Hay permiso, pero no hay color

Cuando parecía que el camino para el ingreso de los limones argentinos a EE. UU. estaba finalmente allanado, una nueva traba aparece en el horizonte. En el pasado mes de agosto, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos había autorizado el ingreso de los frutos nacionales, luego de una negociación iniciada por el propio Macri en su visita al Presidente de EE. UU., Donald Trump, en el mes de abril.

Pese a ello, un tecnicismo incluido en el acuerdo bilateral que abrió el ingreso de los limones a Norteamérica, sigue impidiendo hoy el ingreso. El punto en cuestión, es que antes del acuerdo EE. UU. pidió (y Argentina aceptó), que el color de los limones enviados debía ser “verde amarillo”.

Explican los especialistas, que siempre el limón tiene una apariencia verde al momento de la cosecha, y que tarde o temprano el fruto se torna amarillo, en general mientras recorre el camino a su lugar de destino. El requisito incluido por EE. UU. en el protocolo de exportación, busca evitar el ingreso de enfermedades propias de la madurez en el árbol, y exige el color verde amarillo al momento del envío.

En la práctica sin embargo, el requisito opera hoy, como una traba al ingreso. Sucede que en esta época del año, ya no hay posibilidad de conseguir ese tipo de fruto en Argentina. Es necesario esperar hasta el año que viene. En nuestro país, la cosecha de limón tiene lugar entre abril y septiembre. El anuncio de la autorización al ingreso, tuvo lugar el 17 de agosto, demasiado tarde para cumplir con el requerimiento técnico.

En el sector estiman que la dilatación en el anuncio y el requisito técnico, son en realidad una forma de mantener en calma, al menos por ahora, a los productores californianos, quienes se oponen al ingreso de la producción nacional. Argentina es el principal productor de limón del mundo. El 80% de la producción se concentra en Tucumán. En lo que va del año, se han exportado ya, más de 200.000 toneladas.

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