Cinco formas de incorporar movimiento a tu día sin darte cuenta
No hace falta ir al gimnasio ni calzarse las zapatillas para moverse más. Estas acciones cotidianas también cuentan y suman salud.
La idea de hacer ejercicio suele estar asociada a rutinas intensas, ropa deportiva y tiempo exclusivo, pero lo cierto es que el movimiento también se puede integrar a las actividades del día a día, sin cambiar radicalmente tu agenda. Y aunque no lo notes, estas pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia en tu salud.
Moverse más no siempre significa hacer más esfuerzo. Basta con sumar momentos de actividad ligera pero constante para mejorar la circulación, reducir el estrés, aumentar el gasto calórico y prevenir enfermedades relacionadas con el sedentarismo.
A continuación, cinco ideas prácticas para poner en marcha desde hoy:
1. Elegí escaleras en lugar de ascensor
Es uno de los cambios más simples y eficaces. Subir y bajar escaleras fortalece las piernas, mejora la salud cardiovascular y activa el metabolismo. Si vivís en un piso alto, podés empezar bajándote un par de pisos antes y subir el resto caminando. Incluso con solo 3 minutos al día ya estás sumando beneficios.
2. Convertí las tareas del hogar en ejercicio
Barrer, aspirar, ordenar o colgar la ropa pueden parecer rutinas aburridas, pero si las hacés con intención (y buen ritmo), se transforman en una forma real de moverte y activar el cuerpo. Para motivarte, podés poner música que te guste y hacer pequeñas pausas activas entre una tarea y otra.
3. Caminá mientras hablás por teléfono
¿Tenés llamadas laborales o hablás seguido por WhatsApp con amigos o familiares? En lugar de hacerlo sentado, aprovechá ese tiempo para dar vueltas por la casa, caminar en el patio o subir y bajar escalones. Sumás minutos de actividad sin alterar tu rutina.
4. Bajate una parada antes o estacioná más lejos
Si usás transporte público, bajarte una o dos paradas antes te permite incorporar caminatas que suman movimiento diario. Lo mismo si vas en auto: elegí estacionar a unas cuadras de tu destino y usá ese trayecto como una oportunidad para moverte. No es tiempo perdido: es salud ganada.
5. Estirá el cuerpo cada una o dos horas
El sedentarismo prolongado afecta la circulación, la postura y la energía. Por eso, cada tanto, hacé pausas activas: levantate, girá los hombros, estirá los brazos y las piernas, caminá un poco. Aunque solo sean cinco minutos, el cuerpo lo agradece.
Movimiento sin sacrificio
Incorporar movimiento diario no requiere grandes esfuerzos ni un cambio total de hábitos. Basta con prestar atención a los momentos en los que estamos quietos por inercia y transformarlos en instancias activas. Subir escaleras, caminar unos minutos más o estirarse entre tareas puede parecer poco, pero tiene un impacto real en el bienestar.
Lo más importante es mantener la constancia. Pequeños gestos cotidianos suman más que grandes planes que se abandonan a la semana. Y lo mejor: no hace falta hacerlo todo junto ni vestirse de runner para empezar.
La idea de hacer ejercicio suele estar asociada a rutinas intensas, ropa deportiva y tiempo exclusivo, pero lo cierto es que el movimiento también se puede integrar a las actividades del día a día, sin cambiar radicalmente tu agenda. Y aunque no lo notes, estas pequeñas acciones pueden marcar una gran diferencia en tu salud.
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