Interminable espera para los enfermos cardíacos

Desde hace tiempo necesitan una válvula que nunca llega.La falta de pago a la Fundación Médica motiva la demora.

CIPOLLETTI (AC).- Ya tendrían que haber sido operados, pero todavía están en lista de espera, de una aparente larga espera. Saben que primero serán atendidos los que están más graves, los que sufren día a día los «ahogos», que en sus casos son más esporádicos, aunque no menos gratos. Son enfermos cardíacos, que requieren la colocación de una válvula para recuperar sus vidas, para seguir viviendo.

Ricardo Ruiz tiene 48 años. Está desocupado. Hace tres meses estuvo internado en el hospital de Cipolletti y le dijeron que tenía que operarse.

Desde entonces comenzó a peregrinar para tratar de conseguir la autorización de Salud Pública de la provincia. Todavía no logró una respuesta.

«Todos los estudios fueron derivados a Viedma, pero hasta el momento no he tenido ningún resultado. Me han dicho que tal vez en unas dos semanas más, pero sin ninguna seguridad. No hay respuestas para autorizar la operación. Como la provincia le debe a la Fundación Médica, no dan fechas», dice con desánimo. La cirugía cuesta 12.500 pesos y la válvula unos 3.000.

Por ahora, a diferencia de otras personas que esperan, puede caminar y seguir con las ventas callejeras. Con su trabajo apenas le alcanza para atender a su familia y garantizar los estudios de sus dos hijos, de 23 y 18 años. Nunca podría llegar a juntar lo necesario para la operación.

«Se me está agrandando el corazón. Ya me lo dijeron en la primera operación que me hicieron hace años. Y va a llegar el momento en el que no me van a poder operar porque no hay vuelta que darle», contó angustiado.

Juan Mancini tiene 70 años. Y es metalúrgico. Su caso es más grave, a tal punto, que el cardiólogo del hospital ya le prohibió «andar en bicicleta, hablar mucho y caminar».

«Se pone nervioso porque no puede hacer nada», cuenta su mujer, que no deja de acompañarlo.

Hace dos años Juan tuvo que dejar de trabajar por su problema cardíaco. «Me agarran los ahogos y empiezo a manotear. Es muy feo», cuenta con su voz pausada, mientras Noemí Cárdenas lo escucha con atención y mueve su cabeza como asintiendo lo que dice.

Noemí tiene a su esposo en una urgencia mayor todavía. Se llama Juan Recabarren, es albañil y tiene 53 años. A diferencia del otro Juan y de Ricardo, desde hace tres días está en cama.

«Yo tengo todo autorizado desde Viedma, pero me tienen a las vueltas», comenta Noemí. Tres veces tuvo en sus manos el turno para la operación de su esposo y cuando llegaron a la Fundación Médica con los dadores de sangre y todo, le cambiaron la fecha. «Todo es por la falta de pago», se lamenta la mujer.

Los dos Juan y Ricardo necesitan que le coloquen una válvula, la misma cirugía cardíaca que requiere una mujer que también es atendida en el hospital de Cipolletti.

«Yo puedo esperar un tiempito más, pero salgo a reclamar para darle una mano a ellos», dijo Ricardo ayer, quizás sin pensar en las cinco pastillas que toma por día mientras sigue «el aguante».

Los pacientes valvulares se conocen de visitar el consultorio de cardiología del hospital, de recorrer los pasillos en busca de respuestas.

Ayer se unieron para hablar con «Río Negro» e intentar apurar las decisiones para los que están más graves. «La salud no espera», reiteran. Y las palabras resuenan cargadas de significado. Una muestra de las carencias de estos días en Río Negro.

«Puede ser demasiado tarde»

CIPOLLETTI (AC).- Juan Recabarren (53) es el que está más grave. Desde hace tres días está en cama porque ya no puede casi movilizarse. «El doctor Baruf (el cardiólogo del hospital) me dijo que en la situación en que está no puede seguir mucho así. Dios no lo quiera, pero si no lo operan puede llegar a ser demasiado tarde», expresó angustiada su mujer, Noemí Cárdenas.

En este caso, Salud Pública ya dio la autorización. Noemí tiene una carpeta «con todos los papeles» para mostrar que la decisión está tomada, aunque su marido todavía sigue esperando.

En la Fundación Médica tres veces le dieron turno para la operación. La primera vez fue para el 10 de octubre, la segunda para el 8 de noviembre y la última para ayer. Pero volvieron a suspenderle la fecha.

«Me han dicho directamente que es por la falta de dinero, porque la provincia le debe a la Fundación Médica», manifestó la mujer. Mientras, Juan sigue con el reposo obligado. «No puede caminar más de una cuadra porque se agita, le falta el aire», contó Noemí. Menos aún puede trabajar: es albañil.

Mantienen la retención en San Antonio

SAN ANTONIO OESTE (ASA).- En una asamblea en la que no faltaron momentos de tensión y de fuerte debate, los empleados hospitalarios de esta localidad decidieron continuar con la medida de fuerza que vienen desarrollando desde hace tres semanas.

Los trabajadores de Salud Pública le endilgaron duramente al secretario de la seccional local de la Unión Personal Civil de la Nación, Sandro Castro, cierta falta de compromiso con la lucha que llevan adelante. La asamblea fue cerrada a la prensa, pero los duros términos podían escucharse desde fuera del ámbito donde se llevó a cabo la reunión gremial, en las instalaciones del Hospital B.

Los argumentos para continuar con la medida radican en que la asunción reciente de las nuevas autoridades de Salud Pública aún no garantizan mejoras para el sector por lo que se prevé que la retención de servicios seguirá hasta tanto algunas de las medidas anunciadas por el nuevo titular de la cartera, Mario Rivoire, comiencen a concretarse.

Por el momento, el Hospital que en esta ciudad funciona dividido en dos edificios, permanecerá brindando mínimos servicios de urgencias e internación, mientras que se verán reducidas otras atenciones que no sean de urgencia.

El paro causa trastornos en Catriel

CATRIEL (ACA).- Sigue el paro por tiempo indeterminado en el hospital de Catriel. Los trabajadores resolvieron seguir de paro y recién el próximo lunes en asamblea rever la medida. Crece la preocupación en algunos sectores de la población ya que las clínicas no los atienden por estar algunas de las obras sociales cortadas y el hospital está paralizado.

Diversos carteles con leyendas como «el hospital está de duelo» mostraban ayer la indignación del personal hospitalario, que sólo mantiene los servicios de guardia, ya que el resto del personal, incluido los médicos, está con medidas de fuerza. También el nosocomio estaba prácticamente desierto.

Pese al recambio de autoridades,»queremos sentarnos a dialogar con ellos y a partir de ahí veremos qué medidas tomar, pero sucede que estamos bastante descreídos con las promesas de los funcionarios de salud», expresó Gustavo Maestra, delegado de UPCN, en diálogo con este medio antes de partir a Viedma.


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