Referéndum en Bariloche: ¿Quién paga el Sí?

En cualquier consulta democrática seria, la decisión ciudadana debe ir acompañada de información clara y completa sobre su impacto económico.

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Cuando el “Sí” cuesta más de lo que parece.

De las 10 preguntas, al menos 6 implican erogaciones directas o compromisos de gasto futuro: asfaltado de calles, construcción de un natatorio, finalización del centro de convenciones, declaración de emergencia habitacional, cesión de inmuebles públicos y creación de nuevas estructuras municipales.

El problema no es solo que el costo no está explicitado, sino que tampoco se aclara si un voto positivo habilita al Ejecutivo a endeudarse, reasignar partidas presupuestarias o incluso crear nuevos tributos. Este silencio es grave. Porque lo que se presenta como un acto de soberanía popular podría, en los hechos, transformarse en un cheque en blanco que compromete el presupuesto municipal y, por ende, el bolsillo del contribuyente.

En cualquier consulta democrática seria, la decisión ciudadana debe ir acompañada de información clara y completa sobre su impacto económico. Votar sin conocer cuánto cuesta lo que se vota es una forma de manipulación que disfraza de participación lo que puede terminar en frustración.

El caso gremial: un “Sí” con final judicial


Otro punto crítico es la propuesta de dejar de pagar con fondos públicos los sueldos de los empleados municipales que se encuentran con licencia gremial. Aunque la intención puede parecer loable desde la óptica de la eficiencia o la transparencia, cualquier modificación de estas condiciones puede derivar en juicios contra el Estado municipal, si se considera que viola derechos adquiridos o convenios colectivos.

El riesgo es evidente: si la Justicia falla a favor de los trabajadores afectados, el municipio deberá pagar retroactivos, intereses, costas judiciales… ¿Con qué recursos? Con los de todos los barilochenses.

Una vez más, el ciudadano paga la cuenta de decisiones que, sin debate técnico ni consenso legal, se someten al voto popular como si se tratara de una encuesta de redes sociales.

La trampa del entusiasmo


No se cuestiona el derecho a votar ni la idea de ampliar la participación ciudadana. Todo lo contrario. Pero la democracia directa mal planteada puede ser igual de peligrosa que la opacidad institucional. Porque no hay voto informado si no hay información completa. Y no hay soberanía popular si el resultado termina siendo rehén de la improvisación.

Por eso, como ciudadano y profesional, propongo que el Municipio de Bariloche:

1. Presente un informe financiero por cada pregunta con impacto económico.

2. Aclare si el “Sí” habilita o no nuevas tasas, deuda o reorientación del presupuesto.

3. Informe sobre la viabilidad legal de medidas como la suspensión del salario a delegados gremiales.

4. Garantice un espacio de debate plural y técnico antes de la consulta.

De lo contrario, este referéndum corre el riesgo de convertirse en una peligrosa ficción participativa donde todos votan, pero nadie sabe realmente qué está votando… hasta que es tarde, y la cuenta llega.

* Contador Público.