La economía china sigue desacelerándose

*Por Emilio Cárdenas

Tal como estaba previsto, la economía de China, uno de los dos principales motores de crecimiento del mundo actual, continúa desacelerándose, aunque bastante suavemente. A la tasa de crecimiento del primer trimestre del 2019, que fuera del 6,4% anual, le siguió una del 6,2% para el segundo trimestre del año en curso, que acaba de finalizar.

Ello pese a que China aumentó sensiblemente el gasto público y bajó el peso de los impuestos al sector privado en procura de estimular la actividad económica. A lo que sumó el aumento de la liquidez para su sector financiero, disminuyendo los niveles de reservas. Con la idea, siempre, de depender menos -como hasta ahora- de las exportaciones y de la inversión externa y cada vez más del propio enorme mercado de consumo doméstico.

La fuerte disputa comercial abierta entre China y los EE. UU. está ciertamente entre las razones de lo sucedido.

En las tres décadas pasadas, el asombroso promedio de crecimiento chino fue del 10% anual. Las cosas han cambiado entonces, pero China parecería estar lejos de enfrentar nuevas y más pronunciadas desaceleraciones, lo que es positivo.

La actual tasa de crecimiento de la economía de China no es para nada despreciable. Supone nada menos que agregarle, cada año, bienes y servicios por valores equivalentes a los de una economía del tamaño de la de Australia.

No es poco, por cierto. Pese a que la guerra comercial con los EE. UU. disminuyó el valor de las exportaciones chinas en lo que va del año en un 31,4%, si comparamos lo acaecido este año con lo sucedido el año pasado. A su vez las exportaciones chinas a los EE. UU. cayeron un 7,8%, si se las compara con las del año anterior.

*Exembajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas


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