Millonaria inversión para recuperar el cementerio

Con fondos del plan Castello, avanzan las obras para mejorar la capacidad de la gran manzana ubicada entre los barrios Arrayanes, Eva Perón y El Progreso.

A la hora de evaluar qué obras podía incluir en el financiamiento del plan Castello, el intendente Gustavo Gennuso sopesó varias opciones pero finalmente se decidió por la ampliación y mejoramiento general del cementerio, que integró al paquete inicial junto al nuevo puente sobre el arroyo Ñireco.

Los trabajos que ya están en ejecución comprenden en lo esencial la construcción de 240 nuevos nichos, un espacio para la morgue, oficinas de atención al público (que hoy se efectúa en el Corralón municipal), oratorio, elevación del paredón sobre calle Onelli, adecuación del ingreso y parquización.

La inversión en primer término iba a ser de 9 millones de pesos y luego se amplió a otros 5 millones. La dirección y supervisión del proyecto está a cargo del exsecretario de Obras Públicas del municipio Alfredo Milano, quien fue contratado con una “locación de servicios” para esta nueva tarea y también para la concreción del “Puente Negro” en Villa Los Coihues.

El dinero disponible es acotado y exige trabajar contra reloj porque “la inflación avanza” y no queda otra que aplicar recortes en el plan original, explicaron desde el municipio. Una de las obras que está en duda es la pavimentación del “triángulo” de acceso, que quedaría en suspenso, porque la prioridad son las obras para riego y el parquizado.

La fuente consultada explicó que voltearon varios pinos muy antiguos en la entrada porque le daban al cementerio un aspecto muy sombrío.

Como el cerco es muy bajo, no son pocos los que usan el cementerio como un atajo. Foto: Marcelo Martínez

Los nuevos nichos permiten atender la demanda de un año. De todos modos, la crónica escasez de lugar para nuevos entierros quedará salvada porque hay un plan de exhumaciones por el cual los restos -ante la ausencia de reclamo y del pago de deudas por parte de los deudos- son “enviados a osario”.

El abandono y la saturación que presenta el cementerio desde hace años fue motivo de continuas quejas no sólo de los que visitan regularmente las tumbas de sus familiares sino también de los vecinos, que reclamaron históricamente la elevación del paredón perimetral.

Inventario

20.000
tumbas se estima que tiene el cementerio municipal de la calle Hermite. La mayoría está enterrada.

Las obras en marcha sólo incluyen mejoras en el muro sobre la calle Onelli.

La preocupación por la inseguridad y por la incursión nocturna de personas que generan temor en los barrios lindantes estaría parcialmente resuelta con la colocación de cámaras de seguridad.

Aunque no parezca, conseguir empresas contratistas dispuestas a trabajar en el cementerio fue complicado. Algunas se declararon incómodas y rechazaron la propuesta.

Actualmente el cementerio tiene 24 empleados, incluidos trabajadores “de planes” que se ocupan de la limpieza. Está abierto de 8 a 18. Pero el cierre de las puertas no impide el ingreso de personas que en algunos casos lo cruzan para “cortar camino”.

El predio de unas cuatro hectáreas está rodeado de los barrios Arrayanes, Eva Perón y El Progreso.

Desde hace años no hay más espacios y hay parcelas que fueron autorizadas por el municipio y que invaden caminos internos.


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