Las tres vertientes K, presentes

BUENOS AIRES (ABA) .- Hermético, como blindado a todo «ruido» externo fue el ambiente que reinó ayer en el colmado Salón Sur de la Casa Rosada.

El gobierno nutrió el acto con tres vertientes: Funcionarios de origen piquetero como Jorge Cevallos y Edgardo Depetri; representantes del sector industrial y gremial como autoridades de la Cámara Argentina de la Construcción y la UIA, el empresario Cristiano Ratazzi o el banquero Jorge Brito, hasta los sindicalistas Hugo Moyano u Omar Viviani; y finalmente, gobernadores oficialistas o aliados.

El marco de tensión se evidenció en el rostro de varios mandatarios provinciales que (al menos los de la primera fila Daniel Scioli, Arturo Colombi y Mario Das Neves) se abstuvieron de aplaudir el único párrafo del discurso de la presidenta que desató la ovación de sus adláteres. Fue cuando les pidió a los productores rurales que se «piensen como parte y no como propietarios del país».

Entre los gobernadores las ausencias quedaron en evidencia por tratarse de dos provincias medulares en la cuestión agropecuaria: Ni Julio Schiaretti de Córdoba, ni el santafesino Hermes Binner acompañaron a la presidenta. El primero -titular del P.J en su provincia- quedó en una situación política comprometida, en tanto el «equilibrista» Binner quedó más cerca de los chacareros.

Los radicales K (Colombi, Miguel Saiz, Gerardo Zamora y Brizuela Del Moral) tuvieron asistencia perfecta, en tanto por Neuquén se anunció a Ana Pechen en representación de Jorge Sapag.

Hubo algunos signos estudiados de moderación como la inasistencia de Luis D'Elía; así como la utilización de parte de la presidenta del calificativo de «imposición» en lugar del más provocativo extorsión.

La presencia de los industriales y de popes de la CGT fue también utilizada en el mensaje de Cristina como contracara de los ruralistas: «Esos sectores tienen diferencias, pero negocian».

El ministro Martín Lousteau empezó su alocución un poco nervioso, hasta que se asentó en la cuestión técnica apoyado en dos pantallas con estadísticas.

Al caer el telón sólo hablaron el secretario de Agricultura, Javier de Urquiza, y el diputado kirchnerista Carlos Kunkel.

Este último se mostró confiado en que el mensaje fuera entendido, pero al final no pudo con su genio: «No vamos a permitir que la Argentina se convierta en un desierto verde», lanzó, y se fue sonriendo.


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