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El pago de premios en dinero ¿ofende a los juegos olímpicos?

No parece sensato que a un atleta se le exijan condiciones supra humanas de rendimiento deportivo y, a la vez, se le pida que renuncie a una mayor pretensión de lucro.

La Federación Internacional de Atletismo premiará por primera vez con 46.000 euros a quienes ganen un oro olímpico en París.

El organismo presidido por Sebastián Coe destinará 2,2 millones de euros para recompensar a los campeones de las 48 pruebas de atletismo de los Juegos Olímpicos a desarrollarse en la capital francesa.

La decisión, tras 128 años, supone un quiebre con el pasado amateur de los juegos, en una de sus disciplinas más icónicas.

Señaló el ex atleta inglés: “Creemos que es imposible asignar un valor comercial a ganar una medalla olímpica o al compromiso y la concentración que se necesitan incluso para representar a un país en unos Juegos Olímpicos. Por eso es importante, asegurarse que parte de los ingresos generados por los atletas en los Juegos Olímpicos se devuelven directamente a quienes hacen de los mismos un espectáculo global”

El dinero de los premios saldrá del porcentaje de los ingresos olímpicos que el Comité Olímpico Internacional entrega a la entidad. El Comité Olímpico Internacional (COI) en tanto, no respondió de inmediato a una petición de comentarios acerca del plan de la federación de atletismo.

Los Juegos Olímpicos modernos se crearon como un acontecimiento deportivo aficionado y el COI no concede premios en metálico, aunque los medallistas sí reciben compensaciones de parte de los gobiernos y las autoridades deportivas de sus países, además de patrocinadores.

El pago supone el blanqueo de otro ingreso, para atletas hiperprofesionales que desde hace tiempo reciben emolumentos de sus federaciones o sponsors de empresas multinacionales.

Para la postura más conservadora en la materia, la idea del pago resulta una afrenta que ofendería al varón Pierre de Coubertin y su límpida mirada, prescindente de todo interés económico.

Más allá de que los tiempos son otros, no parece sensato que a un atleta se le exijan condiciones supra humanas de rendimiento deportivo y, a la vez, se le pida que renuncie a una mayor pretensión de lucro.

Una vida deportiva limitada y la preparación de asceta que exige el máximo acontecimiento deportivo mundial, justifican tal reconocimiento.

Luego dependerá de cada deportista, el cómo vivencie su amor a su deporte y a su país, no siendo pocos los casos en que grandes figuras resignaron intereses, en al afán de defender los colores del lugar que los vio nacer.

Así en su momento estrellas de la NBA, Michael Phelps, Rafael Nadal, Andy Murray, Roger Federer, Simone Byles o Usain Bolt han dejado todo con tal de participar de los Juegos. Lionel Messi, Sergio Agüero o Ángel Di María ya eran jugadores reconocidos cuando en Beijing 2008 ganaron el oro olímpico.

Hoy mismo varios jugadores de la Scaloneta, actuales campeones mundiales de fútbol, que juegan en las mejores ligas del mundo, muestran su disposición por cubrir los tres cupos que, para jugadores mayores, permite la gran cita ecuménica.

Puede también que tal cobro coadyuve a combatir el dopaje al exigir la World Athletics para su percepción, superar los procedimientos de contralor habituales.

Tal vez este pago permita hablar sin eufemismos y a aceptar una realidad que, a esta altura, al menos en los deportes más convocantes, resulta incontrastable.

*Abogado. Prof. Nac. de Educación Física. Docente Universitario. angrimanmarcelo@gmail.com


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