Los chicos se crearon un lugar propio en el barrio

VIEDMA.- Los chicos del barrio 20 de Junio de Viedma encontraron la vuelta a esta cruda realidad que les toca vivir, y con la construcción de un playón polideportivo, cuya idea surgió de ellos mismos, al menos buscan alejarse un poco de los riesgos del ocio, las adicciones y los problemas con la policía.

Les costó mucho, nada fue fácil, y recién ahora pueden utilizarlo y cuidarlo organizando partidos de fútbol, hándball y algo de básquet esperando los turnos correspondientes porque el lugar ya no alcanza para todos.

Los dueños del proyecto son apenas 15 pero lo disfrutan más de un centenar de adolescentes y niños de ese complejo habitacional, del vecino barrio América y de otros sectores cercanos.

El apoyo nació el año pasado cuando los chicos comenzaron a cobijarse en el programa oficial Hueche, luego apareció un subsidio nacional por 5.000 pesos y pudieron echar manos a la obra junto a una empresa constructora. El dinero hasta alcanzó para comprar pelotas de diversas disciplinas deportivas y redes para el arco y los tableros.

«Hace dos años me asignaron al barrio 20 de Junio para formar un grupo de chicos, me presenté a los integrantes del Consorcio y comenzamos a trabajar», contó Verónica, la acompañante juvenil del plan que administra la dirección de Promoción Familiar.

Cuando empezó a caminar por el barrio y tocar timbres reclutó a dos y con el correr del tiempo consiguió reunir a los 15 chicos del grupo actual.

Al principio hubo que luchar bastante e inclusive convencer hasta a los propios integrantes del Consorcio. Se consiguió el lugar y comenzaron a trabajar en un predio ubicado de la escuela Nº 296, en un inmenso sector que antes servía sólo para acumular basura.

Cecilia, Laura y Matías que no llegan a los 16 son los que se animan a hablar. «El playón surgió del grupo porque nos dimos cuenta que era lo que más necesitábamos», cuentan tras haber pasado gran parte de su corta vida jugando en las escaleras de los departamentos.

No hablan demasiado y lo disimulan pero se les nota la satisfacción, prefieren decir que «los más chiquitos están recontentos, cuando lo inauguramos hace poco pusimos globos, hicimos torneos para los chicos» a la vez que reconocen por lo bajo que ahora hay menos peleas en el barrio y más integración para «jugar al voley».

También saben que falta mucho camino por recorrer porque el barrio -pese a formar parte de un solo conjunto habitacional- «está dividido», según su óptica.

Observan que «hay un sector de departamentos donde no pasa nada, y luego hay otro grupo donde viven chicos con los cuales no se puede tener amistad».

Como para que pocos se enteren y con cierta vergüenza ajena cuentan que hay pibes que cultivan más la amistad del alcohol y otras adicciones que las de los de su edad, y no falta aquél que ya ha tenido problemas con la policía por haber protagonizado algún acto de «ratería» o por un hecho violento.

Pero como si fue un gran logro y aunque se ven todavía como predicando en el desierto, recuerdan que el día de la inauguración aparecieron a jugar al fútbol «el 'Lolo', el 'Cordero' y el 'Piraña'(sic)», tres de quienes están calificados como conflictivos en este complejo habitacional.

Otros que se suman

El Programa Hueche comenzó varios años atrás para atender la problemática de chicos o adolescentes en riesgo.

El objetivo planteado desde un principio fue contener casos de familias sin trabajo o donde los hijos no tienen posibilidades de insertarse en el medio social.

Los integrantes del grupo empezaron a trabajar a con los chicos escuchando sus propias inquietudes. Así, otros barrios ya se están sumando, salvo el Guido, donde los problemas se multiplican y hasta ahora los chicos pasan a engrosar sólo estadísticas policiales.