Para los turistas, Bariloche fue una fiesta de color blanco

La intensa nevada, que pintó toda la ciudad, fue motivo de alegría para los que llegaron de visita a la ciudad cordillerana y pudieron ver de cerca y admirar el fenómeno meteorológico.

Parados en las escaleras de la Biblioteca Sarmiento en el Centro Cívico, Liliana y Alfonso tienen la mirada perdida en el lago Nahuel Huapi. No hablan ni sacan fotografías. Simplemente observan la nieve caer.

La pareja de 65 años llegó el lunes pasado desde Resistencia, Chaco. “Estábamos esperando la nieve pero no esperábamos encontrarnos con una nevada como esta. Nunca vimos nevar así. Es algo hermoso y el frío realmente no se siente”, explicó conmovida la mujer.

A unos pocos metros, sobre la calle Reconquista, Patricio despeja la nieve de su Fiat Uno modelo 94. Llegó a las 10, como siempre, para abrir su local y tres horas después, ya se habían acumulado varios centímetros de nieve en su auto.

“Diez años atrás, esto era normal; hoy ya no. Igual esto en relación a las nevadas del 80 o 90, es una risa. Pero hay mucha gente que se ha venido a vivir a Bariloche que no conoce y sale igual en su vehículo. La clave es bajar un poco los neumáticos, que no estén muy inflados, para que tengan un poco más de agarre. Y conviene circular cerca del cordón por donde corre el agua. Son mañas que uno tiene”, comentó el hombre divertido.

Catalina, una comerciante de la calle Mitre, despejaba la nieve de la vereda con una pala y arrojaba sal, mientras más adelante, otro comerciante arrojaba agua con una manguera. “Esto lo que tendríamos que hacer todos pero no pasa. De todos modos, estoy contenta porque esta nevada es una bendición”, dijo la mujer.

El centro de Bariloche suele recibir una o dos nevadas al año pero más allá del espectáculo, la nieve no llega a acumularse. Los “viejos” barilochenses coinciden en que cada año nieva un poco menos pero esta última sorprendió a locales y turistas ya que se generó una buena capa blanca que cubrió por completo el Centro Cívico.

Rita llegó el jueves a Bariloche desde Berazategui, provincia de Buenos Aires. Su hijo de 7 años se deleitó arrojando bolas de nieve en la plaza durante varias horas. No hubo forma de convencerlo para que regresara a descansar unos minutos al hotel. “Ingresando a la ciudad, la ruta estaba complicadísima, especialmente en los últimos 163 kilómetros. Pero valió la pena y realmente, lloré al ver la nieve. Es muy emocionante”, indicó la mujer alzando la voz porque un grupo de estudiantes cantaba en el centro de la plaza.

Cristina, de Merlo, se dio el gusto de que su nieto Dante conociera Bariloche. Con equipo de nieve, gorro y guantes no se cansaban de admirar la nevada sentados sobre una de las barandas de la plaza contigua al Centro Cívico.

Los “viejos” barilochenses coinciden en que cada año nieva un poco menos, pero ayer sorprendió a locales y turistas al generarse una buena capa.

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Los “viejos” barilochenses coinciden en que cada año nieva un poco menos, pero ayer sorprendió a locales y turistas al generarse una buena capa.

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