La «Civilización» de Los Piojos sacudió Neuquén

Fue un show con un despliegue impresionante. Seis mil personas siguieron la fiesta en el Ruca Che.

NEUQUÉN.-Un sonido estruendoso fue el preámbulo. Exactamente a las 21:50, después de que las seis mil almas terminaran de ingresar al estadio Ruca Che, las pantallas ubicadas sobre el sofisticado escenario, se encendieron. Y allí, desfilaron los lemas que acompañan a la nueva placa que Los Piojos vinieron a presentar a Neuquén, «Civilización»: «Dios perdona, el hombre a veces, la naturaleza nunca», o «la Tierra se está quitando de encima a su peor enemigo».

Sólo después, las pantallas se tiñeron de verde y recortadas sobre el fondo aparecieron las figuras de Los Piojos.

El reencuentro con sus fans de la región se produjo más de tres años después de la última visita, una vigilia casi insoportable para muchos piojosos. Fue un show distinto a los anteriores, al menos desde la estética.

Porque Los Piojos crecieron, y su nueva etapa llegó con cambio de «look» incluido.

La última vez que la banda respiró estos aires lo hizo con una escenografía más austera. Era tiempo de la presentación de «Máquina de sangre» (allá por agosto del 2004), una noche en la que el Ruca Che se volvió cenizas bajo los incendiarios pies de 6.000 almas «pediculosas» desenfrenadas.

Esta vez llegaron con tres pantallas gigantes, eslóganes, un imponente escenario de dos pisos y hasta pilcha psicodélica.

Ciro Martínez, histriónico personajes del rock vernáculo, largó la noche con el estribillo de «Pacífico», la canción que guarda en sus entrañas la reconciliación de una banda que no hace mucho vio el principio del fin. Un final que terminó siendo feliz: «Ahora que estoy vacío/ahora que no hay canción/toda la luna cabe en mí», escribió (y anoche cantó) cuando Los Piojos parecía ser historia y no futuro.

A «pacífico le siguieron clásicos que hicieron mover literalmente al Ruca Che. Los chicos y chicas que llenaron cantaron a la par de Los Piojos «Desde lejos no se ve», «Taxi Boy», y Chac tu Chac».

Sólo al cuarto tema, Ciro se tomó un respiro para saludar con un «Buenas noches Neuquén» que fue recibido como una bendición.

No fue un recital más, si no la puesta en escena de una de las bandas más fuerte y convocantes que maman de la gran teta del rock nacional. Miles de pibes y no tan pibes disfrutaron de una fiesta pagana como sólo la horda piojosa sabe montar.

Se trató de la presentación de «Civilización», pero también de un ezquizofrénico recorrido por la médula espinal (musical) de una banda que, por sobre todas las cosas, sabe que tiene un lugar privilegiado en el «Olimpo» de la música nacional.


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