La gastronomía neuquina brilla en Traful Invita
Con vista al lago y al bosque, la novena edición de Traful Invita reunió a tres referentes de la cocina patagónica.
El pasado fin de semana, el Hotel Alto Traful, en Villa Traful, volvió a convertirse en escenario de una experiencia que mezcla gastronomía, paisaje y hospitalidad. Con vista al lago y al bosque, la novena edición de Traful Invita reunió a tres referentes de la cocina patagónica en dos noches donde los sabores neuquinos fueron protagonistas.
“Es una experiencia única, en un lugar con una vista hermosa, donde se puede venir a relajar y experimentar lo mejor de la gastronomía de la región”, describió Thais Guterres, creadora y organizadora del evento. Su propuesta ya se convirtió en una tradición que, además de deleitar a los paladares, busca estimular el turismo en temporada baja.
Este Traful Invita llegó con una distinción especial. Recibió el “Sello de la Gastronomía Neuquina”, otorgado por el Ministerio de Turismo provincial, un reconocimiento que celebra el compromiso del evento con los productos locales y su aporte a la identidad gastronómica de la provincia.
Tres cocineros, una misma tierra
El anfitrión fue Emanuel Antimi, chef del Hotel Alto Traful y embajador de la gastronomía neuquina, quien esta vez compartió cocina con dos colegas y amigos: Martín Páez, de Villa La Angostura, y Sebastián Mazzucchelli, uno de los creadores del Festival Nacional del Chef Patagónico. Fue la primera vez que los tres cocinaron juntos en este evento, pero la complicidad era evidente entre ollas, cuchillos y risas.
“Es muy gratificante trabajar con compañeros que conozco hace años. Somos los tres embajadores de la gastronomía neuquina, y poder hacerlo juntos en esta edición es un placer”, contó Antimi.
Páez, que había asistido como comensal en marzo, regresó esta vez con el delantal puesto: “Vine la vez pasada como huésped y me encantó. Ahora, estar del otro lado con amigos, en un lugar tan hermoso, es una experiencia completa”.
Mazzucchelli lo resumió en una frase: “Partimos de una idea y la fuimos puliendo entre todos. Cada uno aporta lo suyo. Cocinar así, en equipo, es esencial.”
Dos noches, cinco pasos, mil aromas
El viernes fue la noche del equipo del Alto Traful, liderado por el chef Emanuel Antimi. Se sirvió una cena de cinco pasos donde las proteínas típicas de Neuquén fueron las protagonistas. Hubo fagottini de chivo escabechado, trucha grillada con streussel de ñaco, lomo de ciervo curado, cordero en cocción lenta con peras al tomillo y un final dulce: el Bosque Blanco Patagónico, con piñones, chocolate blanco y lemongrass.
El sábado, fue un poco diferente, pero igual en calidad y distinción. Los tres chefs unieron fuerzas para crear un menú en el que los ingredientes neuquinos se desplegaron con sutileza y carácter: sopa de coliflor y panceta con yema curada, provoleta ahumada con ensalada de peras y vinagreta de piñones, focaccia de cabutia con trucha, paté de ciervo y una terrina de frutos rojos con ricota quemada y miel.
El vino, otro protagonista
Si la cocina fue un viaje por la geografía neuquina, los vinos de Bodega Malma fueron una especie de brújula. “Cada noche tuvo su lógica”, explicó Gustavo Dobler, gerente comercial de la bodega. “El viernes fue más libre, más relajado: cada comensal podía elegir el vino. Propusimos un Sauvignon Blanc fresco y un Merlot patagónico, sin reglas, solo disfrute.”
El sábado, en cambio, la experiencia se volvió precisa y armoniosa: un maridaje paso a paso en el que la intensidad de los vinos creció junto con los platos. “Comenzamos con un Chardonnay Reserva de Familia, seguimos con un Pinot Noir, luego un Blend de Cabernet Sauvignon y Merlot, y cerramos con Intemperie, un Malbec orgánico patagónico pensado especialmente para acompañar el postre de frutos rojos.”
El sábado a la tarde también se realizó una degustación de vinos a la tarde, donde Dobler presentó y explicó algunos vinos de la marca. Los participantes pudieron descubrir aromas y sabores, aprender sobre sus características y proceso de elaboración.
Música, paisaje y celebración
Mientras los platos se sucedían, una cantante y un guitarrista acompañaban la velada con melodías suaves, pero que poco a poco se volvían cada vez más presentes y alegres, hasta que algunos se animaron a bailar. Afuera, el lago brillaba con la luz de la luna, y adentro, el calor del vino y de la cocina compartida hacía olvidar el frío de la montaña.
Para Roxana Chávez, presidenta de la Comisión de Fomento de Villa Traful, el evento es mucho más que una cena: “Nos ayuda a posicionar la localidad como destino. Queremos que haya movimiento durante todo el año, no solo en verano. Este tipo de propuestas lo hacen posible”.
Con su sello de distinción, su espíritu patagónico y un menú que combina producto, paisaje y emoción, Traful Invita confirma por qué es uno de los encuentros más esperados del calendario gastronómico neuquino.
La próxima edición llegará en otoño, cuando Villa Traful se viste de colores y aromas propios de la temporada, y volverá a celebrar la gastronomía regional frente al lago.
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