La importancia de conocer lo que comemos

El Día Mundial de los Alimentos invita a reflexionar sobre el sistema agroalimentario regional, conocer lo que se cultiva y la posibilidad de que las familias produzcan sus propios alimentos.

Redacción

Por Redacción

Por INTA Alto Valle

Huerta. La producción familiar y comunitaria de alimentos es clave en el camino de la soberanía alimentaria.

La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) declaró el 16 de octubre como el día de la alimentación con el objetivo de concientizar a los pueblos del mundo sobre el problema alimentario. La fecha invita a la reflexión acerca de la alimentación humana como un evento que va más allá de lo nutricional, que involucra la forma de producción, distribución y consumo, porque es en el plato de comida donde confluyen todos esos procesos sociales.


Según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR) realizada en 2018, la mayor parte de los alimentos que se consumen no solo está vinculada a los “gustos” de los consumidores, sino a lo que está disponible en los entornos. Asimismo, se determinó que las dietas actuales están basadas principalmente en un sistema de producción industrializado que promueve “el progresivo aumento del consumo de alimentos y bebidas con alto nivel de procesamiento (ultraprocesados), contenido energético alto y bajo valor nutritivo (con contenido alto de grasas, azúcares y sal)”.


De acuerdo con la encuesta, los cambios en la alimentación se acentúan a gran velocidad en Argentina y América Latina. Y la malnutrición en sus diversos modos, tanto sobrepeso como obesidad y desnutrición, se asocian a la pobreza y a los países de ingresos medios y bajos.
En la Argentina, los cambios en las prácticas alimentarias siguen la tendencia mundial y atraviesan a todo el entramado social, afectando especialmente a los grupos más vulnerables. En los últimos 20 años, el consumo de frutas disminuyó un 41 % y el de hortalizas un 21 %, mientras que el de gaseosas y jugos en polvo se duplicó en el mismo lapso.

“Transformar la alimentación es desnaturalizarla, cuestionarla, es convertir la información en conocimiento”

Patricia Catoria, Extensionista – INTA General Roca


“A mayores ingresos se dispone de alimentos más diversos y con más nutrientes, mientras que los sectores de menores ingresos acceden principalmente a alimentos menos diversos, con mayores contenidos de grasas, harinas y azúcares refinados”, señaló Patricia Catoria, extensionista del INTA General Roca, y agregó: “Transformar la alimentación que tenemos es desnaturalizarla, cuestionarla, es situarla en tiempo y espacio, es convertir la información en conocimiento y generar alternativas”.


Otro tipo de alimentación es posible y para ello es necesario repensar las formas de producir, distribuir y consumir los alimentos, de manera que sean más sanos y accesibles a las comunidades y generen sistemas más inclusivos.
La horticultura de la región de los valles de Río Negro y Neuquén juega un rol clave en la provisión de alimentos frescos y de cercanía. Estos alimentos frescos llegan a las mesas de manera directa desde la chacra, a través de canales de venta como ferias, puestos y verdulerías a cargo de los mismos agricultores. Además, la región se especializa en la producción de fruta en fresco: pera, manzana, durazno, ciruela, cereza, pelón, membrillo, damasco, frutos secos (nueces y almendras). Complementan la matriz productiva, la producción pecuaria a pequeña y mediana escala y los derivados de la granja, la pesca y la apicultura.

En casa. El sabor de los productos propios es único.


Se estima que la producción local abastece entre un 60% y un 70% de la demanda regional en primavera verano, mientras que en otoño-invierno solo lo hace en un 20% y el resto proviene de otras provincias.
Desde hace 31 años, el programa ProHuerta (Ministerio de Desarrollo Social de la Nación – INTA) promueve la Seguridad y Soberanía Alimentaria, mediante el impulso de huertas y granjas agroecológicas (familiares,escolares y comunitarias/institucionales), la asistencia técnica y capacitación, la educación alimentaria y el apoyo a la comercialización a través de mercados de proximidad y ferias populares.

“Una huerta en casa nos permite ver qué ocurrió mientras producíamos, ya que fuimos quienes cuidamos, y regamos a esas plantas”

Silvana Quizama – INTA Villa Regina


“Una satisfacción intensa es la sensación de cultivar nuestras propias verduras y frutas y luego llevarlas a la mesa. Tener una huerta en casa nos permite saber exactamente qué ocurrió mientras producíamos, ya que fuimos quienes cuidamos, regamos y alimentamos a esas plantas desde que eran tan solo una semilla”, expresó Silvana Quizama del INTA Villa Regina. “Un plus al consumo en fresco de lo que producimos es preparar nuestras propias conservas, para contar con frutas y verduras en contraestación”, señaló Quizama, y remarcó la necesidad de que estas producciones elaborar de manera artesanal deben respetar las buenas prácticas de manipulación y conservación de alimentos que permitan obtener productos seguros y conservas inocuas.


El INTA Alto Valle ofrece espacios de aprendizaje gratuitos y abiertos a todo público, así como materiales audiovisuales sobre buenas prácticas de manufactura familiar, alimentación saludable, y producción agroecológica, entre otros. Estos se encuentran disponibles en la página web www.inta.gob.ar/altovalle.

Dato

41%
La caída en el consumo de frutas durante los últimos años, junto a la tendencia en el aumento del consumo de alimentos industrializados.

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