La guerra comercial no da tregua

Especialistas la catalogan como una nueva “Guerra Fría”. El conflicto ya afecta la posición de las corporaciones.

Difícilmente el mundo salga indemne de la guerra comercial iniciada en 2018 entre EEUU y China, la cual distintos especialistas no dudan en catalogar como la “Guerra Fría del Siglo XXI”.
El giro hacia el proteccionismo de la administración Trump, ofreció nuevos capítulos desde que a principios de mayo el mandatario anunció que los aranceles a la importación de más de 5.000 productos chinos valuadas en u$s 200.000 millones se incrementarán del 10% al 25%.
La respuesta del gigante asiático no tardé en llegar, y el gobierno chino anunció aranceles del 25% para la importaciones de productos norteamericanos desde el 1 de junio.
Además, el último viernes el Presidente Trump decidió incrementar hasta u$s 16.000 millones los subsidios a los granjeros estadounidenses, los cuales indicó, serán financiados con los aranceles cobrados a la importación desde China.

El enorme salto tecnológico de China durante la última década luce como el telón de fondo de una disputa por la hegemonía global.


Sin embargo, esta semana las esquirlas comenzaron a alcanzar a las empresas de ambas potencias. En primer lugar fue Google la que anunció que dejará de ser proveedor de la empresa china Huawei desde agosto, lo que amenaza con dejar sin actualización aplicaciones como YouTube o Chrome y el sistema operativo Android de millones de usuarios de los teléfonos móviles de esa compañía en todo el mundo. A su vez, un relevamiento de la Cámara de Comercio Estadounidense en China, reveló que las empresas norteamericanas evalúan seriamente la pertinencia de su presencia en el país asiático, debido a las complicaciones que genera la guerra comercial.
Los especialistas resaltan que el enorme salto tecnológico que ha experimentado China en la última década, es el verdadero detonante de una disputa que esconde la puja por la hegemonía económica global.
El FMI por su parte, expresó su preocupación esta semana en un informe que reza “La última escalada podría dañar la confianza de las empresas y los mercados financieros, alterar las cadenas de suministro y poner en peligro la recuperación prevista del crecimiento económico global para 2019”.


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