La relación entre psicoanálisis y medio ambiente

Isabel Mansione* y Alicia Briseño **


Los trabajos con las comunidades originarias nos enseñan que en el contacto con el hábitat pueden generarse lugares mentales y sociales de respeto y cuidado.


El 5 de junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente en Estocolmo, Suecia, donde se hizo la conmemoración de “Una sola Tierra” para llamar a la convivencia sostenible y armónica con la naturaleza. En 1972, se designó este día como el día mundial y se acordó el establecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)

Entendemos por medio ambiente el entorno y las relaciones que los seres humanos establecen con él. Ese entorno al que nos referimos está compuesto por seres vivos y recursos inertes.

Es un concepto muy amplio que incluye desde mudanzas climáticas a las migraciones

El medio ambiente puede ser enfocado desde diversos vértices, y el psicoanálisis puede asumir la responsabilidad social que le cabe en el cuidado de la vida en todas sus formas, pues el ser humano con sus procesos conscientes y no conscientes, que es su objeto de estudio, es un ser social, interactivo, cultural que interviene el medio y lo transforma y también es transformado en esa interacción.

Desde el vértice de la ecología, que es la rama de la biología que estudia las relaciones de los diferentes seres vivos entre sí y con su entorno, se estudia cómo estas interacciones entre los organismos y su ambiente afectan a las propiedades de los insumos, tales como la distribución o la abundancia

¿Podríamos encontrar alguna coincidencia entre el psicoanálisis y el pensamiento ecológico?

Quizás sí, pues ambos toman el camino contra lo hegemónico en la modernidad, o sea contra la supremacía de posturas que generan una idea con valor universal acerca de la racionalidad de la especie y de la riqueza inacabable del planeta.

El sujeto ecológico y el sujeto psicoanalítico pueden considerarse como portavoces de una visión sostenedora del cuidado sobre la condición humana y su hábitat.

Aunque el psicoanálisis advierte sobre el malestar en la cultura por algunas características agresivas de la especie humana que al actuar sobre el mundo interno y el mundo externo puede hacerlo sin consideración hacia lo que ataca o destruye, no elimina la esperanza sobre el cambio, pues trabaja en un espacio “trans”, con lo trans-disciplinar, lo transcultural y lo trans- subjetivo

El planeta tierra tuvo desde sus orígenes comportamientos convulsionantes mucho antes de que la especie humana lo habitara y ha sufrido el impacto de fenómenos naturales y accidentales que incidieron en la evolución de la vida en sus diferentes formas.

Ahora bien, la llegada del homo Sapiens, que se impuso al hombre de Cromagnon, trajo avances para el cuidado de la vida y de los seres vivos a través de los desarrollos de la ciencia y de la tecnología y al mismo tiempo un tipo de organización social que impuso modos de producción y de relaciones interhumanas que hoy tenemos que reflexionar y procurar cambiarlas porque “nuestra casa” está amenazada, y nuestra casa incluye los vínculos interhumanos.

La palabra Humano, nos remite a “humus” tierra y “anus” perteneciente. Es decir, perteneciente a la tierra, a la arcilla y nos evoca los diferentes orígenes del hombre, según las distintas culturas.

En el Génesis, el hombre fue hecho de barro, esto es, arcilla, tierra; para los antiguos mayas, el hombre hecho de arcilla tendía a disolverse con el agua, entonces eligieron los dioses la madera, resultando un hombre con poca flexibilidad, así que en un tercer tiempo, fue hecho de maíz. Con estos dos ejemplos, podemos darnos cuenta que el material elegido por los dioses fue tomado de la naturaleza porque somos naturaleza.

En el 2021, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente presentó un informe denominado “Hacer las paces con la naturaleza” con la propuesta de un compromiso por la toma de consciencia por un cuidado del ambiente y lograr, con la conferencia “Estocolmo+50: un planeta sano para la prosperidad de todos – nuestra responsabilidad, nuestra oportunidad”, a través de los esfuerzos conjuntos de los distintos países.

Sabemos de huellas de carbono, o como dice el podcast de National Geographic “lo que haces cuenta”, tenemos noticias sobre que el ser vivo más grande de la tierra (árboles) se está muriendo, que hay especies en extinción, guerras y producción de armas, que persisten y aumentan migraciones forzadas por peligro de muerte real. También sabemos del abandono político y social de poblaciones vulnerabilizadas e invisibilizadas.

Y sin embargo al mismo tiempo sabemos de desarrollos tales como el ecoturismo, las energías renovables, la economía circular, el reciclado, la atención psicosocioemocional desde programas comunitarios, lo que muestra tanto las tendencias destructivas como las tendencias creativas de nuestra especie.

Los psicoanalistas durante el siglo XX y XXI hemos atravesado también procesos de cambio y creación de teorías en las que lo vincular, lo relacional, lo intersubjetivo, y el vínculo con el planeta han ido cobrando mucho protagonismo. Esas fuentes nos han permitido construir espacios y dispositivos para intervenir en la comunidad, de tal modo de prevenir los riesgos para el cuidado de la vida humana y del planeta.

Uno de los campos de trabajo por ejemplo es el acompañamiento a poblaciones de refugiados y migrantes forzados, en general de tal modo de crear espacios donde puedan sentirse cuidados y al mismo tiempo sostenidos para proyectarse en un nuevo país que los piense adecuadamente. Asimismo, organizaciones de los psicoanalistas trabajan con la comunidad en contextos de emergencia por catástrofes naturales, que terminan siempre convirtiéndose en catástrofes sociales.

También hay grupos de psicoanalistas trabajando por la defensa de los derechos de niños y jóvenes a través de diferentes proyectos comunitarios lo que aporta un valor agregado al cuidado de las interacciones en el planeta

Los trabajos con las comunidades originarias, nos enseñan que en el contacto con el hábitat pueden generarse lugares mentales y sociales de respeto y cuidado.

Como se menciona anteriormente, el psicoanálisis fortalece la toma de consciencia en aquellos que se benefician de las prácticas comunitarias, que favorecen una situación integral entre la persona y su medio ambiente humano y natural.

Pero esto no es suficiente, las desigualdades sociales, económicas, culturales, etc. , no permiten el ideal de hacer sostenible esa armonía con la naturaleza. Tenemos por delante un trabajo muy serio e importante y el psicoanálisis, esperamos, podrá hacer su parte, reinventarse en nuevos proyectos comunitarios y promover permanentemente la toma de conciencia.

* Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires

** Sociedad Psicoanalítica de México


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