ESCENARIO: La Concertación K es una alianza que hace agua

«La sociedad tiene derecho a saber quien la está gobernando. La Concertación como herramienta electoral fue eficaz, pero luego se inauguró una etapa de conflictos que tuvo su clímax durante la pelea con el campo y que terminó con la caída de la resolución 125. Ahora, ¿va a empezar realmente la Concertación con una agenda de temas concretos a solucionar en forma conjunta?».

Con este planteo, elaborado con un puñado de radicales -a esta altura cobistas y no kirchneristas- el vicepresidente Julio Cobos, se presentó ayer ante la presidenta Cristina Fernández, quien le dijo lo que tenía que expresarle en la cara, dejando en suspenso el futuro y amplitud de una alianza que hace agua por donde se la mire.

El hermetismo rodeó a una charla de 45 minutos que se había hecho desear. Desde la Rosada se cuestionó a los que habían «defeccionado» durante la votación en el Senado que provocó la sepultura de las retenciones móviles propuestas por el Ejecutivo. Cobos, por su parte, como un ingeniero devenido en político pero sin nada de ingenuidad, lanzó señales amistosas, sin privarse de recibir con autonomía a dirigentes odiados por los K, entre ellos el asambleísta entrerriano Alfredo De Angeli.

«Los cobistas están tratando de cotizarse mejor y los kirchneristas bajarles el precio», comentó un observador de la Rosada, poco después de la designación de Gustavo López (un radical K que no responde al mendocino) como subsecretario general de la Presidencia, detrás de Oscar Parrilli.

En la Rosada no cayeron nada bien los ultimátums lanzados por el diputado Daniel Katz y el subsecretario de Relaciones Institucionales de la Cancillería, Horacio «Pechi» Quiroga. Ambos instaron a «poner blanco sobre negro» la Concertación, bajo amenaza de abandonar los cargos y explorar otros acuerdos, por ejemplo con el legislador justicialista Felipe Solá, quien también se opuso a las instrucciones de la bancada del PJ.

¿Se viene el aislamiento de Cobos? «No me dejes solo», le dijo el lunes al retornar a su despacho en el Senado a «Pechi» Quiroga, uno de los que le dio sustento político aún a sabiendas de que el vicepresidente no tiene en sus planes renunciar y sí convivir los 41 meses que faltan, desde su rol institucional, con Cristina, quien ayer lo recibió «no por vos, sino por el respeto a la figura del vicepresidente y a los argentinos».

No hubo fotos ni declaraciones de los protagonistas estelares.

Cobos ni siquiera regresó a su despacho. Se fue a aeroparque y voló a Mendoza sin hacer declaraciones, aduciendo la muerte de un familiar de la novia de su hijo.

Los voceros Massa y Randazzo estuvieron lacónicos. En «off» insinuaron que la Concertación es para la Presidenta «una oportunidad histórica» y que seguirá con «radicales, socialistas y de otros partidos» que, a juzgar por los indicios, no incluirá a cobistas.

 

ARNALDO PAGANETTI


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