Negativo balance sanitario para la fruticultura

Nuevamente la carpocapsa es el problema que genera mayores preocupaciones.

ALLEN (AA).- Un balance negativo en materia sanitaria arrojó nuevamente la temporada frutícola que finaliza. La fuerte y preocupante presión de la carpocapsa causó severos daños en las manzanas y peras de la región y continúa poniendo en riesgo los principales mercados para la fruta valletana.

Las condiciones climáticas favorecieron la proliferación de esta plaga, se indicó, aunque contribuyó a disminuir la aparición de hongos en manzanos y perales.

Según una evaluación efectuada por técnicos del INTA, «este año se evidenció mucho daño» de carpocapsa porque «existía una alta población proveniente del año anterior, ya que se habían interrumpido las aplicaciones hacia fines del 2001 por el colapso económico», se recordó.

Además, el clima también se convirtió en un factor que jugó en contra de la actividad y a favor de esta plaga.

Las altas temperaturas de enero y febrero permitieron el desarrollo de una segunda y tercera generación de carpocapsa muy importante, señaló Darío Fernández del área Sanidad del INTA, precisamente en momentos en que se daba inicio a la cosecha y se disminuía la periodicidad de las aplicaciones.

Frente a este panorama, el nivel de daño alcanzado es muy alto para afrontar la próxima temporada, coinciden los expertos, si no existe «un cambio de estrategia de manejo y control de gestión sobre las aplicaciones para poder mantener los mercados actuales».

El cambio progresivo que se proyecta entre los distintos sectores involucrados en esta economía regional, radica en la instrumentación de la técnica de confusión sexual complementada, en principio, con la utilización de los agroquímicos.

En este sentido, se alertó nuevamente sobre la problemática de resistencia de la plaga. «Existe resistencia a los insecticidas piretroides y también venimos notando en la carpocapsa una disminución en la susceptibilidad en los tratamientos con metil azinfos», se explicó.

Fernández opinó que «si no se cambia a otros métodos de control y se sigue abusando de estos productos, vamos a terminar con graves problemas de resistencia».

Por otra parte, en relación a la detección de otras plagas en los montes frutales de la región, desde el INTA se mencionó la aparición de daños provocados por el «agamuzado del peral», que afecta los frutos y les quita calidad.

El efecto que provoca es una mancha de tono amarronado, se apuntó.

Además, durante este año se evidenciaron ataques tardíos de la arañuela roja común, especialmente en perales debido a los fuertes calores producidos en enero y febrero. Esta arañuela avanza y destruye las hojas de las plantas.

Hacia fines de la temporada también se produjeron ataques importantes del «psílido del peral», precisó Fernández. Se trata de un insecto similar a un pulgón, que chupa la savia de las plantas, produce un manchado que quita calidad a la fruta y debilita el árbol.

Si bien las condiciones climáticas en la región tuvieron un papel negativo en relación a la incidencia de la carpocapsa, las altas temperaturas y la sequedad de los últimos meses tuvieron un aspecto positivo: contribuyeron a la no proliferación de hongos, tal como la sarna que había logrado un rebrote preocupante en las últimas temporadas.


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