«La Escuelita»: crudo relato del trato vejatorio en centros clandestinos de la dictadura

Dora Seguel declaró por su caso ayer por primera vez, después de cuatro presentaciones en juicios en Neuquén y Bahía Blanca en los que fue testigo de otras víctimas. Más de 11 veces prestó testimonio en instrucción, incluida en la justicia militar.

“Vi la transformación de mi mamá, la vi ponerse el pañuelo y si no está en esa foto vieja con las otras Madres (del Alto Valle), es porque estaba adentro entregando el petitorio. Se transformó en una Madre de Plaza de Mayo”, dijo Dora Seguel ayer, en el primer juicio en el que declaró por su caso, por la desaparición de su hermana Arlene y por las torturas contra su hermana Argentina.

Por más de cuatro horas y con pormenorizados detalles, explicó la militancia en la juventud guevarista y el PRT (Partido Revolucionario del Pueblo) en Cutral Co; describió su desaparición y de sus hermanas, y la posterior búsqueda de justicia hasta la instancia que culminó ayer.

Llevó carteles de las desaparecidas y les explicó a los jueces quiénes eran, dónde las escuchó por última vez y qué pasó con ellas.

“Lo hice para que tomaran una real dimensión de la persecución sanguinaria que hubo contra nuestro grupo: era importante que vieran todas esas caras detenidas en el tiempo, para que reaccionen; un gran número están desaparecidos y las que podían declarar por Arlene, ya no están”, explicó.

Dora Seguel fue secuestrada a los 16 años del secundario nocturno en el que estudiaba en Cutral Co. Su hermana Argentina tenía 19 cuando un grupo de tareas se la llevó de una casa frente a la ex Unidad 9, en Neuquén, donde esperaba con su mamá una respuesta sobre el paradero de su hermana Arlene, de 21, secuestrada de la vivienda de sus padres en la comarca petrolera, los días previos al Operativo Cutral Co, en junio de 1976.

Dora Seguel identificó a Oscar Reinhold -el jefe de Inteligencia del Comando-,desde el móvil cuando se la llevaron de la escuela a la comisaría.

Señaló como secuestradores y abusadores sexuales a dos policías de Neuquén que estuvieron imputados en estas causas, pero que fallecieron antes de llegar a la instancia judicial.

Reinhold y otros cuatro integrantes de los grupos de tareas del Ejército (Osvaldo Páez, Jorge Molina Ezcurra, Jorge Di Pasquale y Sergio San Martín) están acusados por las violaciones que ella padeció, además de secuestros, torturas, robos, homicidios y desapariciones forzadas.

Es la primera vez en 14 años de juicio en Neuquén que los jueces deberán decidir si condenan en los juicios de lesa humanidad por los delitos sexuales. “Con 16 años fui violada dos veces, sentí cómo violaban a mi hermana en la mesa de interrogatorios (en Bahía Blanca) y también cómo lo hacían con otra detenida” , describió.


«Les molestaba que fuéramos mujeres”


“El 9 o 10 de junio -de 1976- Arlene me dijo que habían sido detenidas compañeras (del PRT) y que Susana Mujica estaba desaparecida. Desde el partido nos decían que nos podíamos refugiar en otro lugar, y decidimos quedarnos, para resguardar a nuestros padres”, declaró Dora.

Aseguró que “estábamos preparadas” como militantes para una detención, y hasta una prisión perpetua, no para la violación como método de quebranto.

Recordó que Arlene le pidió a su mamá: “no dejés de buscarme”. Describió que a Alicia Pifarré (desaparecida) la vio a la salida de la U9, y luego sintió su canto en el lugar de torturas. A Susana Mujica la escuchó en el mismo lugar después de que se llevaron a su hermana Arlene a la tortura (luego no supo más de ella) y escuchó a Mónica Morán en la misma habitación en “La Escuelita”, de Bahía.

“Cuando llegué a Cutral Co, en el diario decía que la habían acribillado; tenía 70 disparos. Qué ensañamiento, les molestaba que fuéramos mujeres”, sostuvo.


Acompañamiento afuera de la sala


La colectiva Kompu Kompañ Mew interpretó la “Canción sin miedo”. (Florencia Salto)

Mientras Dora Seguel describía a los jueces la noche de su secuestro y las torturas que padeció en la comisaría de Cutral Co, desde la calle llegaban los sones de una compañía de artistas que se convocó en la Avenida Argentina para acompañar la denuncia.

Era la colectiva Kompu Kompañ Mew, que interpretó la “Canción sin miedo” -de Vivir Quintana- con una versión de la profesora de música Erica Mansilla que incluyó timbales y una intervención en el fraseo de voz mapuche, de Nanci Milla.

“La mujer que quiera levantar la voz como acción política, que venga”, invitó Erica, y agregó que “por todas las voces silenciadas, cantamos”.

Han realizado intervenciones artísticas en reuniones de mujeres en Chocón, en los tribunales durante el juicio por el femicidio de María Toledo, acompañaron acciones en Plottier y en esta capital por la familia de Carina y Valentina, por ejemplo. “En este caso se juzga el abuso sexual como un delito diferenciado de la tortura en un juicio a genocidas, le damos fuerza a Dora en su denuncia”, sostuvo.

Debido a la pandemia, apenas 20 personas fueron autorizadas ayer para estar en una sala que en juicios anteriores tuvo capacidad de más de 80 sillas.

La declaración se extendió y se hicieron dos cuartos intermedios, pese a lo cual una gran cantidad de personas permaneció desde la mañana y hasta pasadas las 15 frente al tribunal oral, en la Avenida Argentina.

Antes que Dora declaró Ricardo González Junyent, un agrónomo que explicó cómo resistieron el intento de cierre del albergue universitario y la persecución policial durante la dictadura en Agrarias, cuando era estudiante. La habitación en la que vivía fue allanada en busca de Cecilia Vecchi, la joven de Cinco Saltos que ese día fue hallada en Neuquén por la patota, y que sigue desaparecida.


Formá parte de nuestra comunidad de lectores

Más de un siglo comprometidos con nuestra comunidad. Elegí la mejor información, análisis y entretenimiento, desde la Patagonia para todo el país.

Quiero mi suscripción

Comentarios