Placidez alterada

El gobierno sigue enmarañado en trámites y sin reacción.

Adrián pecollo adrianpecollo@rionegro.com.ar

Regocijo y perturbación. Ambas emociones alterna el ánimo del gobernador Alberto Weretilneck. Su gozo crece cuando ratifica el ascenso de su aceptación ciudadana y cae en la inquietud frente a la insurrección de sectores oficialistas. En la dimensión del Estado el gobierno sigue subordinado a las emociones. Le cuesta aún el pase de un expediente a las concreciones. Así, las sesiones de funcionarios siguen ocupadas en los trámites burocráticos. El universo sindical está mutando. ATE prueba un cambio en su tradicional estrategia combativa y ensaya un proceso de análisis con el poder. Weretilneck reabrió esa posibilidad con más promesas que aportes efectivos. Ese intento de conversión aún es precario por las dudas y sospechas mutuas. El encuentro del martes estuvo a punto de suspenderse cuando la seccional de Bariloche –la más movilizada– lanzó un paro hospitalario. “Así no hay reunión”, fue la advertencia oficial a ATE. El convite se confirmó cuando el gremio suspendió –por nota– la medida. El resultado del cónclave: un acta de juras recíprocas cuya marcha comenzará mañana con debates en comisiones. Ese anuncio de convivencia reubicó a ATE en el mundo de las decisiones, pero UPCN no ha quedado afuera. Días antes Weretilneck dialogó con su secretario, Juan Carlos Scalesi. Pero este dirigente igualmente respondió a la estocada que significa aquel trato oficial a su rival. Cayó su tolerancia frente a las ociosidades. Existía una negociación extrajudicial por la demanda de UPCN en la postergada aplicación de la ley 4640 –que exige aportes totales para próximos jubilados– pero en la última semana Scalesi ratificó el proceso judicial después de ciertas dilaciones de Economía para un plan de implementación. Otra réplica fue política: hizo conocer sus contactos con Sergio Massa. El mapeo gremial también podría variar en diez días con la probabilidad de un recambio en el liderazgo de la Unter. Su titular, Jorge Molina –que llegó a esa representación cuando Marcelo Mango asumió en Educación–, intentará su continuidad frente a la oposición de Mario Floriani. Esos estados gremiales son esenciales cuando Río Negro vislumbra un complejo porvenir financiero para el 2014. La recaudación provincial –después de un repunte– se ameseta y los envíos de la Nación no serán lo que eran; incluso las modificaciones en el impuesto a las Ganancias pronostican una merma cercana a los 100 millones para el 2014. Además, el progreso de las regalías petroleras continúa ligado al buen precio del crudo, mientras la renegociación de contratos está estancada. Los acuerdos, como se había anunciado, no estarán concluidos tampoco este mes. Sus recursos, que el ministro Alejandro Palmieri estimó en más de 1.000 millones de pesos, difícilmente ingresen el año próximo. Más allá de la evaluación de Energía, el proceso de renegociación está en problemas y por eso el gobierno demandó judicialmente por incumplimientos ambientales a las petroleras, muchas de ellas con contratos para renegociar. Allí, obviamente, no hay hoy tratativas válidas. Falló el canal político y su paso a la Justicia está orientado a instigar un acuerdo. ¿Servirá realmente? El tiempo se reduce porque los contratos comenzarán a vencer en algo más de dos años y el nivel de inversión en la producción –finalmente– será un componente de presión y tensión. Los ingresos tienen su clara finitud. No ocurre así con los egresos del Estado, siempre alentados por la evolución salarial. Empujan las subas de los haberes y el continuo y anárquico ingreso de personal. No hay esquema válido de control. Otra vez Palmieri se quejó en el gabinete por la suba de agentes y a los pocos días su segundo, Emanuel Tobares, reiteró igual advertencia en una reunión con los directores de Recursos Humanos. Ese encuentro técnico se asentó en la llamativa precariedad de las inclusiones. Ocurre que este Estado está pagando salarios a agentes que no registran ninguna formalidad y hay convocados con meses sin cobrar. El peligro es notable. ¿Qué ocurriría si