La estrella polar del general

Panorama nacional

En el discurso con el que abrió el foro, Perón dijo que un incremento de la productividad sería beneficioso para los trabajadores. La CGT le hizo saber ahí mismo al general que no compartía esa mirada.

Macri consiguió un piso de consenso a sus reformas en seguridad en un amplio sector de la oposición. Un senador del PJ le puso nombre: “efecto Trump”.

“Plan 1 millón”. Aún no se atrevieron a ponerle el rótulo, una propensión tan periodística, pero ya lo harán. El gobierno quiere elevar a un millón de unidades la producción automotriz en los próximos años y perforar el techo histórico alcanzado en 2011 de 828 mil vehículos, desde entonces en baja hasta caer a los 470 mil del año pasado. Es un salto ambicioso, pero no imposible tratándose de una industria con una capacidad instalada para producir 1,2 millón de vehículos y que ya ha dado muestras de franca recuperación en el último tramo del año pasado. La propuesta del millón se formalizó durante el encuentro entre el ministro de Producción, Francisco Cabrera y las cámaras del sector destinado a aumentar la productividad, una saga que arrancó en Vaca Muerta y que recién comienza. En el caso automotriz, no depende sólo de lo que se haga aquí: hay que mirar a Brasil, principal destino de las exportaciones, cuya economía se contrajo 3,5 puntos en 2016 y este año espera crecimiento cero.

Estas rondas por productividad concentran la atención de la jefatura de Gabinete y de buena parte del equipo económico. Su avance representa uno de los principales desafíos para el presidente Macri, que recurre al siempre seguro paraguas de Perón cuando se lo acusa de que sólo busca volver al proyecto flexibilizador de Menem y De la Rúa.

El presidente no falta a la verdad cuando cita al general y su idea de la productividad como “estrella polar”: en efecto, en el contexto de una profunda crisis de su política industrial, Perón convocó en marzo de 1955 a empresarios y trabajadores un Congreso Nacional de la Productividad. Se discutían allí cuestiones como incentivos por eficiencia, ausentismo, traslado de personal y la regulación de la acción de las comisiones internas. Perón entonces ya era otro: en el discurso con el que abrió el foro aseguró que el incremento de la productividad redundaría sin duda en beneficios para los trabajadores. La CGT le hizo saber ahí mismo al presidente en un duro discurso que sus trabajadores no compartían esa mirada. La literatura de todo signo sobre la época coincide en que el Congreso de la Productividad de Perón significaba una ofensiva empresarial para redefinir el rendimiento de los trabajadores con el propósito de reducir costos e incrementar los niveles de producción. Puesto de otro modo: sustituir trabajo por capital. El Acuerdo de la Productividad, firmado en las postrimerías del régimen, nunca llegó a la práctica (*).

Ricardo Pignanelli, titular de Smata, el gremio de mecánicos, dijo que al menos en la reunión en la que estuvo él, el ministro Cabrera no mencionó en ningún momento la posibilidad de modificar los convenios del sector ni tampoco ninguna iniciativa en favor de incluir cláusulas por productividad en las próximas discusiones paritarias. Semanas atrás, el jefe de los Petroleros, Guillermo Pereyra, negó que el acuerdo en Neuquén por Vaca Muerta implicara en los hechos una flexibilización laboral. “Nada más alejado de eso. Brinda mejores condiciones de trabajo”. Extrañas asimetrías de la historia, por ahora Macri la tiene más fácil que Perón.

La otra mitad del gobierno trabaja sobre una agenda incluso más sensible. Mañana se publicará en el boletín oficial el decreto que acelera la expulsión de extranjeros que hayan cometido delitos y limita el ingreso de aquellos que tengan antecedentes penales. El decreto terminó de ajustarse el viernes en jefatura de Gabinete y demoró el fin de semana de algunos funcionarios. Ya tiene la firma del presidente y completa una serie de otras decisiones, como el anunciado debate por la creación de un régimen penal juvenil, que propicia la baja en la edad de imputabilidad en los menores, y el endurecimiento de los controles de ingreso en las fronteras, que ya presentó el ministro Rogelio Frigerio y también salió por decreto. La agenda responde a una lectura lineal de las encuestas, que indican que la inseguridad volvió a ocupar el primer lugar de las preocupaciones de los argentinos después de un breve paréntesis en el que fue desplazada por la inflación. Será central para la estrategia de campaña de Cambiemos en el año electoral.

Estos decretos apenas si fueron cuestionados. Como con el acompañamiento silencioso de los gremios en la discusión por productividad, Macri también consiguió un piso de consenso a sus reformas en seguridad en un amplio sector de la oposición que llegó a esos temas incluso antes que él y sobre los que comparte audiencia. Un senador del PJ le puso nombre: “efecto Trump”.

(*) – Bellini Claudio. Convenciendo al Capital. Peronismo, burocracia, empresarios y política industrial. 1943-1955. Imago Mundi Buenos Aires. 2014.

– Gerchunoff y Llach. Capitalismo industrial, desarrollo asociado y distribución del ingreso entre los dos gobiernos peronistas: 1950-1972. En Desarrollo Económico. Vol 15. Bueno Aires 1975.

– M. Giménez Zapiola y G. Leguizamón. La Concertación peronista de 1955. El Congreso de la Productividad. En La Formación del sindicalismo peronista. Buenos Aires 1998.

Datos

En el discurso con el que abrió el foro, Perón dijo que un incremento de la productividad sería beneficioso para los trabajadores. La CGT le hizo saber ahí mismo al general que no compartía esa mirada.
Macri consiguió un piso de consenso a sus reformas en seguridad en un amplio sector de la oposición. Un senador del PJ le puso nombre: “efecto Trump”.

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