Nalbandian deshizo una leyenda

El cordobés venció al brasileño Gustavo Kuerten, un verdadero héroe en suelo parisino.

PARIS (Por Pablo Perantuono, desde Roland Garros) – Fue una batalla, con todos los ingredientes que hacen del tenis, cuando se juega con el corazón, un deporte que guarda iguales dosis de pasión y dramatismo. En el segundo encuentro de la tarde parisina de ayer, David Nalbandian eliminó al brasileño Gustavo Kuerten, por 6-2, 3-6, 6-4 y 7-6 (8/6), metiéndose en las semifinales del Abierto de polvo más importante del planeta. Con él, son tres los argentinos que alcanzan esa instancia, colocando, sin duda, a esta edición del Abierto Francés en la historia grande del deporte nativo.

Ayer David no solo eliminó a un fantástico jugador, sino a un verdadero héroe de esta tierra, cuyo público adora hasta la pleitesía.

«Guga» ganó tres Roland Garros y eso le permite tener a la gente dentro su puño. David, como ocurriera ante Marat Safin, volvió a jugar con el apoyo contrario arañando sus oídos. Eso le agrega a su triunfo de ayer una dosis más de valor.

En el primer set se vio la mayor distancia entre uno y otro. Kuerten no sacó del todo bien y el cordobés aprovechó para quebrarle tres veces. Luego mantuvo su saque para alcanzar un 6-2 en cuarenta minutos. David lucía entero, desplegando otra vez en la cancha la solidez con la que desembarcó en París hace diez días.

En el segundo se empezó a escribir otra historia. Porque «Guga», de a poco, comenzó a ser aquel que llegara a la cima. Quizás el punto que funcionó como resorte para él fue uno del segundo game, uno que sin duda fue el mejor tanto del partido y, porque no, uno de los mejores del torneo. Después de un peloteo eterno y apasionante, Nalbandian lanzo un drop endemoniado. «Guga» no solo llegó sino que tiró otra sutileza. El público delira, se prende fuego por el calor que lanzan estos dos batalladores.

En ese segundo set Kuerten memora al mejor Kuerten posible, ese espigado jugador de golpes angulados y asombrosos. Sacó muy bien y su derecha hizo daño. Ganó 6-3 y la gente se entusiasmó con su buen momento. Es cierto: el estadio lo adora, pero no solo por su triunfos, sino mucho más por su carisma y su sonrisa, por ese andar «pinguinesco» que lo vuelve irresistible. Todo lo que hace «Guga» el público lo convierte en adorable.

Comienza contrariado David el tercero, perdiendo su saque con una doble falta. Enseguida se recupera y se pone arriba. Vuelve a romperle el servicio a Kuerten y consigue un 4 a 1 que parece definitivo. Pero no: «Guga» otra vez lastima con su derecha, profunda y plana. Se coloca 4 a 3 y hace que el partido adquiera estatura de contienda, con un altísimo nivel técnico.

Otra vez el público acaricia a Kuerten con su aliento. Su revés, encima, empieza a evocar aquel épico golpe que lo hiciera famoso. A una mano y paralelo, indefendible para cualquiera. No parece haber rastros de su molestia en la cadera. Más aún, se desplaza en en la cancha como si hiciera surf sobre el polvo.

Pero David vuelve a reaccionar. Tal como hizo durante todo el partido, en los momentos de mayor peligro, cuando Kuerten parecía adueñarse de la escena, el cordobés emergió desde el fondo de su estado de ánimo. También existió un punto que funcionó como punto de quiebre: fue una volea corta de «Guga» que Nalbandian devolvió con lo justo para llevarse el set.

En el cuarto se vivieron los instantes de mayor incertidumbre de la fría tarde de París. Kuerten quiebra de entrada y saca ventaja hasta llegar a un 5 a 3 que invita a pensar en el quinto. Ambos dejan todo en la cancha: juegan al límite, sin guardarse nada, llenos de coraje y voluntad. El «Philippe Chartier» es un volcán. Nalbandian levanta el primero de una serie de varios set points en contra. Iguala en 5 y ya no quedan dudas: tiene la fuerza mental de un soldado. Llega el tie break, donde vuelve a desplegar valentía: estaba 5 a 2 y 6 a 5 abajo, pero saca como un poseído y ante el primer match point a favor clava una devolución de saque increíble.

«Guga» se queda corto y Nalbandian festeja. El público bendice con aplausos la exhibición que acaba de presenciar. El tenis argentino ha conseguido una proeza. Nalbandian y Gaudio han puesto el nombre del país en los libros de historia..

«Fue más que nada raro»

«Las condiciones no dejaron que ninguno de los dos desplegáramos nuestro mejor tenis». Las condiciones a las que hace alusión David Nalbandian en contacto con la prensa son el viento y el polvo que volaron por el aire de París durante su batalla con Kuerten. Es increíble lo de estos chicos: lo que hasta hace unos años podía ser un milagro o una actuación heróica, hoy es un triunfo más.

Porque Nalbandian acaba de eliminar a una leyenda y es semifinalista de Roland Garros, pero el está convencido que no pudo desarrollar su mejor tenis.

Un periodista le comunica que a partir del lunes, gane o pierda los dos encuentros que le quedan en Roland Garros, será el cuarto jugador del planeta y el rostro, entonces si, se le ilumina. «Hay que seguir, hay que seguir», dice sonriendo. Está sentado pero se nota su excitación: mueve su pierna derecha constantemente.

«Estoy jugando bien en todas las superficies y lo bueno de este triunfo es que es en polvo, tal vez la superficie en la que todavía no había tenidos buenos resultados. También se muestra orgulloso por las condiciones en que logró la victoria: «Sabía que 'Guga' iba a ser local, por eso puse toda la garra en momentos decisivos. ¿Si fue dramático? Creo que fue más que nada raro».

Cuando se lo consulta a-cerca de Gastón Gaudio y que éste previamente lo lleno de elogios, Nalbandian acepta que se considera un jugador completo, aunque aclara que hay otros completos como él.

«El partido con él va a ser duro. Gastón es muy especial, no es un jugador muy predecible que digamos», concluye.

'Guga' sufre por sus dolores

«Jugar para mí significa sentir dolor, es muy frustrante», fueron las palabras del brasileño Gustavo Kuerten luego de quedar eliminado ayer en cuartos de final de Roland Garros ante David Nalban-dian. «Guga» volvió a sentirse atormentado por los dolores en la cadera, un problema que lo hizo pasar por el quirófano temporadas atrás y que aún no pudo superar. «El problema empeora debido a la forma en la que juego. Es difícil de sobrellevar y tuve que luchar con él durante toda la semana. Sufrí en la cancha, pero todavía es placentero jugar aquí», comentó el ex número uno del mundo.

  Notas asociadas: Gaudio toca las puertas de la perfección La «Negra» juega el partido de su vida Clerc les pegó duro a Morea y Vilas Un encanto que viene desde la cuna  

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