existiera algún accidente con ese personal no formalizado? La deficiencia laboral subsiste incluso cuando existió un claro mandato de Weretilneck, como la utilización de las becas para incorporar personal. En la reunión con ATE, su dirigente Leticia Palma advirtió que se seguía con ese precario esquema y lo negaron Weretilneck y el ministro Ernesto Paillalef. Aquélla insistió y precisó su acusación. “Tito, ¿eso es así?”, consultó el mandatario al titular de Desarrollo Social. “Puede ser, pero en casos excepcionales”, se excusó. “Esto no puede pasar. Ésta es la pelea que tenemos. No quiero un becado más”, lo retó mal frente a otros funcionarios y una decena de dirigentes de ATE. Conclusión: siguen las becas, cuya erradicación el gobernador había prometido para julio. Persisten, para colmo, las interminables tramitaciones para implementar alguna corrección, como el anunciado formulario médico único. Ese instrumento buscaría controlar el ausentismo y reducir –cuando menos– la fuga diaria de recursos humanos. Por ahora esas ausencias tampoco fueron abordadas, no obstante haber sido motivo de desvelo en el gabinete. El desbarajuste se reflejó –recientemente– con el asalariado que siguió cobrando durante ocho años del Tribunal de Cuentas –el máximo órgano provincial de control administrativo– aunque no se pudo demostrar que cumplió función estatal, a pesar de que figuraba con adscripción en el Poder Legislativo. Ninguna de aquellas urgencias vale cuando el gobernador detecta en los sondeos que su figura mantiene una alta aceptación de la población que supera el 50%. Recién se despabila cuando lo sacude otro atolladero interno de los que se repiten y desconocen cualquier proceso electoral en marcha. A sólo tres semanas, Río Negro avanza reposadamente hacia el 27. La dirigencia del FpV se mantiene ociosa y sumó una particularidad: los candidatos que critican a sus compañeros de lista, como lo hizo María Emilia Soria hacia su segundo Luis Bardeggia (“No se tomó licencia, lo veo en el IPPV y no haciendo campaña”, declaró en una entrevista radial de Roca). Pichetto no pierde su foco y calla cualquier enojo. Prioriza la cosecha y cree que puede llegar al 45%. Se ilusiona –según los últimos sondeos de Ricardo Vignone– con que la distancia con el segundo permita incorporar a los dos diputados del FpV, Soria y Bardeggia. El plácido andar electoral del oficialismo sí derrapa frente a la volatilidad de sus relaciones internas. Un asado de aniversario derivó en un mitin crítico de María Emilia Soria, con la presencia de una veintena de funcionarios demasiado prudentes frente a la censura a su gobierno. No concurrió pero, igualmente, el secretario general Hugo Lastra fue el más perjudicado. Su cartera y sus colaboradores habían alentado el crecimiento de la agrupación organizadora, “Jóvenes en Acción”. Hubo oportunismo de sus adversarios pero inicialmente existió impericia y amateurismo político. Ya Weretilneck había apartado de su entorno a Lastra porque lo ubicó entre los funcionarios interesados en complacer al intendente roquense Martín Soria. Esa frontera hoy es concluyente para el gobernador y parecería dispuesto a exponer más ese contorno. Lastra –enfrentado con Pichetto– se acercó a Soria en la regeneración del PJ y lo hizo con unas 600 afiliaciones recogidas por las agrupaciones, como la ahora famosa “Jóvenes en Acción”. Son preparativos porque en diciembre se elegirá la conducción del PJ, que preside el senador y donde Soria pretende incidir fuerte. ¿Qué pasará con la renuncia de Lastra? Weretilneck la aceptará. El reemplazo recaerá en alguien –¿un actual funcionario de rango menor?– que llegará con plena fidelidad al gobernador. Esa anticipada reformulación en la Secretaría General podría extenderse a otros cambios pendientes, como en la segunda línea de Salud. O, en todo caso, éstos quedarán nuevamente postergados hasta una revisión posterior a las elecciones del 27. Habrá llegado entonces la oportunidad para intentar una reacción que sirva a un mejor Estado y, en definitiva, traiga un mejor trato hacia los rionegrinos.


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