Las Grutas se vuelve sólo relax en Piedras Coloradas

Los turistas que visitan esa playa tienen un perfil más “tranqui”.Hay un parador, que no atruena pero brinda todos los servicios.

A sólo cinco kilómetros al sur de esta villa balnearia, desconectarse en serio del ruido y del trajín que aunque parezca ilógico implica el hecho de ‘estar de vacaciones’, todavía es posible.

“Acá no hay un parador que con los parlantes a todo volumen recuerde cuál es la canción del verano, la actitud de la gente es relajada y no hay que luchar por conseguir un lugar en la playa. Por eso me gusta este balneario, y todos los días venimos con mi marido y los chicos” relata Norma, una joven cordobesa que descansa al borde del mar, mientras vigila a sus niños que corretean por la arena. Como ella, son muchos los turistas que llegan a Piedras Coloradas en busca de una calma que a través del tiempo perdieron los paradores céntricos, que se muestran siempre atestados de público y plagados de una actividad que no se condice con el relax que reina en este sector.

“Ahora seguimos viniendo seguido, pero no tanto. Alternamos las tardes que pasamos acá con los días en los que optamos por las playas del Puerto San Antonio Este. Sigue siendo un lugar diferente pero cada vez hay más gente, aunque los que vienen llegan escapando del centro, y tienen un perfil más tranqui” cuenta Carlos, un turista de Cipolletti que desde hace años opta por el balneario.

Es que en este punto de la costa todo es diferente, desde el paisaje que parece dispersar de manera caprichosa esas enormes rocas de matices rojizos (para solaz de los que encuentran en ellas un cobijo para relajarse al sol) hasta la particularidad de poseer la primera biblioteca construida en una playa, que con sus paredes de barro y adobe parece salida de un relato fantástico. En esta singular edificación, ubicada en las inmediaciones de la costa, atentas bibliotecarias invitan a descubrir aquellos libros ideales para que padres e hijos compartan un cuento, o esos textos que se convierten en aliados durante una tarde de sol.

En el parador que existe en el lugar, por otra parte, se puede acceder a todos los servicios necesarios que vuelven confortable la jornada playera, o incluso compartir un almuerzo o una cena con todo el sabor de los mariscos y pescados que ya son tradición en la zona.

Piedras Coloradas también es el refugio de los amantes del deporte y de la vida saludable, que tienen el lugar como destino final de sus caminatas, que generalmente inician en las bajadas céntricas y culminan aquí. Por eso al caer la tarde es habitual observar el peregrinaje de los que llegan, buscando un rincón para realizar sus ejercicios de elongación luego de una saludable rutina deportiva.

“Tratamos de aprovechar las vacaciones para ponernos en movimiento, y nuestras caminatas por la playa siempre terminan acá, por eso después nos premiamos comiendo algo rico” relatan Marcos y Gladis, una pareja de turistas fueguinos que ya pueden gozar de vacacionar “sin chicos” y desde primero de mes están “disfrutando del lugar y descubriendo este balneario”.


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