Mitad de cancha
Un enfoque típico de contador público razonaría de la siguiente manera: si hay medio ambiente, entonces el entero debe ser equivalente a ambiente y así podremos tener 1/4 de ambiente, 1/8 de ambiente, etcétera. Lamentablemente, en este caso, la realidad y las matemáticas parecieran ir de la mano, y para peor. Si pudiéramos reflexionar un minuto, al ver detenidamente la foto social, concluiríamos en que pareciera que vamos camino a tener cada vez menos ambiente. No obstante, en artículos periodísticos, en discursos de dirigentes políticos, en trabajos escolares, en charlas de café, muchos manifestamos ser conscientes de ello, pero por alguna extraña razón antinatural, desde cada ámbito que nos toca actuar diariamente, no sólo no hacemos mucho por mejorar la realidad, sino que accionamos o dejamos de accionar para que el deterioro continúe. Basta con sólo mirar algunas de las noticias cercanas de los periódicos regionales de la última semana y podremos ver cómo los repetidos desarrollos económicos y urbanísticos con planificación deficiente, sumados al propio accionar negligente de nuestra propia vida cotidiana (dije nuestra), agreden permanentemente las condiciones ambientales, generando un pasivo ambiental cada vez más preocupante. Y los gobernantes de turno ¿tienen en su agenda de temas importantes la búsqueda de soluciones a dichos pasivos ambientales; la promoción de iniciativas ciudadanas tendientes a evitar desastres mayores y la promoción de un desarrollo sustentable que compatibilice lo económico, lo urbanístico y el medio ambiente? Peligro de gol Permítanme la duda. Una reciente decisión gubernamental a nivel nacional ha permitido que el “Programa Fútbol para Todos” de la televisión oficial se lleve $ 144,2 millones para la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), provenientes de los fondos asignados en el Presupuesto 2010 a gastos corrientes originalmente destinados a gobiernos provinciales y municipales para fines ambientales. Algunos observadores políticos sostienen, a partir de un primer análisis, que con esa decisión se ha producido un “manotazo al federalismo”. Yo agrego “uno nuevo” y similar a los manotazos que cuanto gobierno asume en el orden nacional, sea del signo político que fuera, viene dando año tras año y gestión tras gestión al conjunto de provincias argentinas. Y las provincias se dejan pegar. Por otra parte, pareciera evidente que la televisación estatal del fútbol no mejora la calidad de vida de los ciudadanos argentinos. Al menos, a mí me cuesta mucho poner dicho gasto del presupuesto nacional con mayor prioridad y preponderancia que el financiamiento hacia otro tipo de destinos relacionados con demandas sociales no satisfechas y, en particular, a sanear los pasivos ambientales que estamos generando. Pero tal vez estoy muy equivocado y, en realidad, si tuviéramos la posibilidad de conocer al instante la respuesta de la mayoría de los ciudadanos argentinos ante la pregunta “¿prefiere usted que el gobierno destine 100 millones de pesos de los que usted paga con sus impuestos a construir plantas de tratamiento de residuos o a financiar la televisación gratis del fútbol?”, la respuesta podría sorprenderme. Espero que no. Los costos de la degradación del medio ambiente están, son reales aunque no los veamos o no queramos verlos. Y como todo costo, alguien en algún momento lo paga: con su bolsillo o con su salud. Todos entendemos que el fútbol es un negocio; sería bueno que también entendiéramos que salvar vidas y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos también es un gran negocio, una inversión que se paga sola. (*) Economista
CARLOS BRAVO (*)
Un enfoque típico de contador público razonaría de la siguiente manera: si hay medio ambiente, entonces el entero debe ser equivalente a ambiente y así podremos tener 1/4 de ambiente, 1/8 de ambiente, etcétera. Lamentablemente, en este caso, la realidad y las matemáticas parecieran ir de la mano, y para peor. Si pudiéramos reflexionar un minuto, al ver detenidamente la foto social, concluiríamos en que pareciera que vamos camino a tener cada vez menos ambiente. No obstante, en artículos periodísticos, en discursos de dirigentes políticos, en trabajos escolares, en charlas de café, muchos manifestamos ser conscientes de ello, pero por alguna extraña razón antinatural, desde cada ámbito que nos toca actuar diariamente, no sólo no hacemos mucho por mejorar la realidad, sino que accionamos o dejamos de accionar para que el deterioro continúe. Basta con sólo mirar algunas de las noticias cercanas de los periódicos regionales de la última semana y podremos ver cómo los repetidos desarrollos económicos y urbanísticos con planificación deficiente, sumados al propio accionar negligente de nuestra propia vida cotidiana (dije nuestra), agreden permanentemente las condiciones ambientales, generando un pasivo ambiental cada vez más preocupante. Y los gobernantes de turno ¿tienen en su agenda de temas importantes la búsqueda de soluciones a dichos pasivos ambientales; la promoción de iniciativas ciudadanas tendientes a evitar desastres mayores y la promoción de un desarrollo sustentable que compatibilice lo económico, lo urbanístico y el medio ambiente? Peligro de gol Permítanme la duda. Una reciente decisión gubernamental a nivel nacional ha permitido que el “Programa Fútbol para Todos” de la televisión oficial se lleve $ 144,2 millones para la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), provenientes de los fondos asignados en el Presupuesto 2010 a gastos corrientes originalmente destinados a gobiernos provinciales y municipales para fines ambientales. Algunos observadores políticos sostienen, a partir de un primer análisis, que con esa decisión se ha producido un “manotazo al federalismo”. Yo agrego “uno nuevo” y similar a los manotazos que cuanto gobierno asume en el orden nacional, sea del signo político que fuera, viene dando año tras año y gestión tras gestión al conjunto de provincias argentinas. Y las provincias se dejan pegar. Por otra parte, pareciera evidente que la televisación estatal del fútbol no mejora la calidad de vida de los ciudadanos argentinos. Al menos, a mí me cuesta mucho poner dicho gasto del presupuesto nacional con mayor prioridad y preponderancia que el financiamiento hacia otro tipo de destinos relacionados con demandas sociales no satisfechas y, en particular, a sanear los pasivos ambientales que estamos generando. Pero tal vez estoy muy equivocado y, en realidad, si tuviéramos la posibilidad de conocer al instante la respuesta de la mayoría de los ciudadanos argentinos ante la pregunta “¿prefiere usted que el gobierno destine 100 millones de pesos de los que usted paga con sus impuestos a construir plantas de tratamiento de residuos o a financiar la televisación gratis del fútbol?”, la respuesta podría sorprenderme. Espero que no. Los costos de la degradación del medio ambiente están, son reales aunque no los veamos o no queramos verlos. Y como todo costo, alguien en algún momento lo paga: con su bolsillo o con su salud. Todos entendemos que el fútbol es un negocio; sería bueno que también entendiéramos que salvar vidas y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos también es un gran negocio, una inversión que se paga sola. (*) Economista
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