Fracaso de la cumbre deja en duda la paz en Medio Oriente

La mediación del presidente Clinton no fue suficiente para que palestinos e israelíes superaran sus diferencias, especialmente en el tema de la ciudad sagrada de Jerusalén. Barak y Arafat se culparon mutuamente de "intransigencia". Prometen seguir el diálogo, pero aumenta la tensión en las regiones más conflictivas.

Camp David.- La cumbre de Camp David finalizó ayer con un fracaso debido a las diferencias entre palestinos e israelíes por el estatuto de Jerusalén, aunque ambas partes se comprometieron a trabajar por la paz y evitar cualquier acción unilateral.

Una nueva crisis estalló pasada la medianoche del lunes. La persistencia de las diferencias entre ambas partes -especialmente sobre Jerusalén- hizo que las conversaciones entraran en una etapa crítica, con momentos de gran tensión, y aunque se continuó negociando hasta las tres de la madrugada de ayer, no se consiguió recuperar un tono constructivo.

El fracaso de la cumbre abre la puerta a la temida posibilidad de que estallen enfrentamientos entre los palestinos y el Ejército israelí, y entre éste y la policía autónoma en Gaza y Cisjordania.

Menos de una hora después de anunciarse el fracaso de la cumbre, cientos de jóvenes del Frente Democrático para la Liberación de Palestina salieron a las calles de Gaza gritando «no más aplazamientos, no más extensiones (de las negociaciones de paz), queremos una nueva Intifada».

El jefe de las Fuerzas Armadas de Israel, general Shaul Mofaz, dijo que el Ejército realizó todos los preparativos para hacer frente a un eventual estallido de violencia en los territorios palestinos. Añadió que si manifestantes palestinos atacan los asentamientos judíos, será considerado como un «asunto de defensa de vidas» lo que permite el empleo de armas.

«A pesar de no haber logrado un acuerdo, ellos realizaron algunos avances», aseguró después el presidente estadounidense, Bill Clinton. «Jerusalén ha sido el problema más difícil», admitió

Dijo que el primer ministro israelí, Ehud Barak, y el líder palestino, Yasser Arafat, no lograron acercar posiciones sobre un acuerdo definitivo de paz, pero destacó los avances conseguidos durante las reuniones en 14 días.

Funcionarios de las dos partes afirmaron que el futuro de Jerusalén demostró ser el punto infranqueable de la cumbre.

Jerusalén es considerada como su capital, única e indivisible, por Israel, mientras los palestinos quieren establecer en el sector oriental la capital de su futuro Estado independiente.

Clinton elogió los esfuerzos que hicieron ambas delegaciones, pero dio a entender que fue Barak quien hizo concesiones mayores respecto de su posición inicial, aunque advirtió que «no se puede condenar los sentimiento de identidad nacionales» palestina.

Pero según fuentes palestinas, la crisis definitiva se fraguó en la negativa israelí a ceder la soberanía sobre Jerusalén Este, ya que sólo ofrecía libre acceso a la mezquita de Al Aksa, un lugar santo para los musulmanes. Los palestinos quieren que Jerusalén Este sea la capital de un futuro Estado independiente.

Para suavizar el mal trago, las tres partes firmaron una declaración en la que israelíes y palestinos se comprometen a «continuar sus esfuerzos para concluir un acuerdo … tan pronto como sea posible».

Además se comprometieron a «continuar trabajando por la paz» y evitar cualquier acción unilateral.

La declaración, difundida por la Casa Blanca, indica que, aunque no se pudo «salvar las diferencias y lograr un acuerdo, las negociaciones fueron sin precedentes por su alcance y detalle».

Cada uno de los líderes culpó a su homólogo por el fracaso de las negociaciones, que debían pavimentar el camino para la firma en septiembre de un acuerdo definitivo de paz.

Barak dijo que «hacen falta dos para bailar el tango», al referirse a la intransigencia de Arafat y aseguró que todavía confía en poder lograr un acuerdo de paz, «pero no a cualquier precio», e insistió en que no comprometerá la unidad de Jerusalén.

El representante de la Autoridad Nacional Palestina en Washington, Hassan Abdel-Rahman, dijo que las conversaciones fallaron, debido a la «intransigente posición de los israelíes «, en particular con la insistencia de Barak en mantener la soberanía sobre Jerusalén.

Además, palestinos e israelíes hablaron de los asentamientos judíos en Cisjordania, la situación de los refugiados, entre otros. (EFE-Télam-DPA)


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