Ese día “le molestaba todo”

Surge del expediente que el 31 de diciembre de 2011 fue un día “raro”, “más conflictivo” que otros, “chocante” desde la mañana. Carlos Soria y Susana Freydoz discutieron casi una decena de veces y por motivos banales. “Si siguen así esta noche yo no vengo”, les advirtió Martín Soria en horas de la tarde, cuando pasó por la chacra donde se terminaban los preparativos para la celebración de Año Nuevo. Freydoz estuvo extrañamente silenciosa y desmotivada, pero ávida de discutir con su marido. Al mediodía lo cuestionó por el lugar donde él quería colgar un llavero que le habían regalado. Por la tarde se mostró ofuscada por el calor y por tener que decidir en qué sector de la casa cenarían, y antes de la comida porque Soria pretendía prender el horno. Después, porque estaba “cortando mal” el pernil. Cerca de la medianoche el reproche fue porque su marido estaba dando una entrevista telefónica a una radio, a pesar de que ella le había exigido que apague el celular. Y después porque no brindó con ella cuando todos chocaron sus copas a las 12 en punto, al comenzar el nuevo año. Pasado el brindis, lo cuestionó que “hacía el ridículo” delante de la familia porque cantaba tangos en karaoke con sus nietas -las hijas de Martín- y luego porque decidió darse un chapuzón en la piscina. “Estuvo rara desde el mediodía; me pareció extraño que se fue a dormir la siesta y me dejó sola con los preparativos”, declaró María Emilia Soria en la instrucción. La hija afirmó que ese día “todo era problemático”, aunque aseguró que no sabía “qué era lo que le molestaba”. “Se cambió 20 veces para la cena y tampoco le gustó mi ropa”, agregó para describir al cuadro anímico de la mujer. Durante la cena “habló poco y nada” y “tenía una cara de culo terrible”, dijo en su primera declaración el yerno de Freydoz, Mariano Valentín. Ayer, ante el tribunal, el joven ratificó aquel “mal humor”, el clima “áspero” que se vivía en la casa. “Esa noche -sumó el hijo Carlos en su primer testimonio- a mi vieja le molestaba todo”.