Desapareció hace seis años y nadie pudo hallar un solo rastro de Magdalena Curaqueo en Roca

El 23 de febrero de 2018 la vieron por última vez cuando pasó a saludar a una amiga por una céntrica heladería. Desde ese momento, no hubo ningún dato certero sobre su paradero.

Sus hijos y sus amigas la recuerdan con afecto pero también con una tristeza infinita, difícil de superar. Hoy se cumplen seis años de la desaparición de Magdalena Curaqueo, la vecina de 56 años que salió a vender tortas fritas a la feria de la calle Maipú, en Roca, y que nadie más volvió a verla desde aquel fatídico 23 de febrero de 2018.

Para Cristian Curaqueo, su hijo, todavía es una herida abierta difícil de cerrar. «Pasaron tantas cosas que realmente a esta altura ya no sé lo que sucedió. No sabemos qué pasó; ella andaba bien y problemas no tenía. Siempre trabajaba y era un persona buena no le hacía mal a nadie y tenía buena relación con todos», contó en diálogo con este medio.

Para el joven, todavía resulta difícil comprender cómo una persona puede desaparecer de un día para otro sin que nadie sepa nada más.

«Por más que ella no supiera usar muy bien su celular podría haber solicitado ayuda a cualquier persona. Le podría haber avisado a mis hijos; ella tampoco se quedaba a dormir en cualquier lugar. Lo que sí sé que puede haber pasado algún conocido que se encontró ese día y se puede haber ido, pero ahí quedamos… No supimos nada más», contó todavía consternado por el tremendo hecho que sacudió a su familia y que todavía genera un profundo dolor.

A propósito de la investigación, Cristian contó que el año pasado se encontraron restos óseos en un descampado del barrio Quinta 25 y ahora están a la espera de conocer los resultados de las pericias para determinar si son humanos y si pertenecen a Magdalena. Y agregó que recién a fines de febrero o marzo podrán tener algún informe aunque aseguró que por ahora no hay nada concreto por parte del Ministerio Público Fiscal (MPF).

Si tuviéramos plata la cosa sería distinta. Hace unos meses se robaron la camioneta de un funcionario y la hallaron rápido. Cómo puede ser que a mi mamá, después de seis años, todavía no la encuentren…»

Cristian Curaqueo, hijo de Magdalena.

Sin avances en la investigación

Las respuestas del Ministerio Público Fiscal tampoco arrojan demasiadas certezas.

«Durante los últimos meses se concretaron pesquisas a través de diversos datos que fueron brindados a la fiscalía, todo se ha ido comunicado a la familia de la señora María Magdalena Curaqueo. Para esas líneas de investigación se dispusieron medidas que no han arrojado elementos concluyentes. De esta manera, el legajo continúa activo y en investigación», fue la escueta respuesta desde el Ministerio Público Fiscal a una consulta realizada desde Diario RÍO NEGRO.

Sin una sola pista

Magdalena Curaqueo salió ese sábado de su departamento en el barrio de las 500 Viviendas. Lo hizo con la esperanza de vender las tortas fritas que con esmero había preparado para ayudar a la economía de su familia.

Varios testigos la vieron esa mañana recorriendo la Feria de calle Maipú, y más de alguno recuerda que, como siempre, había vendido su mercadería y cerca de las 13 dejó el lugar.

Una cámara de seguridad la captó por última vez en una heladería de calle Tucumán. Había pasado a saludar a una amiga.

Para los investigadores, después retomó la calle Maipú hacia la zona norte y desde ese momento ya nadie más supo nada de ella.

Por esos días el trabajo judicial y de los efectivos policiales fue incesante. La buscaron con perros adiestrados, se rastrilló la zona del canal grande de riego e incluso se realizaron operativos en la zona de bardas. Sin embargo, todo fue en vano porque nadie volvió a encontrar ni un sólo rastro de la mujer que trabajaba en una empresa que prestaba servicios de limpieza en el municipio de Roca.

«Es una página no cerrada, no saber, no entender y no explicar esa sensación de desconcierto y de por qué no pasa nada», contó Cari Novoa, una de sus mejores amigas y con la que compartió una larga amistad en el trabajo diario en el municipio.

Con profunda tristeza dijo que es injusto todo esto, no sólo para la familia sino también para sus amigos. «Es injusto para ella y para el ser especial que era con todos nosotros», dijo.

En este sexto año sin Magdalena aseguró que «no podemos dejar de pedir justicia». «Siempre va a doler, hasta que no haya justicia», sentenció.


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