Mujeres que reman por la vida en Bariloche

Superaron el cáncer y formaron en marzo el grupo Nahuel Rosa. Se reúnen los sábados para practicar en el Nahuel Huapi.

Desde hace tres meses, un grupo de mujeres sobrevivientes y voluntarias comparte el mismo sueño. Haga frío, llueva o caiga nieve, las mujeres no aflojan. Saben lo que es luchar. Parte del grupo batalló tiempo atrás cuerpo a cuerpo con el cáncer. Fue un proceso doloroso que las hizo más fuertes. Y sobrevivieron.

Son las mujeres del grupo Nahuel Rosa, que cada sábado se reúnen en el Club de Regatas Bariloche para remar por la vida.

En esa actividad encontraron la forma de generar conciencia sobre la detección temprana y la existencia de una vida plena.

El grupo se gestó a partir de la Semana de la Mujer, en marzo pasado, y funciona como una subcomisión del Club de Regatas de Bariloche, que tiene su sede a la altura del kilómetro 20 de la avenida Exequiel Bustillo.

Astrid Bengtsson contó que Gabriela Borraro, que es profesora de educación física, y Patricia Márquez sumergieron al grupo en el remo y dictaron las primeras clases. Gabriela y Patricia reman desde hace unos años en Neuquén, adonde viajaban cada 15 días. “Pero desde este año están abocadas a formar el equipo en Bariloche”, destacó Astrid.

Como no tenían bote, los ejercicios los hacían sentadas en el muelle. Pero el 21 de abril, la firma Extremo Sur les prestó un gomón y desde entonces nadie las detiene.

El grupo se reúne los sábados después del mediodía, en el Club de Regatas. No las asusta ni el frío, ni la lluvia, ni se suspende porque caiga nieve. Las mujeres del grupo Nahuel Rosa saben lo que es luchar contra la adversidad. Comparten en cada encuentro el mismo ritual. Hay que inflar el gomón, darlo vuelta y, después, echarlo al agua. Es una actividad que se hace en conjunto y se disfruta compartiendo unas mates. Remar no es fácil. Requiere de un trabajo en equipo, coordinado.

Las mujeres explicaron que la técnica del remo favorece el drenaje linfático. Pero el aspecto técnico hay que complementarlo con la parte emocional. Y allí está una de las claves de la fortaleza del grupo. “Psicológicamente todas arriba del bote, unidas, compartiendo el mismo tiempo”, sostuvo Astrid.

El sueño del grupo es conseguir el bote dragón “que tiene toda una simbología”. “Somos un grupo de personas remando con el mismo fin”, explicaron. Así, construyen la resiliencia.

El remo es un momento que viven a pleno. Sirve para fortalecer vínculos, sumar fuerzas. Por eso, la actividad tiene toda una simbología importante para el grupo. “Tiene una connotación que va mucho más allá de todo. Es cambio, un cambio de aire. El hecho de estar con las compañeras, de subir al bote, de sentirse pares”, señaló Astrid.

El grupo está integrado por 15 mujeres, entre sobrevivientes y voluntarias. La actividad es gratis, libre e inclusiva contaron Florencia Uheara, María Eugenia Morales y Susan Ballesty.

Leyla Pau viaja todos los sábados desde El Bolsón para estar junto a sus compañeras. Aunque Astrid aclaró que no es una actividad exclusiva para mujeres. Y señaló que el grupo incluye a personas recuperadas de cualquier tipo de cáncer.

Contaron que hay 9 grupos en formación en varios puntos del país con objetivos similares. Y destacaron que Gabriela y Patricia viajarán en julio a Italia para participar de un Festival Mundial de bote dragón.

Patricia se incorporó al grupo hace unas semanas. “Me mudé hace poquito y la verdad que está bueno el grupo, nos divertimos mucho”, contó.

Se enteró que tenía cáncer cuando jugaba al hockey en el Club Independiente de Neuquén. Siguió adelante y hoy es una de las referentes del grupo.

Deporte y mensaje

“El agua nos ayuda desde lo espiritual, nos da fuerzas (…) Y es distinto estar con un grupo de mujeres que pasó por la misma situación.”

Astrid Bengtsson es una de las integrantes del grupo Nahuel Rosa de Bariloche.

Datos

15 personas
entre sobrevivientes y voluntarias integran el grupo, que encontró en el remo una forma de generar conciencia.
“El agua nos ayuda desde lo espiritual, nos da fuerzas (…) Y es distinto estar con un grupo de mujeres que pasó por la misma situación.”

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