Latinoamérica, con felicidad y tristeza

Para felicidad de unos y tristeza de otros, el presidente George W. Bush iniciará hoy su segundo mandato, lo que genera sentimientos y visiones encontradas entre líderes y ciudadanos de toda América Latina.

En el gobierno de Colombia hay amplia expectativa de que la asistencia de Washington a Bogotá para la lucha contra el narcotráfico y las guerrillas sea renovada cuando el Plan Colombia termine al fin del presente año fiscal. Los jerarcas de la administración Bush elogian el liderazgo del presidente Alvaro Uribe, a quien consideran uno de los principales aliados en la región.

En cambio, en México hay más escepticismo, mientras que las deterioradas relaciones bilaterales con Venezuela no parecen estar encaminadas a mejorar.

Cuando asumió en 2001, Bush priorizó su relación con el presidente mexicano Vicente Fox y se anunciaron muchos planes, incluido un acuerdo migratorio para regularizar la entrada de trabajadores mexicanos a Estados Unidos, pero los atentados terroristas del 11 de septiembre de ese año cambiaron las prioridades en la agenda de Washington y México quedó relegado. La relación se deterioró cuando México, como integrante del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, se negó a otorgar su voto para respaldar una resolución que hubiera permitido a Washington legitimar en esa organización mundial su ataque contra Bagdad. La misma posición adoptó Chile, y a pesar de la retórica, las relaciones de la administración Bush con esos dos países nunca se recuperaron del todo.

La situación con Chile empeoró el año pasado durante la celebración de la Cumbre de la APEC, cuando los chilenos se sintieron molestos por las exigencias del aparato de seguridad de Bush y el presidente Ricardo Lagos decidió reducir significativamente el número de invitados a una cena de gala antes que aceptar que sus invitados fueran revisados por los agentes norteamericanos.

En el Mercosur, las relaciones con Washington son mejores de lo que podría pensarse, teniendo en cuenta que Brasil está gobernado por el líder del PT, Luiz Inácio Lula da Silva, y que el presidente argentino, Néstor Kirchner, continúa hasta ahora la cesantía de pagos sobre la porción privada de la deuda soberana. Washington y Brasilia han logrado establecer una buena relación de trabajo, pero los resultados sólo se ven a nivel bilateral. Las negociaciones para establecer un Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que estos dos países co-presiden, fracasaron estrepitosamente en su objetivo de firmar un acuerdo en 2004 para que el ALCA entrara en vigor el 1 de enero de 2005, y por ahora no se sabe cómo salir del estancamiento. (AFP)

Nota asociada: La seguridad y el frío enmarcan asunción de Bush

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