“Cada vez que decimos adiós», el libro que Luciano Lutereau viene a presentar a la Feria
Luciano Lutereau —psicoanalista, doctor en Filosofía y en Psicología por la Universidad de Buenos Aires— vuelve a interpelar al lector con este ensayo que explora el gesto de la despedida como forma de cuidado, persistencia y transformación del vínculo. El autor vendrá a presentar el libro
En “Cada vez que decimos adiós. Duelos, separaciones y despedidas” (Letras del Sur), Luciano Lutereau se propone pensar el acto de despedirse como una operación psíquica distinta del duelo y de la separación. No se trata simplemente de perder, sino de transformar.
Como señala en el prólogo Verónica Buchanan: “Decir adiós no es fácil. Es el trabajo por el cual notamos en nuestra vida la capacidad del duelo y de la separación. Porque no alcanza con haber hecho un duelo o haber podido separarse. Eso debe anotarse, quedar dicho y encomendado a Dios (adiós)”.
Luciano Lutereau —psicoanalista, doctor en Filosofía y en Psicología por la Universidad de Buenos Aires— ha construido en los últimos años una obra que se mueve con soltura entre el ensayo clínico, la reflexión filosófica y la escritura íntima. En «Cada vez que decimos adiós», su libro más reciente, se detiene en el gesto de la despedida, no como evento puntual sino como experiencia que atraviesa la vida afectiva, la temporalidad del deseo y la forma en que habitamos los vínculos.

El título, tomado de la canción de Cole Porter que Ella Fitzgerald convirtió en elegía (“Every time we say goodbye, I die a little”), funciona como umbral: no hay aquí una teoría del duelo ni una guía para separarse “bien”, sino una exploración de lo que implica decir adiós cuando no hay garantías, cuando el vínculo persiste en la ausencia, cuando el otro ya no está pero sigue siendo parte de lo que somos.
Decir adiós no es separarse, ni hacer el duelo. Es un acto amoroso, porque implica encomendar al otro a una fuerza que lo proteja en un futuro donde ya no estaremos.”
Luciano Lutereau
La cita condensa el núcleo ético del libro: el adiós como forma de cuidado, como gesto que no clausura sino que transforma. En tiempos donde la separación suele pensarse como fracaso o como liberación, Lutereau propone otra lectura: la despedida como momento de maduración afectiva, como pasaje que no niega el dolor pero tampoco lo convierte en obstáculo.
El texto se articula en capítulos breves, con una prosa que evita el tono profesoral y apuesta por una voz que interpela desde lo vivido. Hay referencias a Lacan, Winnicott, Barthes, pero también a Cerati, Dolina y Puig. Esa mezcla no es caprichosa: responde a una voluntad de pensar el deseo y la pérdida desde una cultura afectiva que excede el campo académico.
En uno de los pasajes más potentes, Lutereau afirma que “el duelo no es por lo que se pierde, sino por lo que no se puede perder del todo”. Esa frase, que podría leerse como aforismo, condensa una paradoja que atraviesa el libro: la despedida no borra, no anula, no cierra. Más bien, abre una zona de persistencia, una forma de estar con lo que ya no está.
El libro se estructura como una serie de meditaciones sobre distintos tipos de despedida: la muerte de un ser querido, el fin de una relación, la partida de un hijo, incluso el cierre de una etapa vital. Lutereau no ofrece recetas, sino preguntas que habilitan el pensamiento. ¿Cómo seguir viviendo en un mundo donde el otro ya no está? ¿Qué parte de mí se pierde cuando pierdo al otro? ¿Cómo se escribe una despedida que no sela melancólica ni negadora? A lo largo del texto, dialoga con Freud, Lacan, Barthes, Winnicott, pero también con Cerati, Chandler y Ella Fitzgerald. La despedida se vuelve una escena cultural, una experiencia compartida.
Luciano Lutereau presentará el libro el domingo 14 de septiembre, a las 19:00, en el Auditorio Marcelo M. Berbel. La entrada es libre y gratuita, pero hay que ir con tiempo porque los cupos son limitados (hasta completar la capacidad del auditorio).
En “Cada vez que decimos adiós. Duelos, separaciones y despedidas” (Letras del Sur), Luciano Lutereau se propone pensar el acto de despedirse como una operación psíquica distinta del duelo y de la separación. No se trata simplemente de perder, sino de transformar.
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