Polémica en Cipolletti por la terna para juez de Paz

CIPOLLETTI (AC).- Los dos ediles de la minoría opositora en el Concejo Deliberante cuestionaron en la sesión de ayer la metodología utilizada por los cuatro representantes de la mayoría oficialista para la designación de la terna de la que saldrá el nuevo juez de Paz cipoleño, ya que el actual, Rolando Funes, que lleva más de 15 años en el cargo, se jubiló.

De tal forma, tanto Alejandro Paredes (UCR) como Norma Dellapitima (MARA) enfatizaron que no se les dio participación alguna en esa preselección y que el oficialismo -Mabel Rigoni, Roberto Bichara, María Bongiorno y Cristian Blanco, todos del Encuentro de los Rionegrinos- decidió por sí sin escuchar sus sugerencias.

El Tribunal Superior de Justicia de la provincia, tiempo atrás, delegó en el Deliberante la facultad de abrir un registro y de realizar una preselección de tres personas.

Resultaron nominados las abogadas María Dolores Cardell, Aída Obregón, y el estudiante avanzado de abogacía, Pablo Zille, que es actualmente empleado del juzgado de Paz de la ciudad.

En función de la polémica la terna fue aprobada sólo con los votos del bloque mayoritario -estaban Rigoni, Bichara y Bongiorno- porque tanto Paredes como Dellapitima se abstuvieron.

Paredes abrió el fuego exponiendo su malestar y disconformidad porque -siempre según su criterio- no se había cumplido una especie de compromiso tácito, no escrito pero sí conversado, sobre que la minoría tendría la posibilidad de designar al tercer nominado.

«Se ha procedido de manera arbitraria», proclamó. «No fuimos escuchados y esta es una terna del oficialismo».

Dellapitima, a su turno, dijo que «no fuimos escuchados pese a haber sugerido dos nombres».

La gente del bloque de Encuentro retrucó.

Tanto la presidenta del cuerpo, Mabel Rigoni, como Bichara y en mayor medida Bongiorno, pusieron de relieve que en ningún momento se adoptó otro criterio que el que había dispuesto el STJ.

Dijeron que la elección fue limpia y apartidaria al extremo, que se resolvió en base a los respectivos currículum vitae, que los de la terna no merecen ninguna objeción y también refutaron dichos de la minoría sobre que no se le dio protagonismo a la Superintendencia de Justicia de la IV Circunscripción Judicial.

Concretamente desde la mayoría se consignó que la Superintendencia tuvo la lista de 20 postulantes a su disposición y que en función del análisis había destacado a cinco para la composición de la terna.

Pese a que el STJ no exigía como condición obligatoria que el postulante sea abogado o que tenga algún título universitario, Bongiorno -también cruzando a la minoría en ese aspecto- puso de relieve que resultaba imprescindible que las personas ternadas para ese cargo tuvieran amplios conocimientos jurídicos.

Fundamentó que así lo exigen las actuales funciones de un juez de Paz, incluyendo aspectos de violencia familiar, minoridad y casos que en la práctica referencian al Juzgado de Paz como una verdadera antesala a la justicia Penal, Civil y Laboral, por la multiplicidad y complejidad de sus tareas.