Otra confesión de cómo el sindicalismo y la izquierda secuestran la educación
Aún sostienen que su derecho a protestar no se puede armonizar con el de educación, confunden libertad de expresión con bajada de línea, afirman que no hace falta educación financiera y creen que escribir con X es incluir.

Desde estas mismas páginas, unos días atrás la UnTER volvió a dejarnos una de las más elocuentes confesiones de lo que hace su gremio: secuestrar la educación, usurpar las escuelas y tener de rehenes a miles de alumnos en toda la provincia.
No fue de manera tan burda como cuando la actual secretaria general, Silvana Inostroza, admitió con desparpajo que buscan adoctrinar a los chicos “para que nunca más tengamos un gobierno como el actual”. Esta vez eligieron utilizar a Héctor Roncallo, uno de los pocos dirigentes con cierto prestigio que les quedan, para atacarme personalmente.
Debo confesar que tengo respeto y afecto por Roncallo. Por eso me duele ver cómo lo utilizan para seguir defendiendo los privilegios de la casta sindical. Pero no puedo dejar de responder a las calumnias con las que quiere seguir confundiendo a los rionegrinos.
Lo primero que llamó mi atención fue una inquietante referencia intelectual. Con total liviandad Roncallo me atribuye una intención de “vigilar y castigar” y hace referencia al “panóptico”. Conceptos del filósofo francés Michel Foucault, de gran ascendente sobre una izquierda posmoderna que cree que su misión es cuestionar las instituciones y terminar con las relaciones de poder que imaginan en ellas. Pero también, como reveló Guy Sorman, Foucault era un abusador de menores, hecho que cuesta creer que no moldeara su pensamiento.
Más allá de este hecho, que de por sí podría ser revelador de lo que inspira a la UnTER, el resto de su escrito demuestra que sus dirigentes no entienden lo que leen, o eligen no entenderlo. De esta manera, siguen sosteniendo que su derecho a protestar no se puede armonizar con el derecho a la educación, que es lo que busca la esencialidad; siguen confundiendo libertad de expresión con bajada de línea; siguen afirmando que no hace falta educación financiera “porque es funcional al capitalismo”; siguen creyendo que escribir con la X es incluir y otro montón de ideas que atrasan.
Por otra parte, en medio de sus descalificaciones Roncallo (o quienes lo mandaron) me atribuye dichos sobre los sueldos docentes que en realidad salieron de la boca del gobernador. ¿Por qué no se anima a mencionarlo? ¿Será porque tiene miedo de que le descuenten a los que no van a trabajar? ¿O porque hay connivencia con un gobierno que decidió cederle el manejo de la educación a la UnTER?
“Miente, miente, que algo quedará”, dijo alguien a quien seguramente la UnTER no reivindica como a Foucault, pero que pone en práctica todos los días.
Debo decirlo una vez más: respeto y valoro el trabajo docente. Quiero que tengan mejores sueldos y condiciones de trabajo, que puedan formarse con programas de vanguardia y no con ideologías obsoletas, que las escuelas tengan gas y que no haya murciélagos. Lo que no quiero, de ninguna manera, es que una manga de delincuentes disfrazada de sindicalistas siga diciendo que representa a los que enseñan con amor y vocación.
*Legislador rionegrino, PRO-Unión Republicana.
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