Política, poder y negocios

GUILLERMO BERTO

gberto@rionegro.com.ar

NEUQUEN (AN)- Política, negocios y, por si faltara algo, sexo. El escándalo de los subsidios de Centenario volvió a convertirse en una causa que molesta al poder, y aunque nadie cometa la inocencia de esperar que se desmadre, mientras el expediente siga abierto será una navaja girando en círculos que puede lastimar al que se aproxime demasiado.

La causa que comenzó en setiembre de 2002 admite varios niveles de análisis. Por una parte, es una pelea entre bravucones de arrabal que se disputan los favores del mandamás de turno para manejar ese jugoso comercio en el que se convirtieron los subsidios casi desde su nacimiento.

Un escalón más arriba, representa una pulseada entre los dos cabeza de serie del pueblo: el que fue y quiere volver a ser, Luis Castillo, y el que es y no quiere cocerse en el mismo caldo que su antecesor, Adrián Cerda.

Bajo otra lectura, es una piedra (el tiempo dirá de qué tamaño) en el zapato de Jorge Lara, quien como ministro de Desarrollo Social casi sufre el disgusto de que le allanaran el despacho, porque su hombre en Centenario quedó pegado en el escándalo. Y cada vez que la causa resurge de sus cenizas, invariablemente se nombra al ahora Jefe de Gabinete.

Y, por último, es un hacha de guerra nunca enterrada entre el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Roberto Fernández, y el ex fiscal anticorrupción (hoy defensor de Cámara) Pedro Telleriarte. El año pasado Fernández quiso reflotar un sumario contra Telleriarte justamente por su desempeño en esa investigación. No lo logró, pero el presidente del TSJ no parece ser de los que olvidan fácilmente.

Así desplegado, el abanico tiene colores para todos los gustos y por eso no es extraño que cada cual lo quiera utilizar según su conveniencia.

La última movida la hizo «Garrincha» Figueroa presentándose a declarar ante el juez Daniel Varessio. Se trata de un puntero de similar calibre al de Molina que trabaja con el actual intendente Cerda. Una cuadrilla de operarios a su mando realiza tareas para el municipio.

Si las versiones que circulan son ciertas, Figueroa declaró ante el juez: «se me está por vencer el contrato que tengo con Cerda y no me lo quiere renovar. A este le va a pasar lo mismo que a Castillo».

También procuró hundir a Molina: lo acusó de intercambiar subsidios por favores sexuales, y dijo que lo probará con testigos.

Acaso por eso «Zapallito» salió a advertir que si lo quieren ensuciar, él todavía tiene mucho para decir. Dio un adelanto: «cuando me llevaron a la comisaría Primera me decían que lo hiciera cagar a Castillo pero que no lo tocara al ministro Lara». Es cuanto menos curioso: al declarar en la causa, el 26 de octubre de 2002, involucró seriamente a Lara pero lo despegó a Castillo.

La saga promete entregar más capítulos.

Notas asociadas: Aseguran que la causa sigue en pleno trámite  

Notas asociadas: Aseguran que la causa sigue en pleno trámite  


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