuando adquiere su aspecto amarillento.
“Tiene un sistema radicular muy profundo llegando hasta los 2 metros de profundidad, y tallos que reptan por el suelo, de cuyos nudos salen nuevas raíces formando densas matas. Se reproduce tanto por estolones como por semillas, y es muy agresiva eliminando a otras especies convirtiéndose en invasora”, cuenta el profesional.

Sin embargo, considera que se trata de una especie de césped muy buena, sobre todo para el uso en espacios públicos donde generaría carpetas muy resistentes al uso, con bajo mantenimiento y consumo de agua.
En nuestra zona la podemos obtener mediante su siembra, que se debe hacer a principio de primavera hasta fines de verano, con las mismas técnicas de cualquier otro césped.
Resiembra otoñal
Para quienes no quieren ver su carpeta amarilla en el invierno, se puede hacer la resiembra otoñal. Se puede realizar de dos maneras. La primera, hacer la resiembra con rye grass anual con dosis de 100 gr./m2. Esta práctica tiene el inconveniente de un pequeño tiempo, en que la carpeta se desmejora por este cambio de disminución del rye grass y la aparición de la gramilla.
La segunda forma es realizar la resiembra con una mezcla de festuca y rye grass, en una dosis de 30 gr./m2.
Esta práctica de resiembra otoñal la realizaremos de la siguiente manera: regar el día anterior de manera abundante y al día siguiente, con el pasto seco hacer un corte bien bajo, con bolsa. Después del corte, rastrillar enérgicamente, tratando de levantar los estolones y remover el suelo. Volver a realizar otro corte si fuese necesario. Esparcir la semilla y agregar el fertilizante de base, luego rastrillar para incorporar la semilla, cubrir con guano, compactar con un raleado suave y regar.
A la hora de sembrar césped en nuestra región, es importante tener en cuenta algunos tips fundamentales. En este contexto, el profesor e Ingeniero Agrónomo Norberto Rafo, de Neuquén, asegura que “en nuestra zona, el otoño es la mejor época para la siembra, en un período desde mediados de febrero hasta mayo”.
Registrate gratis
Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento
Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Comentarios