Diputados proponen abandonar la boleta electrónica y volver al voto de papel en Neuquén
El diputado Andrés Peressini presentó un proyecto en la Legislatura. Planteó que la boleta electrónica está en retroceso en varios países porque no es auditable. Criticó que lo provee una sola empresa y que es más costoso que el anterior sistema.
Los comicios del 16 de abril fueron los segundos que se hicieron con este sistema en la provincia. Foto: archivo Fabián Ceballos.
El diputado del bloque Siempre, Andrés Peressini, «sorprendió a todos» el lunes al presentar un proyecto de ley para que Neuquén abandone la boleta única electrónica y regrese a las tradicionales boletas partidarias de papel a partir de las próximas elecciones. Junto a su par de bancada, Laura Bonotti, busca que la provincia recupere el anterior sistema por considerarlo más auditable y no ligado a las decisiones de una empresa, hasta acá la única proveedora de las máquinas que se usaron en 2019 y 2023.
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Neuquén incorporó el voto electrónico cuando reformó su código electoral, en 2016, por iniciativa del gobernador Omar Gutiérrez. Los legisladores fundamentaron en el proyecto que fue una modificación «atravesada por el clima político que impulsaba la reforma electoral en el Congreso de la Nación con la finalidad de implementar un sistema de votación ‘más transparente’ en la Argentina durante el gobierno de Mauricio Macri».
«Si bien esa discusión fracasó, la atmósfera creada precipitó de diferentes maneras en las 24 jurisdicciones del país, con debates que llevaron a su implementación en alguna de estas provincias», apuntaron.
El sistema se usó en las elecciones a gobernador de 2019 por primera vez y nuevamente el 16 de abril de este año, junto con algunas experiencias en municipios.
Peressini dijo ayer a Diario RÍO NEGRO que «el sistema se está dejando de usar en distintos países y también en Argentina», por ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires el pasado 22 de octubre.
También recordó que en el 2019 «hubo cuestionamientos por irregularidades» como los que hizo la alianza de Unidad Ciudadana-Frente Neuquino por una máquina que había registrado algo distinto respecto de la voluntad del elector.
«El voto electrónico utiliza un hardware y un software que brinda una sola empresa (MSA) y no puede ser auditado. Se controla en una audiencia el de una sola máquina, pero no es suficiente para que eso garantice que todo el proceso funcione correctamente», apuntó Peressini.
Esta fue una crítica de las que formuló el observatorio electoral de la Universidad Nacional del Comahue este año. En su informe indicó que nunca accedió al código fuente, por ejemplo, que son las instrucciones que tiene la máquina para funcionar, cómo está programada.
«La empresa es la que controla todo el proceso, desde la emisión hasta el escrutinio provisorio. La justicia es un simple usuario, los partidos políticos, los votantes, todos son usuarios del sistema. Esa caja, que es la máquina, no se controla», había planteado Pablo Kogan, integrante del observatorio.
El diputado recogió ese informe y el que habían hecho desde Conicet en el 2017 para fundamentar su iniciativa, además de señalar los altos costos que tiene el sistema. «La boleta de papel es la más transparente: se tardará más en contar, pero garantiza que no haya ninguna intervención externa en el proceso», afirmó.
Aclaró que aún no sabe si tendrá apoyo entre los demás bloques porque los «sorprendió» con la presentación del proyecto. «Si tiene respaldo puede haber un tratamiento exprés para que salga antes de fin de año, si no, quedará para que alguien lo retome en la próxima gestión», evaluó.
«Estamos en un proceso de abordar las últimas propuestas y no quiero que me quede en el tintero», aseguró.
Las observaciones que hizo la UNCo
En el 65% de las mesas analizadas se presentó alguna persona que no sabía cómo votar con la máquina.
Solo un 25% comprobó que la opción elegida coincida con la impresa en la boleta y apenas el 5% lo verificó con el chip.
El observatorio nunca accedió al código fuente, que son las instrucciones que tiene la máquina para funcionar.
En Neuquén se tardó 1,9 minutos en votar en promedio, mientras que en Río Negro fue de 1,3 minutos, con papel.
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