La más extensa: rápida y caudalosa hasta el final

Alsina recibe el flujo de tránsito directo de la ruta Chica en un extremo. En el otro, inyecta sin parar agua para abastecer a toda la ciudad. Chacras, comercios, casas y hasta el excementerio hacen frente en sus 14,5 kilómetros.

El día y la noche acá es igual. La calle Alsina no para, no duerme”, apuntó apurado Mariano Olguín, mientras atendía el incesante flujo de trabajo ese mediodía. Con el inflador en la mano, en pocos minutos despachó a una ciclista y ya se preparaba para equilibrar el aire de la goma de una camioneta.

La postal refleja lo cotidiano. El tránsito es denso. En el día sólo hay tres horas y media sin paso de colectivos interurbanos por la calle: 1:10 de la madrugada pasa el último que viaja hasta Cipolletti, a las 4:45 llega el primero. En el día le siguen otros 33 micros.

También por Alsina trae la línea Paisanidis del urbano a pasajeros de las zonas rurales y de Chacra Monte. Y por allí hay paradas también del micro que recorre el barrio San Martín. A eso se suman camiones, autos y cantidad de motos y bicis.

Los 14,5 kilómetros de extensión de la arteria no sólo le atribuyen el récord de ser la más larga. Es singular también por ser la única calle que se convierte en ruta fuera del ejido de Roca: es la Ruta Provincial 65, popularmente conocida como ruta Chica.

El puesto en donde viven Luis Antipan (42), su mujer, seis hijos y un nieto se encuentra al final de la Alsina al oeste. El fondo de la chacra que trabaja la familia mira a la calle Coronel Dorrego, que es la que marca el límite de Roca y el principio de Guerrico.

En las tres hectáreas de cuadros con perales y manzanos que resisten a la crisis de la fruticultura, el hombre le hace frente al frío y poda sin parar cuando el sol está arriba. “Hay que preparar las plantas para la floración”, asiente Luis.

Asegura que “en la chacra se trabaja mucho y se vive tranquilo, pero pasando la tranquera están los accidentes”. Recuerda que una vez por una mala maniobra una camioneta en cuestión de segundos terminó casi adentro de su casa. También cuenta las veces que escuchó los choques a metros del lugar donde vive. Las frenadas y bocinas ya forman parte del ambiente natural.

“Andan muy fuerte”, reclamó Luis. “Todo el tiempo van y vienen autos, a toda hora y todos los días”, señaló.

Algunos kilómetros hacia el este, en grandes pizarrones El Chacarero anuncia sus ofertas hace 27 años. El local queda en el cruce con Rosario de Santa Fe y lo que más vende son bolsas de harina, “porque la gente de chacras mantiene la costumbre de hacer su propio pan, todos los días, y esta calle les queda de paso”, apuntó José González (24), encargado.

Como otros comerciantes aledaños, José cuenta que añora el tiempo en que la Alsina no tenía pavimento para cuatro vías ni tantos semáforos. “Las obras le dieron otra cara, pero la gente pasa y pasa. Están más pendientes de no perder el semáforo que de parar a comprar”.

El tránsito constante sí es un factor positivo para el dueño de la Recuperadora Sánchez, que ocupa un predio de 3 hectáreas ubicado en el cruce de la Félix Heredia, en J. J. Gómez. “Nos fuimos del centro y vinimos para acá porque nos gustó el lugar, más retirado. Ahora están loteando y armando nuevos barrios, cuando nos queramos acordar quedamos adentro de la ciudad de nuevo”, destacó Adrián Sánchez.

El paso es permanente también más en el centro. En Alsina al 500, una imagen de San Expedito regala una postal. “El santito quiere que lo muestren, por eso lo puse ahí, me ayudó mucho cuando me aferré a él para salir adelante”, explicó orgullosa Jessica Jorgensen (47).

33 litros de agua por minuto ingresan a la Güemes para abastecer la ciudad

400.000.000 australes

Fin a los anegamientos

En junio del 2011 se inauguró la obra que multiplicó a 4 los carriles y a 14 m el ancho.

Más ancha y luminosa

Si arreglan el caño…

el municipio asfaltará la calle Guemes, entre Mendoza y Jujuy. Habrá bulevar y luces.

Datos

“El santito quiere que lo muestren, por eso lo puse ahí. Me ayudó mucho cuando me aferré a él. Los estudiantes paran a verlo”,
explicó Jessica, vecina que colocó una imagen de San Expedito frente a su casa.
“El tránsito es ideal y se accede rápido por la ruta (…) cuando nos queramos acordar quedamos adentro de la ciudad de nuevo”,
destacó Adrián, dueño de la recuperadora que hace esquina en la Félix Heredia.
“Las obras le dieron otra cara, pero la gente pasa. Están más pendientes de no perder el semáforo, que de parar a comprar”,
apuntó José, encargado de una forrajería que abrió sus puertas hace 27 años.
Justo en el cruce con la Mendoza comienza la calle Alsina. Y el pavimento también. En ese punto, hacia el este, arranca la calle Güemes. Aunque cambie de nombre, se considera en conjunto el eje que traza la ruta Chica al atravesar la ciudad. Por eso es que aún pasando el semáforo de la calle Mendoza se mantiene la doble vía y el flujo del tránsito es importante.
Güemes inicia con una explosión constructiva: dúplex, locales y casas antes del cruce con calle Jujuy, y luego se convierte en una calle rural en donde el paisaje vuelve enmarcarse en líneas de frutales y pequeños asentamientos productivos.
Antes de llegar al sector de Stefenelli, existió allí una vez un cementerio. Hasta 1925 era el único sitio en donde se inhumaban los restos de los primeros pobladores de Roca. Unos 24 años después se impidió por resolución la realización de nuevos entierros en ese predio y hoy queda un cartel que narra la historia.
Aunque la calle termine pocos metros más adelante, la vía retoma la acción del principio del recorrido. En la última parcela ubicada antes de la calle Alvear –que marca el final de Güemes– el movimiento existe día y noche, es que no se apagan nunca los motores. Allí se encuentra la planta potabilizadora de Aguas Rionegrinas.
Unos 48.000 metros cúbicos de agua se inyectan a diario al caño troncal para distribuirse en la red que abastece del recurso a toda la ciudad. “Se capta el agua en el río, pasa por estas piletas donde están los filtros y se le hace el tratamiento, en una hora sale potable para llegar a las canillas de los usuarios”, indicó el jefe de la planta, Emanuel Idiarte.
El caño por el cual viaja el agua tiene 30 años de uso sin pausa, por lo que en el último tiempo presenta deficiencias. El Ejecutivo prometió asfalto para cuando éste se recambie.

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