Más de 40 testigos citados por el crimen del remisero de El Bolsón

“Pirulo” Sfeir fue ultimado a puñaladas en agosto de 2009. El acusado confesó el hecho, pero dijo que fue una pelea.

Ayer pasaron por la audiencia los primeros testigos. El imputado confesó parte del hecho.

EL BOLSÓN (AEB).- Comenzó ayer en Lago Puelo la primera de tres jornadas del juicio contra Flavio Orlando Fonseca (42), a quien se acusa de haber asesinado a Rodolfo “Pirulo” Sfeir, el remisero que fue ultimado el 27 de agosto de 2009 en el acceso a Epuyén, cuando transportaba al imputado. Están citados 44 testigos. La fiscalía acusa a Fonseca por “homicidio criminis causa” por considerar que el crimen fue un medio para asegurarse el robo del vehículo que iba a ser comercializado en Comodoro Rivadavia. La tesis de la defensa es otra y el imputado procuró sostenerla declarando al comienzo del debate. Fonseca reconoció haber matado a Sfeir, aunque dijo que fue en torno a una pelea que sostuvieron desde que salieron de El Bolsón por la Ruta Nacional 40 Sur. “Salió totalmente descontrolado y empezó a agredirme en forma verbal, a mí, a mi señora y a mi familia… iba zigzagueando en la ruta y me dio un codazo. Después se bajó del auto y no me dejaba abrir la puerta. Me hizo dos tajos en la cabeza con un cuchillo y yo me defendí. Tuve pánico, miedo, me subí al auto y salí despavorido, varias veces vomité en el camino”, relató. Finalmente, un control policial de rutina lo detuvo antes de ingresar a Esquel y allí quedó detenido. Para contrarrestar la acusación de la fiscalía recordó que Sfeir le había pedido que venda su auto en Comodoro Rivadavia y que él accedió, aunque le pareció “raro” el pedido. En el celular de Fonseca se encontró un mensaje de texto enviado por su entonces pareja, quien le decía que se convierta en otro, que cobre la plata y que luego la disfrutaría. Fonseca dijo que ese mensaje se refería a cosas que él había vendido, de las que le costaba reclamar el pago. En cambio, el fiscal Fernando Rivarola dijo al comienzo del debate que el acusado “tiene un extremo deprecio por la vida humana” y que va a demostrar que “actuó con premeditación”, que al remisero lo mató para robarle el auto, el cual ya había negociado en la ciudad sureña. De prosperar esta calificación, a Fonseca podría caberle la pena de prisión perpetua. A su turno, el defensor Hugo Cancino afirmó que “no hubo maquinación o planeamiento previo” y que se trató de “una pelea donde el agresor fue Sfeir y provocó la reacción” de su cliente. Desde su óptica, “el auto fue simplemente el medio que utilizó para alejarse del lugar de los hechos”. En medio, varios testimonios comprometieron seriamente al único imputado de la causa. Principalmente el del encargado de una empresa de gestiones, a quien Fonseca había encargado averiguar en Bariloche por el estado de dominio del Chevrolet Corsa gris, patente FMK-410, que aparentemente ya había negociado. A criterio del acusador, Sfeir “había sido condenado a muerte por lo menos un mes antes del hecho, decisión tomada por Fonseca en conjunto con quien era su pareja; un crimen que fue fríamente premeditado”. De igual modo, la parte querellante hizo hincapié en una serie de llamadas y mensajes registrados entre Fonseca y otros actores del hecho. El asesinato conmocionó a la región y motivó marchas para exigir mejores condiciones de seguridad, lo que derivó luego en la creación de la escuela de policía en El Bolsón, que el 14 de diciembre tendrá su primera promoción.


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